Adultos mayores, los vulnerables del Covid-19
El titular de Cardioprev, doctor Juan Carlos Giménez desde hace décadas atiende pacientes de la tercera edad. No sólo cura sus males sino que los escucha con una paciencia de santo. Los ve solos sabiendo que tienen familia y trata de cambiarles esa situación, los contiene cuando pierden su cónyuge y les pone el oído cuando sabe que necesitan simplemente hablar. Atiende al mayor grupo de riesgo frente al Covid-19 aportando la experiencia de su profesión.
“Entiendo que decirle ´abuelo´ a una persona mayor es una forma de maltrato, aunque se diga sin mala intención”, nos dice el profesional que conoce más que bien cómo se siente ante el rótulo ese rango etario que no tiene nietos.
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-En su consulta ve muchos adultos mayores, el grupo vulnerable más significativo para el Covid-19 ¿Por qué son pacientes de riesgo?
-Se considera grupos de riesgo a aquellas personas mayores que padezcan enfermedades crónicas como la diabetes, hipertensión arterial, asma bronquial, obesidad inmunodeprimidos, cáncer, trasplantados entre otras. También la edad –mayores de 60 años- de por si constituye un motivo para ser considerado grupo de riesgo.
-El aislamiento social, una de las principales medidas para evitar el contagio pero podría tener consecuencias negativas. Si sale puede contagiarse y si se le aísla puede caer en una depresión. Consecuentemente ¿puede ser peor el remedio que la enfermedad?
-Creo que el aislamiento social o la “cuarentena” es una medida efectiva. Quizá para la gente menor de 60 años y que no estén en “grupo de riesgo” pueda modificarse y ya las autoridades sanitarias están estudiando la forma de que el aislamiento social no sea tan estricto como lo es actualmente, esto significa “flexibilizar” el aislamiento.
Pero para las personas mayores de 60 años y que están en “grupo de riesgo” sería difícil y peligroso para su salud concretar esta flexibilización o “atenuación”. Es muy cierto que pueden “caer en una depresión” pero serían peor las consecuencias si la persona se contagia
Repito entonces que por supuesto vemos las consecuencias negativas del aislamiento en adultos mayores y la más frecuente es la depresión. Muchos -previamente sanos- cayeron en cuadros depresivos y en los que ya los padecían se les agravó.
-¿Genera agotamiento psicológico este confinamiento?
-Se debe estar alerta en principio a este aspecto que genera la situación de pandemia y sobre todo no descuidar a nuestros familiares, es decir usar los recursos tecnológicos para acercarnos como video llamada, hablar a diario para saber cómo están, si necesitan algo y estar atentos a su voz y a su estado de ánimo. Y verlos con los cuidados pertinentes. No dejar que se sientan solos. Esto es algo nuevo y debemos adaptarnos para cuidarnos entre todos. Hacerlos sentir acompañados es fundamental, se sabe que se necesita mucho el contacto físico, abrazos, besos pero en este momento tenemos que reemplazar eso con atenciones y actos para mimarlos.
Entre el maltrato y el fatalismo
¿Le parece o no que llamar “abuelo” a la gente mayor –es muy frecuente en los medios- es estigmatizarla?
-Entiendo que decirle “abuelo” a una persona mayor es una forma de maltrato. Aunque no tengo duda que quien utilice esa palabra lo hace inocentemente y no tiene la mínima intención de efectuar un maltrato. Pero no debería usarla. “Es limitar a esa persona sólo a esa función, que ni siquiera sabemos si la tiene”. Hasta puede caber que decirle “abuelo” a una persona mayor es peyorativo. El “abuelazgo” es un rol social, es limitar a esa persona sólo a esa función, que ni siquiera sabemos si la tiene, es no entender la multidimensionalidad de las personas. Podemos llamarla señor, señora o por su nombre si lo sabemos. Yo particularmente trato de memorizar el nombre de pila, es decir el primer nombre. Hoy entendemos que la persona vive en un mundo más amplio. Entonces, seguir llamándolo así es limitarlo a un espacio privado. Además “abuelo o abuela” es un término insuficiente, que no representa a todas las personas mayores, sino sólo a quienes tienen esta relación de parentesco. Puede tener además connotaciones paternalistas.
-¿Cómo ve el tratamiento de la pandemia en los medios de comunicación? Si bien es inevitable dar las cifras de los fallecidos ¿cree que se hace uso y abuso? ¿Le parece que se busca dar un mensaje que no sea tan fatalista?
