El mayor papelón del Turismo Carretera

Lo ocurrido el domingo en el autódromo de San Juan Villicum se transformó en el mayor papelón del TC. El llamado Desafío de las Estrellas cuenta con varias particularidades: no hay clasificación -se larga por sorteo- , no se disputan series -es una sola carrera a 35 vueltas-, y exige dos detenciones obligatorias para recargar combustible y cambiar neumáticos.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailTodos esos aditamentos la transforman en la carrera más singular e importante del año. Y como tal la encararon los 39 participantes.
Lo que nadie podía imaginar era el bochornoso final que tendría.
Quien ocupó el escalón más alto del podio, Valentín Aguirre, celebró como el que más, roció con champagne a todos, se abrazó con su equipo, acaparó cuanto micrófono había en el circuito… y finalmente se comprobó que todo había sido una farsa: tenía una vuelta menos.
Así, terminó ganando Gastón Mazzaccane, que arribado segundo.
Lo grave no es que lo privaron de un festejo especial (fue su primer triunfo) sino que en el último relanzamiento, cuando faltaba menos de una vuelta, casi pierde todo precisamente por intentar superar a quien nunca debió haberle ofrecido resistencia.
Y Alan Franco Ruggero -que tuvo el derecho de subir a festejar al podio como tercero- ni siquiera pudo gozar de esos minutos de alegría y de reconocimiento público.
Además del merecido tirón de oreja para quienes se encargan de fiscalizar y cronometrar, por supuesto, habrá que ver ahora qué ocurre con Aguirre y su equipo.
Haber actuado así a sabiendas, burlando a todos y aprovechándose de un error, merecería una muy dura sanción.
Al que es vivo hay que aplaudirlo.
Al que se pasa de vivo, denostarlo y castigarlo.