Salud mental, la próxima pandemia
Frente a la invasión real del Covid-19 el ser humano está expuesto físicamente. Pero qué pasa con la salud mental de aquellos que no se contagiaron, los que sí enfermaron, los que perdieron un ser querido. El doctor Jorge Garaguso explica claramente lo que le está sucediendo a nuestra psiquis. Recaída en las adicciones. Síndrome de la cabaña. Home office. Empatía, solidaridad y el día después también son parte de esta interesante nota.
“El coronavirus se ha convertido en un drama que captura a gran parte del mundo tanto racional como emocionalmente. La pandemia amenaza, ataca, enferma y algunas veces mata. Así es la vivencia de la gente en estos días”, comienza explicando el psiquiatra Jorge Garaguso en una nota exclusiva para La Vidriera. “A pesar de que esta crisis ha sumido al mundo en la incertidumbre, las epidemias y las pandemias terminan en un lapso determinado. La situación es transitoria, tiene un inicio y un final”, continúa para hacer luego una cronología.
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“La primera semana fue una sorpresa entramos en desconcierto y cierto caos. Esto les pasaba a otros, a los chinos, italianos, españoles, pero de pronto el virus apareció como un cachetazo. La segunda semana llegó la consecuencia del día después-nos dimos cuenta de que lo que pase después de la cuarentena dependía de lo que hagamos hoy. En la tercera semana fuimos asimilando y aprendiendo y nos dimos cuenta que era fundamental cumplir las Indicaciones de los especialistas. Frente al miedo, ansiedad y angustia la información nos calmaba y la solidaridad nos tranquilizaba. Empezábamos a darle importancia a las redes sociales para permanecer conectados porque los vínculos eran amortiguadores del estrés que nos provocaba lo desconocido.Separados físicamente, la distancia nos acercó más que nunca y así fueron pasando las semanas”.
-¿Qué nos trajo la pandemia?
–Miedo, dolor y enormes costos sociales y económicos. También algunas oportunidades en la manera de vivir, vincularnos y trabajar. Debemos seguir avanzando con un ojo en el presente y el corto plazo y, el otro en el futuro.
-Recién hizo una cronología de lo que fue sucediendo. Mi primer recuerdo patente fue el enojo de los chinos en las celebraciones del Año Nuevo; pero, como digo siempre.. China quedaba lejos.
-Claro y emocionalmente apareció la negación y buscamos mantener las rutinas como si nada pasara. En la medida que la realidad se imponía apareció el miedo y el enojo producido por la pérdida de la rutina. Surge la incertidumbre, empezamos a sentirnos más vulnerables, asoma la tristeza por lo perdido y se inicia un proceso de aceptación. Entonces es normal sentir miedo, enojo, tristeza, rabia, angustia, impotencia y es importante nombrarlas y hablarlas, “compartirlas con otros”.
-¿Podemos hablar de un miedo “normal”?
-Sí, el miedo útil que nos lleva a conductas positivas, a cuidarnos, pero esto pasa a estar mal cuando nos paraliza, nos desorganiza y entramos en pánico o algún otro trastorno de ansiedad. De por sí la incertidumbre del hasta cuándo, del qué vamos a hacer y cuánto tiempo durará crea mucha ansiedad.
-De sus palabras se desprende que si bien el Covid-19 es una crisis de salud física, el impacto en la salud mental es significativo y puede ser grave.
-Hace unos pocos días, el 14 de mayo, la Organización Mundial de la Salud advirtió las consecuencias de las dificultades en salud mental y lo que va a generar en el futuro con un aumento de depresiones, trastornos de estrés post traumático, Burnout, duelos patológicos, aumento de suicidio, consumo de sustancias, alcohol, entre otras. Por lo cual la OMS señala no dejar de lado la atención psicológica. En ese sentido desde Ipsico actuamos rápidamente a través de un celular para contener y luego nos sumamos a la iniciativa de Salud Mental del Municipio procediendo en conjunto, para cubrir las necesidades de urgencia, psiquiátricas y psicológicas.
-Para la OMS ¿cuáles son los grupos de mayor riesgo en cuanto a salud mental?
-Agentes sanitarios por ansiedad y estrés. Niños y adolescentes que sufren violencia doméstica. Personas mayores y todos aquellos con enfermedades mentales preexistentes, que deben continuar con sus tratamientos para no agravarse. Estudios europeos nos alertan que el 47% de agentes sanitarios requirieron apoyo psicológico. En China el 50% sufre depresión, el 45% ansiedad, el 34% insomnio. En el Reino Unido aumentó el trastorno de estrés postraumático y depresión. Entonces dada la experiencia de otros países que sufrieron esta pandemia debemos prepararnos para los problemas de salud metal que surgirán inevitablemente y persistirán a lo largo del tiempo. Tras el confinamiento uno de los problemas más importantes va a ser la depresión asociada a la situación actual y la prevalencia del síndrome de Burnout y exacerbaciones de síntomas de TOC.
