“En dos minutos, Menotti transmitía lo que a otros técnicos nos lleva tres días”
El entrenador marplatense recuerda al Flaco a días de su fallecimiento. Además, reconoce haber estado equivocado al no valorar a Bilardo y repasa el ascenso obtenido al frente de Santamarina en 2006.

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Por Fernando Izquierdo, de esta Redacción
fernandoizquierdo@hotmail.com
Mario Gambini se instaló en Tandil en 2006 para enderezar el camino de un desdibujado Santamarina en el Argentino B. Lideró un proceso que representó un giro de 180 grados que le valió al aurinegro no sólo paliar su crisis sino además conseguir un insospechado ascenso.
Una de las mayores inspiraciones de este verborrágico entrenador marplatense está vinculada a la idiosincrasia futbolística de César Luis Menotti, fallecido hace una semana y citado por “Gamba” de manera recurrente.
Convocado por El Eco de Tandil, Gambini comenzó volcando sus primeras sensaciones sobre el reciente deceso del DT campeón del mundo en 1978:
“Siento una gran tristeza, en estos días hablé con Ruben Rossi, que está en Ecuador como instructor de FIFA en fútbol infanto-juvenil y me dijo que me escribía porque estaba conmocionado y no podía hablar. Ruben es como un hijo de César. Soy de escribir poco en las redes, pero subí un posteo en el que puse: ‘Gracias por todo, Flaco, dale un abrazo al Diego’. Menotti fue muy generoso conmigo, te sentabas a comer con él y te hacía sentir uno más. Tuve la suerte de que fue a cenar a mi casa, en una reunión familiar. Lo querés escuchar toda la noche, estuvimos desde las 9 de la noche hasta las 5 de la mañana hablando, no quería que se fuera nunca”.
-Desde su fallecimiento, se ha valorado especialmente lo importante que fue en la revalorización del seleccionado nacional.
-Claro. Los jugadores no querían ir a la selección. El Flaco marcó un antes y un después. Sé que hay muchos buenos técnicos en Argentina y la mayoría son del interior, a los que AFA les da muy poca bola. En el ’74, el Flaco inició una revolución y comenzó a dignificar el fútbol y la profesión de técnicos, todos los entrenadores que llegaron después suyo lograron un contrato de cuatro años al frente del seleccionado, pudiendo desarrollar un trabajo como el que debían hacer. Se empezó a trabajar con tiempo, no poniendo un técnico una semana antes y armando el equipo arriba de un avión. Que Guardiola, el “as de espadas” del fútbol mundial, viaje a Argentina para hablar con César Luis Menotti no es un dato menor. No creo que haya un solo jugador que haya hablado mal de Menotti. Un día “Pipa” Higuaín (Jorge, exzaguero de River) me contó que un día casi se fue a las manos con el Flaco porque paró una práctica para decirle: “¿Cuándo va a empezar a jugar al fútbol”. Y al tiempo, “Pipa” me dijo: “Hoy, si me hablás mal del Flaco, te peleo”. Menotti tenía un poder de seducción muy grande, lo que le costaba dos minutos transmitirte, a los demás técnicos nos llevaba tres días. En dos minutos te sintetizaba todo. Además, era un tipo muy culto, le hablabas de lo que fuera y él tenía respuesta.
-¿Hubo un momento puntual o un equipo en particular que te indujo a pensar que se trataba de un “distinto”?
-El Huracán del ’73. Era un equipo al que daba gusto verlo jugar. Yo soy hincha de Racing y quería que gane Huracán. El Flaco insistía con que no hay que renunciar a la belleza. Decía: “¿¡Quién va a creer que no quiero ganar?! Pero no ganar de cualquier manera”. Jugar bien no es jugar lindo, sino reflejando en el partido lo que planificás en la semana. Muchos le criticaban el achique y un día le dije: “Vos no jugabas así en Huracán ni en el Mundial”. Y me lo explicó a su manera. El otro día, en el River-Boca, durante un contragolpe manejado por Echeverri, Rojo, un jugador de experiencia, en lugar de achicar y dejar a los rivales en off side, giró al revés. Algo inconcebible para un futbolista que ha estado en grandes equipos. Giró hacia adentro y retrocedió, dejando el lugar para que le den el pase a Borja. El Flaco me explicaba esas cosas, que a veces el jugador no entiende cuándo tiene que atacar a quien trae la pelota para que no pueda tener pase porque están todos sus compañeros en off side. Con el achique no tuvo una feliz tarea, quizá porque no se expresó lo suficiente o no lo entendieron, la sufrió con eso. Pero, después, vos veías jugar a un equipo de Menotti y pagabas la entrada con gusto.
-¿Qué cosas le “robaste” futbolísticamente?
