El horror y la salvación de Estela Cora
El valor de la palabra, por los periodista de El Eco.
Por Ana Pérez Porcio.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLa conocí una tarde oscura de mayo en la Unidad Penal 7 de Azul cuando fui a entrevistarla. Me encontré con una mujer menuda, tenía 42 años, pero aparentaba más, triste y quebrada. Vestía de oscuro, llevaba el cabello corto y zapatos chatos. Nos sentamos en un banco de madera contra la pared. Le di un abrazo porque me salió y al que casi no respondió. No me conocía ni tenía un por qué para abrazarme. Así fue como conocí a la mujer que se convertiría en el caso emblemático para Tandil por el que los medios dejarían de llamar crímenes pasionales a los ocurridos como producto de violencia doméstica tales como el sucedido que tuvo como fin salvar de un destino de horror y muerte a sus hijos.
El 17 de mayo de 1995, ya entrada la nochecita y luego de haber sufrido un episodio más de violencia sobre ella y su prole por parte de su marido Rubén Gonnet cuando éste tomó del cuello y alzó al menor de cuatro años hasta que el nene comenzó a ponerse azul, ella lo detuvo como pudo entre los gritos y el susto tremendo de los otros tres hijos que presenciaban y eran parte de los malos tratos de este hombre irascible cuya personalidad violenta se potenciaba con el consumo de alcohol.