Resiliencia
-Está de moda el término…
-Que proviene de lo física y se refiere a objetos que se doblan bajo tensión sin romperse. Hoy se sabe que la resiliencia es un rasgo natural de los seres humanos asociado a la habilidad de enfrentar y manejar las situaciones de estrés a partir de la adversidad. Lo que vivimos hoy es adverso. El Covid-19 impuso a personas, sociedades, un desafío que nunca imaginamos, con un impacto sanitario, emocional, económico y social. Recordemos que cuando esto pase el ser humano –que es resiliente- podrá afrontar el sufrimiento, la incertidumbre, la ansiedad y la angustia. Nuestro cerebro logró adaptarse y hoy toma como normales muchas cuestiones que eran poco probables hace sólo días. El cerebro se adapta pero no lo hace “sin un costo” particularmente cuando no se atiende a las necesidades de la mente, y el costo será alto a corto mediano y largo plazo.
-Estamos atravesados por una montaña rusa de emociones. ¿A quién acudir en busca de soluciones?
-Para ello la neurociencia cognitiva y la psicología nos dan respuestas desde técnicas de afrontamiento que nos hacen ver que esto que nos pasa es una oportunidad y encontrar en la ella un sentido, un propósito. El disfrutar pequeñas cosas, mirar lo que ocurre con perspectiva, el mindfulness para aprender conscientemente a afrontar las situaciones y evitar la frustración y la meditación son algunas herramientas efectivas frente al estrés que hoy debemos enfrentar.
-¿La hiperinformación ayuda o va en contra de los adultos mayores que son los que más consumen diarios, radio y televisión
-Provoca ansiedad y estrés. La sobreexposición a noticias influyen en el bienestar emocional de las personas. Ya en febrero la OMS advirtió sobre “la infodemia”, también conocida como fake news, una práctica que consiste en difundir noticias falsas sobre la pandemia para que aumente el pánico en las sociedades, incrementa la sensación de riesgo y amplifica el estrés con secuelas que suelen persistir en el tiempo, más allá del brote. Una investigación realizada en la República Popular China (en una encuesta de más de 5000 jóvenes participantes) refleja que quienes usaron con mayor frecuencia las redes incrementaron la ansiedad y depresión Estas enfermedades, como el coronavirus, dan miedo, nos asustan porque son desconocidas y nos suele poner hipersensibles ante la nueva realidad. Está claro que aquellas personas con menos tolerancia a la incertidumbre sufren más de esta nueva amenaza viral. La sobredosis de información puede provocar además respuestas distorsionadas.
-¿A qué se refiere?
-Como la compra compulsiva de papel higiénico o alcohol en gel. En una sociedad como la de los Estados Unidos el miedo, llevó en ciertas zonas a que hubiese un aumento de la venta de armas de fuego. Por otro lado, lo importante de la comunicación para la exclusión del brote epidémico, por ejemplo el “quédate en casa” tuvo éxito total. Asimismo lo positivo del internet, en especial el uso del whatsapp permitió una comunicación directa con los familiares y amigos. Aunque es un medio de comunión de muchas fake news.
“Fragilidad física no es sinónimo de fragilidad mental”
-¿Cuáles son los síntomas que se experimentan derivados del distanciamiento social, del aislamiento
-El distanciamiento social se ha vuelto una situación estresante en sí frente a lo inesperado y a la incertidumbre de no saber hasta cuándo. En el principio paradójicamente genera cierta tranquilidad (se está haciendo algo para controlar la crisis) y la casa es un lugar de resguardo. Para los adultos mayores que viven en soledad, que el confinamiento se prolongue trae consecuencias psicológicas. Las salidas a hacer las compras, a tomar un café e ir al banco son la forma de socializar y de golpe se vieron limitadas.
-¿El confinamiento es parecido a vivir un duelo?
-Sí, ya que aunque sea algo transitorio, las personas atraviesan un proceso similar. En la primera etapa se enojan y hasta pueden deprimirse.
-¿El ser más débil por cuestiones de edad significa ser también débil con la salud mental?
-La fragilidad física no es sinónimo de fragilidad psíquica y debemos evitarla con llamados frecuentes de tal forma que se esté presente con los mayores. Jamás se debe perder el contacto, breves pero frecuentes. Hijos y nietos deben tomarse su tiempo para llamar a los abuelos, esto genera un impacto muy positivo. Yo personalmente, tomé conciencia que soy población de riesgo frente a esta pandemia. A la actitud de cuidado y afecto de mis hijos y nietos, recibí afecto de mis pacientes, con frases simples por redes sociales tales como “cuídese”, “guárdese”. Regalos que llegaban a mi casa, libros, chocolates y dulces.
