Agustina Barroso, parte de la revolución
La tandilense se destacó en el Mundial femenino de fútbol. Integra un grupo que generó gran repercusión en el deporte de este país. Detalló aspectos de cada partido de Francia 2019 y reclamó por "estructuras formativas más completas".
El Mundial femenino es historia para el seleccionado argentino, cuya campaña generó una repercusión notable.
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Dos empates y una derrota ajustada fueron resultados alentadores para una disciplina que en este país les cerró las puertas a las mujeres durante mucho tiempo.
La tandilense Agustina Barroso es parte de la revolución generada por un grupo de jugadoras que se plantó con firmeza ante potencias a nivel internacional.
La marcadora central y sus compañeras ganaron mucho más que dos puntos. Obtuvieron un reconocimiento al que solamente se llega con valores que van más allá de un resultado. Y que, ojalá, derive en mejores condiciones para la disciplina que practican.
En su ciudad, Barroso desmenuzó lo ocurrido en Francia y se planteó nuevos objetivos.
-¿Pasó un torneo en el cual las cosas salieron mejor de lo que se esperaba?
-Creo que ni nosotras creíamos que íbamos a obtener esos resultados. Fue especial lo que logramos, por haber empatado dos partidos y por toda la repercusión que generó en los medios.
-¿En qué momento del debut con Japón te diste cuenta de que estaban bien?
-Nos costó al comienzo y después nos fuimos afirmando, creciendo a partir del orden. Durante el partido sentíamos que no íbamos a poder hacer un gol de contragolpe y que teníamos que dedicarnos a contener al rival.
Cuando agregaron cinco minutos más, parecía interminable. Fue un lindo desahogo el final.
-¿Con Inglaterra padecieron más el trámite?
-Es otro estilo de juego, son más rápidas y se imponen con el físico. Japón circula más la pelota, pero Inglaterra va directo y tiene mucha movilidad. Tampoco pudimos salir de contragolpe.
-¿El planteo de juego era lógico, teniendo en cuenta la diferencia de potencial?
-En esos partidos, lo más conveniente era jugar así. Sabíamos a quienes nos enfrentábamos. Plantearlo de otra manera te deja expuesta a recibir más goles. El cuerpo técnico lo decidió así y el grupo era consciente de lo que estaba haciendo.
-¿Ya con Escocia las aspiraciones eran otras?
-Estábamos ante la posibilidad de clasificarnos y salimos a ganar. Fue trabado, nosotras queríamos jugar con la pelota y estábamos imprecisas. En lo personal, no fue mi mejor partido, creo que los nervios me jugaron una mala pasada. En los anteriores, había estado mucho más segura.
-Para colmo, pegan un tiro en el travesaño y poco después reciben el gol.
-Tal cual. Tampoco Escocia elaboraba mucho, pero cometimos errores y ellas llegaron al gol. Nos hicieron el segundo al comienzo del segundo tiempo y parecía todo perdido, pero tuvimos esa remontada sobre el final.
-¿Las despierta el gol del 1-3? Hasta ahí, no habían mostrado demasiado.
-Sí, también los cambios. Mili Menéndez entró con otro aire y Dalila Ippolito encaró con decisión.
-¿Qué les dejó ese 3-3 final?
-Nos quedó eso de que se podía ganar y clasificarnos a octavos. Al mismo tiempo, no tenemos nada que reprocharnos, porque hicimos un papel muy bueno. Por otra parte, muchos creen que Escocia es un equipo fácil y no es así. Era un poco más accesible que los anteriores, pero también tiene gran poderío.
Diferencias de estructura
-Mucho se habla de la falta de apoyo al fútbol femenino. ¿La diferencia con otros países es que en Argentina faltan categorías formativas?
-Totalmente. No hay formación abajo. Hay muchas chicas que quieren jugar, pero hay pocas escuelitas y algunas deben dedicarse a otros deportes.
En otros países juegan ligas desde chicas, tienen otro roce, están todo el tiempo compitiendo. Entonces, cuando llegan a grandes, no sienten tanto esa diferencia.
-¿Te pasaba de chica esa falta de competencia?
-Sí, nosotras nos preparábamos para jugar los Torneos Juveniles Bonaerenses, esa era nuestra competencia. De más chica, jugaba en los torneos mixtos, ahí éramos tres nenas y el resto varones.
-¿Esa etapa te resultó útil para el futuro?
-Esa fue mi formación, me sirvió para tener roce y para ir creciendo. No estoy en contra de que al comienzo jueguen mixto, pero a cierta edad tienen que dividirse porque el crecimiento físico es diferente.
-¿Todo este impulso del fútbol femenino puede derivar en una mejoría en ese aspecto?
-Creo que sí. Lo nuestro fue un boom, por la repercusión que generó. Ojalá se aproveche en los clubes para armar estructuras formativas más completas.
La etapa dura
-Te tocaron todas con la selección. Hasta una etapa en la cual no hubo actividad a ese nivel. ¿Cómo lo vivían?
-En mi caso, con incertidumbre y ansiedad. Yo había estado convocada antes, pero no sabía si iban a volver a tenerme en cuenta. Entran dudas con respecto a si lo mejor es irte al exterior o quedarte acá.
Después llegó aquella situación del amistoso en Uruguay, que dormimos en un micro y derivó en un paro.
-Y estaba cerca la Copa América, para llegar al Mundial.
-Ahí nos llama Carlos Borrello, se arma el plantel una semana antes de ir a Chile. Haber superado esa situación fue otro logro para todo el grupo.
-Llega una derrota categórica con Chile y el Repechaje con Panamá.
-Perdimos mal, pero todo se da por algo. Contra Panamá fue mucha gente a vernos en cancha de Arsenal, se empezó a hablar de nosotras. Mi familia pudo verme por primera vez en vivo, ganamos por goleada y empezamos a generar una mayor repercusión.
El nuevo objetivo
Los Juegos Panamericanos de Lima, del 26 de julio al 11 de agosto, serán la próxima competencia del seleccionado femenino argentino de fútbol.
Barroso detalla que “probablemente haya convocatorias de más juveniles. En el Mundial éramos veintitrés jugadoras y ahora se reduce a dieciocho”.
Pero, como ha demostrado cada vez que se puso la camiseta albiceleste, “obviamente que quiero estar. Lo más lindo del fútbol es representar a Argentina”.