Francisco Sola: “Algún día voy a ser intendente de Tandil”
Con un pie en La Plata, el Secretario del bloque del PRO se despide dispuesto a volver como intendente
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-Parece que es el chico del momento en la política tandilense.
-No sé, la verdad no sé por qué dice eso…
-Está en el centro de la escena. ¿Será porque es el más peronista de los macristas?
-(Carcajada) Ja, ja, ja. Eso sí. Claro.
-La gran Julio Elichiribehety, el más peronista de los radicales. ¿Lo sacó de él? Paga bien ese perfil.
-No, porque de hecho yo me considero peronista: mis primeros pasos fueron en la Macaya y aprendí muchísimo, escuchando. Luego fui al PRO porque creí que la propuesta de Mauricio era la más eficiente, pero, a ver: hacia adentro del partido siempre es complicado porque ser peronista significa tener cintura, pensar ante todo que los otros no son el enemigo. Y eso te da la oportunidad de poder hablar con quien sea.
-Es raro Cambiemos, ¿no? Fíjese, se habla de que usted se va La Plata y Ersinger hasta ahora, nada.
-Si él quiere, puede estar en los cargos políticos que quiera, pero él tiene la decisión de quedarse en Tandil.
-¿Está seguro?
-Creo que sí. Ya tiene 50 años, es concejal, quiere ser intendente de Tandil; irse genera otras consecuencias.
-Usted sí se va.
-Me voy. Sí o sí. Quiero ser político, quiero ser intendente de Tandil, gobernador, presidente del universo si es posible, ¿por qué? Porque el límite es una cosa intangible. Quiero formarme, empezar a mamar las cuestiones en Provincia, Nación. Tengo 23 años, no estoy casado y puedo irme a vivir a un sucucho, yo no tengo problemas con eso.
-Muy embalado.
-En abril renuncio al Concejo. No tengo un cargo, pero pongo fecha límite el 1 de abril. La verdad es que hoy en Tandil ni el mejor cargo de la administración me sirve, porque no lo hago por plata: hago todo por amor. Y para aprender.
-¿A qué puesto va?
-Estoy esperando un cargo en la Provincia muy importante, pero no importante por la altura política sino porque me permitiría estar ahí, aprendiendo.
-¿No es contradictorio ser joven y tan de derecha?
-No hay nada más revolucionario que estar en contra del poder y yo lo estuve desde los 12 años. ¡Ahora es momento de hacer! Además tengo mis ideales: se puede ser de derecha -como usted me dice- y tener ideales, no tenés por qué ser un frío empresario señor Burns que está en su mansión, no. Hoy no hay nada más revolucionario que ser del PRO, Mauricio es progresista.
-Vamos, Francisco. Hagamos una entrevista seria.
-¡Mauricio es progresista!, él, no el zurdaje que se dice progresista. Acá se hacen el lifting y se dicen progres y están a favor de Fidel Castro y de Maduro, ¡no pueden ser progresistas si dicen eso! Mauricio, en cambio, está apostando a la inclusión social. Y le digo más: para mí el macrismo no se va en 20 años.
-Hay quien dice que usted exagera con su antikirchnerismo. ¿Acaso el kirchnerismo no quedó atrás?
-¡Ojalá que no! Si el peronismo se renueva y el kirchnerismo duro queda atrás, va a ser bastante complicado para Mauricio; pero si en cambio sigue fuerte y haciendo escraches, insultando, la gente nos dará su voto. ¡Yo quiero que siga el kirchnerismo! Banco a la gente de La Cámpora, a Rogelio Iparraguirre, a Darío Méndez.
-¿Se lleva bien?
-Extraordinariamente bien. Me respetan y los respeto, porque son militantes de a pie, los ves, entienden la política. Severiano Mon es otro. Estamos en las antípodas, pero eso no significa que seamos enemigos.
-¿Tiene militantes el PRO en Tandil?, ¿o usted es el único?
-(Risas) Bueno, gracias. Hay muchos, muchísimos, gente que sale del trabajo a las 19, 20 y va a militar.
-“PRO” y “militancia” suena medio raro.
-Se dice “voluntariado”, ja, ja, ja. Fuera de broma, hay muchos y me encanta militar en el PRO porque hoy es el único partido que encarna las banderas de la justicia social, no el verso del kirchnerismo que se dicen nacionales y populares. ¡El kirchnerismo no es popular! Lo que hizo fue fanatizar a la parte más progresista de la clase media. Pero cuando murió Kirchner, la mucama no estaba llorando escondida de sus patrones, ¡no! Y no lo lloraron en las villas sino en la universidad, en Recoleta, los progresistas que van a escuchar jazz, esos.