Y le cuento una intimidad, como población de riesgo mi único fantasma, era morir en soledad. Sigmud Freud decía: “La meta de toda vida es la muerte”. No es el miedo a la muerte lo que nos desanima, sino el no poder estar acompañado por aquellos a los que en parte dieron sentido a nuestra vida. No somos meros individuos sino una red de contención emocional y racional que sufre los avatares de esta nueva realidad.
Volver a empezar
-Es una realidad, una certeza que mucha gente adulta y joven perdió o perderá su trabajo. Cierra la pyme o quiebra y el empresario y sus empleados están “out” ¿Cómo se aborda esto desde la psiquiatría?
-La realidad social y económica del país es algo a lo cual la psiquiatría no es ajena, al igual que cualquier otra profesión. La respuesta no es unidireccional, sino que debe estar planteada desde diversas aristas. Aunque la imagen como trabajador y su rol social forma parte de nuestra autoestima. También lo importante es la motivación al logro. Con esto quiero decir que se debe motivar a los jóvenes a salir adelante buscando en ellos su mejor versión, superando las dificultades del mundo en que vivimos. Aceptando sus limitaciones y profundizando y trabajando todas sus virtudes.
Uno se siente descolocado al perder su rol en el mercado laboral o ante la posibilidad de perderlo. Se dan reacciones y trastornos de ansiedad y el empeoramiento de estados de ánimos ya preexistentes. Reacciones intensas de ansiedad y depresión, como también abuso de sustancias. Se afecta la autoestima con una visión negativa del futuro. Y a esto hay que sumarle actualmente los impactos de la pandemia, por lo que es vital para las personas que están en estas situaciones acudir a un referente de la salud mental para que les ayude a encontrar nuevamente el camino.
Trabajar desde el hogar
-¿El home office provoca aislamiento?
-Trae aparejado nuevas cuestiones a tener en cuenta desde la salud metal. Esta modalidad hace que el espacio laboral y el de esparcimiento sea el mismo, en un contexto donde no es una opción salir a despejarse.
El estar en un mismo lugar donde se realiza las tareas es fuente de estrés al no estar acostumbrados. Cuando convergen en el mismo lugar no hay escapatoria, ni descanso. La situación empeora si hay que sumar las tareas de la casa y acompañar a los niños con sus tareas escolares.
La pandemia ha provocado un uso intensivo del home-office. El teletrabajo se posiciona como alternativa para no frenar las actividades y cuidar a los trabajadores. Este tema llegó para quedarse como una herramienta muy útil usada adecuadamente y en muchos países de América hay reglas claras al respecto. Se debe tener cuidado porque si no está regulado se pueden cometer abusos en los extensos horarios laborales o esconderse detrás malas conductas de trabajo.
El home office da una especie de rutina que permite estar en contacto con nuestros compañeros. La doctora Maria Cohut dice en un artículo para Medical News Today. “Cuando nos comunicamos con la gente, cara a cara, esto puede ayudar a hacernos más resistentes a los efectos del estrés a largo plazo”. Cohut expresa que apelar a nuestra naturaleza social, es la mejor forma de llevar adelante los aspectos psicológicos negativos como el estrés laboral y el envejecimiento
El aquí y ahora
-¿Qué es lo que más está viendo en los pacientes por estos días?
-En nuestros consultorios los trastornos de ansiedad, estrés y depresión se multiplicaron. Se han visto mayores dificultades de conciliar un buen descanso por las noches. EL 95% sufre problemas para conciliar el sueño. El insomnio es síntoma de una situación de angustia personal. Pero esta angustia es real y general.
-¿Por qué es bueno dormir bien?
-Como especialista en salud metal, no me canso de repetirlo. El dormir bien es fundamental para el buen funcionamiento del sistema inmune. En una nueva investigación, científicos de los Países Bajos y el Reino Unido han comparado los recuentos de glóbulos blancos de 15 hombres jóvenes y sanos en condiciones normales y en condiciones graves de privación del sueño. El doctor Ackerman, declaró que los granulocitos reaccionaron de inmediato ante el estrés físico de la pérdida de sueño. Las personas con rasgos fóbicos y los que sufren TOC tienen que incrementar las medidas de cuidado, esto será beneficioso porque estarán más protegidos, pero lo harán a expensas de un aumento muy significativo de los niveles de malestar.
-Aquellos que enfermaron y se curaron o han perdido un ser querido ¿podrán sufrir un estrés postraumático?
