La gran aventura de Elon
Se sentía incómodo con los medios de pago habituales. Entonces “simplemente” pensó en inventar uno accesible a la inmensa mayoría de las personas. Y creó Paypal, el sistema de pagos online más importante del mundo. Pensó como tantos otros que en algún momento los autos eléctricos reemplazarían a los actuales. Fue entonces que fundó Tesla Motors, siendo hoy la compañía líder en el rubro. En cuanto a los sistemas de transporte interciudades, pensó en una nueva manera de viajar de manera más rápida, cómoda y eficiente. Fue así entonces que diseñó el concepto de Hyperloop, una serie de tubos en cuyo interior viajarán cápsulas a más de 1.000 km/h. Ahora el mundo está detrás del desarrollo de Hyperloop. Y por supuesto, soñó con el espacio y en viajar algún día a Marte. Es así que no tuvo mejor idea que crear Space X en 2002, una compañía que a menos de diez años de ser fundada, ya estaba enviando cargas a la mismísima Estación Espacial Internacional. Es más, fue la primera en lograrlo. O en aterrizar por vez primera de manera absolutamente controlada un cohete descendiendo de los cielos. Por si fuera poco, dichos descensos los hizo tanto en tierra como en mar, sobre una barcaza, cobrando la admiración de su principal contratista, la NASA.
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Se trata del inigualable Elon Musk, un sudafricano que desde hace varios años se encuentra radicado en Estados Unidos de América. Un emprendedor, un soñador, un talento extraordinario. Hace muy pocos años contó al mundo su intención de abandonar la órbita terrestre para comenzar a enviar sus navíos al Dios de la Guerra, Marte. Fue entonces que comenzaron a observarlo mucho más de cerca. En este mismo espacio, hace tan solo unas semanas (16 de agosto), comentábamos sobre ello. Y como si los tiempos para Elon fuesen más cortos (¿o convendría decir más extensos?) que para el resto de los mortales, es que el martes 27 de septiembre pasado, en el 67 Congreso Internacional de Astronáutica desarrollado en Guadalajara, Méjico, pateó el tablero no solo sobre los programas espaciales actuales sino en especial sobre la misma ciencia y tecnología. ¿Cómo expresarlo? El protagonista de esta historia acaba de proponer diseñar, desarrollar e implementar la aventura más grande de la humanidad en su historia. Con total naturalidad, frente a las potencias espaciales mundiales, frente a las agencias estatales como la NASA, la Agencia Espacial Europea, la Rusa, la Japonesa, la China, Elon propuso el Sistema de Transporte Interplanetario. En pocas palabras, un programa no solo para que el hombre pueda hacer pie en Marte, sino colonizarlo en menos de un siglo.
A ver si somos claros. Una compañía privada a cargo de la conquista de otro planeta, sorteando de alguna manera a las agencias espaciales de las potencias mundiales. Si sentís perplejidad, no te asombres. Sos uno más entre millones. El creador de Space X propone comenzar la aventura humana más grande de todos los tiempos en dos años, 2018, momento en que lanzaría su primer navío automático no tripulado a suelo marciano con el fin de comenzar a desplegar una serie de hardware vital para las futuras misiones tripuladas. Cada dos años (por una cuestión de las posiciones relativas de la Tierra y Marte en el espacio) se haría uno de estos envíos, logrando dejar en el planeta vecino maquinaria de distinto tipo capaz de comenzar a “metabolizar” la atmósfera marciana para generar combustible para las naves como así también oxígeno, elemento vital para la vida humana. Aproximadamente en 2024 (¡dentro de 8 años!) despegaría la primera misión tripulada. Y así, a intervalos bianuales, nuevos contingentes comenzarían el más increíble de los viajes. Todos los que escuchamos su charla (claro está, se encuentra en internet) tuvimos una mezcla de asombro, perplejidad y también, confieso, incredulidad. Es que estamos hablando no solo de viajar a Marte en menos de una década, sino hacerlo a partir de una compañía privada y para que dichos viajes lo realicen de a decenas de personas.
En su exposición de más de una hora, Musk contó acerca de las naves que deben comenzar a ser diseñadas y construidas a fin de lograr semejante hazaña. Acompañó su locución con un video ilustrativo como para que vayamos “calentando motores”. Este audiovisual podés disfrutarlo en el código QR que adjuntamos en este artículo.
Quizás uno de los flancos débiles de la exposición haya sido no hacer mención alguna a todo lo referente al resguardo de la salud de los viajeros tanto en los viajes en sí mismos (Tierra-Marte- Tierra) como a la estadía marciana. Ocurre que en el espacio, sin la protección de la atmósfera terrestre, el cuerpo recibe una dosis de radiación significativa comparada con la existente en la Tierra. Si bien las naves están diseñadas para minimizar tal efecto, no se lo puede lograr por completo. Es así que las tripulaciones estarán expuestas a dosis importantes de radiación cósmica. Asimismo, ya en Marte, este efecto seguirá siendo importante. Resulta que Marte tiene atmósfera, pero la misma tiene una densidad de tan solo un uno por ciento (o menos) de la terrestre, lo cual hace que los rayos ultravioletas “esterilicen” en gran medida el rojizo suelo. Incluso cuando una periodista le consultó luego de su ponencia acerca de este tema, Musk literalmente lo minimizó, argumentando que se trata de un tema al cual le encontrarían la solución relativamente de forma sencilla. Otro de los factores que deben tenerse en cuenta es la débil gravedad marciana. Con tan solo aproximadamente un tercio de la existente en nuestro planeta, cabe preguntarse los efectos que causará en nuestros cuerpos las prolongadas estadías, todos ellos adaptados a otro esquema de fuerzas.
Tan ambicioso y extraordinario es el plan de Elon, como lo son sus resultados. Porque si bien todos seguimos estupefactos, también lo estuvimos cuando Space X logró llevar por vez primera una nave repleta de víveres y equipos a la Estación Espacial Internacional, o cuando luego de poner en órbita un satélite, su gran cohete Falcon 9 aterrizó de manera vertical en la mismísima plataforma de la cual minutos antes había despegado. Y ni hablar de cuando lo hizo en una barcaza en pleno océano Atlántico, dejando literalmente en ridículo a las más grandes agencias espaciales.
Una de las cuestiones más interesantes de esta historia es que en poco tiempo podremos comenzar a chequear cuán factible es, ya que en solo dos años tendría que estar despegando la cápsula Red Dragon en viaje a Marte. Será la primera de un gran tren espacial. De lograrlo, entonces la gran aventura de Elon habrá sido puesta en marcha. Y con ella, la más impresionante de las historias humanas.
Licenciado en economía de la Universidad de Buenos Aires y Doctor en Economía (Ph.D.) por la Universidad de Michigan (EE.UU.). Director del Instituto de Economía de la Unicen. Profesor full-time en la UTDT y director del Centro de Investigación en Finanzas (CIF) - UTDT.
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