La caída en el Superclásico ante Boca caló hondo en el ánimo de River, que la pasó muy mal en La Bombonera y debió asistir a una fiesta ajena. Mientras el estadio estallaba en festejos desde los cuatro costados tras el pitazo final de Nicolás Ramírez, los futbolistas millonarios cruzaron el campo rumbo a vestuarios, cabizbajos y llenos de bronca, mientras los xeneizes celebraban de cara a su gente.

En ese momento de tensión, un joven filmaba con su celular la retirada de los jugadores visitantes, de espaldas a ellos pero utilizando la cámara frontal. Ese detalle no pasó inadvertido para Maximiliano Salas, quien perdió el control, corrió hacia el hombre y, sin mediar palabra, le aplicó una piña voladora, una suerte de coscorrón, que provocó que el agredido escapara sin darse vuelta ni oponer resistencia.

Más tarde se supo que la persona golpeada sería un colado sin relación con ninguna entidad oficial.

El episodio refleja el nivel de bronca que atraviesa al Mundo River tras la derrota en el Superclásico y deja una imagen que contrasta con la celebración que se vivía en el estadio, donde todo era euforia azul y oro.
 

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