-El TEPT es un trastorno mental clasificado dentro del grupo de los relacionados con traumas y factores de estrés (DSM V). Se caracteriza por la aparición de síntomas específicos tras la exposición a un acontecimiento estresante, extremadamente traumático, que involucra un daño físico o es de naturaleza extraordinariamente amenazadora o catastrófica para el individuo Entonces, si tenemos en cuenta esta definición deberíamos pensar que hay una problemática. Un estudio británico asegura que el aislamiento superior a 10 días se condice con síntomas de trastorno de estrés post traumático, lo cual se espera que se observen más casos en septiembre. Algunos otros especialistas hablan de un aumento también de síntomas de estrés agudo.
-¿Cómo lo describe?
-Es un trastorno de ansiedad, a medio camino del TEPT, en el que la persona sufre, temporalmente, pero de forma aguda, un cuadro de ansiedad fisiológica, como respuesta a la experimentación de uno o varios sucesos altamente estresantes, donde se ha puesto en peligro la integridad física de uno mismo o de los demás.
Un ser humano más empático, compasivo y solidario
-¿Qué nos puede decir del síndrome de la cabaña?
-Aquí las personas experimentan miedos a salir de sus hogares, el encierro se transforma en una cotidianidad. Su origen de se remonta al siglo XX, su nombre inicial fue cabin fever y se refiere a épocas donde muchos colonos americanos debían pasar largas temporadas (en invierno) dentro de sus cabañas, experimentando síntomas depresivos, ansiosos y sensación de enjaulamiento.
Es un estado anímico, metal y emocional por pasar un tiempo en reclusión forzada, teniendo dificultades puntuales para poder salir y volver a un estado previo. Este miedo a salir es real, no tenemos una vacuna y al salir a las calles no sabemos si la persona que está cerca tiene el virus. Parte de la angustia que se percibe tiene que ver con el peligro real.
El Covid-19 es un fantasma que sobrevuela personalmente generando paranoia e hipocondría, que todos vamos a compartir. El temor y la desconfianza dificulta la readaptación con la vida exterior, ya que la casa se transforma en un nido protector, a veces funcional a los miedos de muchas personas. Lo recomendable es “salir de a poco a la calle”. Es un síndrome psicosocial que tiene que hallar un terreno fértil.
-¿Por ejemplo?
-En personas que tuvieron alguna fobia y recaída. La serie LOST trató el tema y uno de los capítulos se llama precisamente “Fiebre de la cabaña”. En contracara a este síndrome están quienes salen de sus casas, por saturación, a pesar del riesgo.
-¿El aislamiento puede provocar recaídas en las adicciones?
-Hay estudios que revelan que en la pandemia hay un aumento en el consumo de sustancias, especialmente de alcohol, al no poder acceder fácilmente a otras.
-Cuando todo esto pase ¿Tendremos actitudes diferentes hacia los otros, el medio ambiente, nuestro entorno, nosotros mismos o no habrá más cambios que los devenidos del estrés o alguna secuela de la enfermedad?
-Es una pregunta muy interesante, pero difícil de concluir en una sola respuesta. La realidad es que en el mundo han ocurrido muchas catástrofes que han marcado a la sociedad y a la forma de vincularse. En el último tiempo quedó claro cómo las dinámicas sociales han participado necesariamente en la revolución del rol de la mujer, la liberación sexual y la visibilizarían de las minorías antes relegadas, también se presume que las nuevas generaciones cuidarán más el medioambiente, que hoy está mejor porque el ser humano está recluido. Pero cómo impactará esta pandemia en la realidad cotidiana y el vínculo con los demás no sabemos, deberemos dejar nuestra ansiedad de lado para ver qué pasará. Se me ocurre que se va a parecer bastante a lo que éramos, puesto que sus habitantes son los mismos, sólo será mejor en la medida que cada persona -con sus valores y actitudes- se haga más empático, compasivo y solidario. Porque en medio de la pandemia, a diario nos encontramos valorando y deseando muchas cosas que hasta hace poco eran cotidianas y sentimos más hondamente cómo es vivir sin un abrazo, sin el afecto cercano de nuestros seres queridos, sin poder despedir a los que mueren. Ese anhelo puede producirnos dolor y tristeza. El dolor nos devuelve a las cosas que realmente son importantes, a través de un trabajo interior apasionante, arduo y constante El confinamiento, genera tensión, frustración, ansiedad que no son facilitadores de la sexualidad, menos abrazos, menos besos y en cambio más roces y discrepancias frente a cómo gestionar la cuarentena.
El 80% de las personas se habrá fortalecido y el resto habrán quedado cercados, pero se recomponen. Es evidente que con un buen tratamiento y el compromiso del paciente por estar mejor, todo es posible de superar