Qué pasa cuando se aceptan los términos y condiciones en una página de Internet

Todos estuvimos ahí: comenzamos a usar un servicio, nos pide que creemos una cuenta, nos permite que accedamos con los datos de inicio de otro servicio y vamos para adelante: al hacerlo, una ventana se abre y nos pide que aceptemos los términos y condiciones. No los leemos. Clickeamos “aceptar”. Y empezamos a usar eso a lo que estamos accediendo.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailEsto que hacemos todos los días tiene, sin embargo, un marco legal relativamente complejo. Abordarlo implica una introducción básica al derecho de los contratos, incluyendo conceptos apasionantes como los de pacta sunt servanda (en latín, “lo pactado obliga”, que hace referencia a que un contrato es ley entre partes) y la desigualdad contractual de los llamados contratos de adhesión. Es un paso necesario: desde ahí, podemos reflexionar sobre qué ganamos y qué perdemos con nuestra actitud displicente hacia los botones de “acepto” que cada 2 por 3 interrumpen nuestra navegación en internet o el uso de alguna app.
Contratos