-La idea. Una vez compartimos una reunión en la que podíamos hacerle preguntas y a mí se me ocurrió comentarle que tenía un amigo que, en el interior, con la idea futbolística de Menotti había conseguido 27 títulos en 33 años. Y le dije que le agradecía en nombre de mi amigo. El Flaco me respondió que a ese amigo lo conocemos sólo él y yo, sabiendo de inmediato que me refería a mí mismo. Una de las cosas que tomé es que en el fútbol hay cuatro acciones: defender, recuperar, gestar y definir. No existe el juego si no llevás adelante esas acciones. El Flaco decía: “¿Por qué quitarle al espectáculo la belleza? ¿Se piensan que quiero perder por mi intención de jugar bien?”. El que juega bien tiene más posibilidades de ganar que de perder.
-Un día, Menotti se acercó a Tandil a observar un partido del Grupo Universitario que usted dirigía.
-Él estaba en Necochea y vino a ver un partido contra El Linqueño, que era dirigido por Vicente Cayetano Rodríguez. Vino el canchero a decirme que afuera me estaban buscando y le dije que en la previa de los partidos no hablo con la prensa, que lo hago cuando termina, ganemos o perdamos. Me insistió para que salga. Cuando salí, me lo encontré al Flaco Menotti, fue una caricia al alma. Es muy especial que un tipo de su jerarquía te ponga a su altura y te trate como si fueras su par. Cuando vi las imágenes del velorio, con Fillol y Tapia llevando sus restos, no quise mirar más porque quiero quedar con la ilusión de que me lo voy a encontrar a la vuelta de la esquina algún día de éstos, o para tomar un café arriba de una nube.
-Parece innecesario un antagonismo tan pronunciado entre Menotti y Bilardo, siendo que desde sendas corrientes futbolísticas pueden extraerse conceptos positivos.
-Sí. Durante mucho tiempo, estuve equivocado. Estaba negado con Bilardo. Los dos tenían cosas buenas, cada uno con su estilo. A vos te puede gustar más un cantante y a mí, otro. Lo mismo con una señorita. También te lo puedo mencionar a Bielsa, un tipo respetado, nunca escuché a nadie hablar mal de él. Bilardo fue campeón y subcampeón del mundo. Pero, para Mario Gambini, el Flaco Menotti…es el Flaco Menotti. En general, en Argentina hubo muchísimos buenos técnicos. Como Griguol, que quizá no fue tan valorado como mereció habiendo hecho algo notable con Ferro. Hoy, tenemos a Simeone, Pochettino…técnicos desparramados por todo el mundo.
-¿Banca a Gustavo Costas, el actual entrenador de “su Racing”?
-Ja. ¿Podemos cambiar de tema? Extraño a Gago, no sé si te respondí…
Santamarina
-¿Cuán informado se mantiene sobre la actualidad de Santamarina?
-Lo sigo mucho porque, honestamente, me quedó un afecto muy grande por el club. El ascenso que logramos dejó muchas anécdotas, cosas lindas, va a ser difícil de olvidar. Tengo mi Facebook repleto de amigos de Tandil. Me duele que pierda Santamarina, hoy le toca estar en el Federal A, que es el campeonato más caro del fútbol argentino porque tenés mucho menos apoyo desde AFA y la televisión, además de viajes terroríficos. Y, cuando sos local, no sé si llegás a salvar los gastos.
-Una de las anécdotas fue que lo contrataron para conseguir la permanencia y el equipo terminó clasificando y ascendiendo.
-Cuando nos juntamos, “Chino” Cifuentes, presidente del club en ese momento, me preguntó cuánto quería ganar por los cuatro partidos si manteníamos la categoría. Y yo le repregunté cuánto me iban a pagar si clasificaba. Quería arreglar la cifra ahí mismo. De reojo, con la buena vista periférica que tengo por ser jugador de cartas, vi que otro dirigente le insistía para que arreglemos. Me dieron un adelanto que les había pedido, antes se arreglaba por un dinero en concepto de “prima”, ahora no podés pedir ni una sobrina, ja. Clasificamos y después eliminamos a Independiente de Neuquén, Deportivo Madryn, Nueve de Julio de Río Tercero y ascendimos contra Rivadavia de Lincoln. Hubo un gran rendimiento de muchos jugadores, de Diego Bucci nunca me voy a olvidar, cuando llegué era suplente. Le pregunté si tenía alguna lesión o qué y me dijo que no, que no jugaba sólo porque no lo ponían. Ese día le dije: “Llévese la camiseta a su casa porque el domingo es titular, el resto del equipo ya veré cómo lo armo”. Terminó siendo uno de los jugadores más importantes en el ascenso.