-Con esas frases les va a dar la razón a los que lo critican por ser demasiado anti K.
-¡Pero es la verdad! ¡En el kirchnerismo hay más alfonsinismo que peronismo! Alfonsín cautivó a un sector progresista de la clase media y el kirchnerismo fue exactamente igual. ¿Dónde se generaron problemas, la grieta? En el seno de familias de clase media, no en la clase pobre, ni en las villas.
-La última elección mandó de nuevo a casa a varios políticos que habían llegado alto en la administración pública provincial y nacional. ¿No tiene miedo de que algún día le pase eso?
-Muchos se volvieron porque se aburguesaron y otros porque tomaron malas decisiones. ¿Miedo? Siempre hay. Pero yo proyecto una carrera de 40, 50 años. Dentro de 40 años voy a tener 63, o sea, tengo 40 años para crecer haciendo política. Me gustaría ser recordado como Pepe Mujica, que tenía su ideología pero predicó con el ejemplo, no se enriqueció. La gente humilde está reclamando eso. Que la gente que entre a la función pública salga como llegó.
-¿Va a seguir en contacto con la ciudad?
-Sí o sí. Jamás voy a dejar. Yo voy a ser intendente de Tandil.
-Qué convencimiento.
-La voy a pelear, voy a tratar. Tengo tiempo. En 20 años, ¿por qué no puedo ser el intendente más joven de Tandil? Ahora me voy a aprender y a crecer.
Mauricio, el primer progresista
Afecto a las definiciones contundentes, provocadoras, el estudiante de Relaciones Internacionales Francisco Sola no anda con vueltas a la hora de definirse como peronista y eternamente agradecido a sus inicios en el Centro de Estudios “Macaya”, al líder de ese espacio Roberto Mouillerón, a Beatriz Fernández y Carlino (Carlos Mansilla), “que me ha dado la oportunidad de crecer en muchas cosas. Yo tenía 16 años, no sabía ni quién era Scioli; iba a las reuniones y no entendía absolutamente nada. Aprendí escuchando a ellos”, dice.
El estilo de no guardarse ningún pensamiento políticamente incorrecto lo lleva al aún secretario de bloque del PRO en el Concejo Deliberante a decir -sin que se le mueva un pelo- que Miguel Lunghi “es el mejor intendente que tuvo Tandil. Lo creo en serio”, remarca, pero en realidad es un preludio para explicar cuál es el progresismo del PRO.
“Justicia social no es darle a todos lo mismo. Como la tarjeta PASE, una de las tantas mañas de Lunghi”, dijo.
-¿Qué problema hay con eso?
-Cuando le das un derecho genérico a toda la sociedad, beneficiás al rico y perjudicás al pobre. En la Universidad yo veo chicos que tienen un Mercedes Benz pero andan con la PASE para ahorrarse unos mangos. Al que tiene no lo podés subsidiar. Por eso insisto en que para mí el machismo, perdón, el PRO, no me gusta el término machismo, viene a cambiar la esencia de la política argentina porque nadie lo dice, pero ha podido separar en un buen porcentaje lo que es la ideología de la gestión eficiente. A la gente no le interesa la ideología, le interesa la cuestión económica y vivir mejor.
-¿Y eso significa que el PRO es popular?
-No, ¿el PRO es popular? No, no digo eso, el PRO es una persona de clase baja, media y alta que está buscando eficiencia, porque eso significa solucionarle los problemas a la gente. La decisión de Basavilbaso (titular de Anses) de poner a Pereyra Iraola -un técnico y no un político- en la Regional Tandil es un gran primer paso, meter gente preparada, idónea. En términos de política tradicional puede parecer un poco negativo, pero los kirchneristas que se decían nacionales y populares tenían al papá, a la esposa, al hermano en Anses y los veías tomando café en El Golden a las 10 de la mañana o rosqueando en otro bar. Durante cuatro años esos mismos te decían: ‘Nosotros tenemos el 54 por ciento, así que cerrá la boca’, ‘sos un pelot…’, ‘sos de derecha, nazi’ y por eso digo que el PRO es revolucionario, porque está acomodando un avión que se venía a pique y en cuatro, ocho años, vamos a empezar a ver los beneficios.