-Estar informados es importante pero no en exceso, es decir no es conveniente para su salud mental que pasen el día minuto a minuto escuchando y leyendo respecto a esto que nos está atravesando. Creo que la tarea de los medios de comunicación es excelente y necesaria para la sociedad. Después sin duda habrá medios que informen con un estilo sobrio y otros que quizá hagan uso y abuso de la información. Pero repito, en la medida que se pueda, los que rodean al adulto mayor deben “regular” o “dosificar” la cantidad de información que reciben y evitar aquellos medios que sean “fatalistas” porque de lo contrario será perjudicial para su salud.
“No deben dejarse los controles médicos”
-Cada paciente es un universo con su propia historia ¿Cuáles son esas historias que más se repiten en estos tiempos?
-Los años que me unen atendiéndolos me llevan a conocer el contexto familiar, luego con la pérdida de su pareja surgen muchas cosas, es ahí donde la relación establecida sirve para poder acompañarlos y escucharlos. Veo también muchos de ellos en la absoluta soledad en la consulta, sabiendo y conociendo que tienen familia directa no siempre son acompañados. En muchos casos les pido que sean acompañados por un familiar. Hay otros que quieren ser independientes y no quieren ayuda. Pero siempre debo tratar de escucharlos y aportar para equilibrar las situaciones que surgen
-¿Lo van a ver para que los escuche? ¿Le piden consejos? ¿Sugiere?
-La mayoría de las veces es por controles de salud simplemente, pero en la consulta siempre es importante escuchar, dedicarles tiempo y si requieren de algún consejo u opinión en lo que pueda colaborar siempre lo trato de hacer. También muchísimas veces acuden a la consulta porque necesitan “charlar”. Y si, nosotros debemos prestarle suma atención, atender sus problemas y sufrimientos, es mucho más fácil llegar a un diagnostico cuando se lo escucha con total tranquilidad y no rápidamente. A veces los detalles que nos cuentan los pacientes tienen mucha relevancia y no se deben subestimar.
-¿Las visitas al consultorio de este grupo etario continúa siendo la misma o hay quienes dejan los tratamientos y prefieren automedicarse? ¿Cómo se maneja usted en estos días?
-Las visitas han disminuido porque las personas mayores tienen miedo de salir y contagiarse. Sin embargo en todos los consultorios o centros de salud y diagnóstico se toman absolutamente todas las medidas de prevención y sanitizantes para evitar el contagio de Covid-19. Es importante recalcar que no deben dejar de hacerse los controles periódicos con su médico porque de no ser así se corre el riesgo de que las enfermedades que padecen progresen peligrosamente o se compliquen con otras enfermedades con el peligro que esto significa produciendo un daño aún mayor. Y jamás automedicarse porque con esto en la gran mayoría de los casos lo único que se logra es retrasar la consulta con el médico y que en ese espacio de tiempo que se perdió la enfermedad progrese y luego será mucho más dificultosa para tratarla.
Efectos colaterales…
-Cuando se habla de vejez la imagen es, por lo general, la del deterioro; sin embargo hay personas que están muy activas llenas de proyectos; otras en tanto tienen patologías de arrastre… pero ¿qué tiene que ver en esto la autoestima, la actitud?
-La gente envejece cuando se le arrugan los sueños, no el rostro, es importante estar activo, socializar, aprender cosas nuevas, incorporar tecnología, idiomas, actividad física. Si bien ahora estamos en un momento difícil, hay muchas actividades por zoom donde las personas pueden estar vinculadas y realizar todo tipo de cosas- Todo lo que nos hace sentir bien aumenta la autoestima, fomenta bienestar y buenos pensamientos, es fundamental sentirse útil.
-¿Qué se puede hacer por los adultos mayores que frente a la pandemia están como paralizados, muertos de miedo? ¿Cómo se los puede ayudar?
-Se los puede ayudar y mucho simplemente estando cerca de ellos el mayor tiempo posible. Parece fácil decirlo pero en la práctica cuesta llevarlo a cabo.
-Aquellos que se encuentran internados en hogares, que tienen autonomía, están muy al tanto de lo que está pasando y son conscientes de que nada pueden hacer ¡Quienes están a cargo de ellos pueden efectuar algo desde lo emocional?
-En los “hogares” las personas responsables o que están a cargo del cuidado de los adultos mayores están entrenadas en este sentido y sin ninguna duda hacen mucho por ellos. Pasan muchísimas horas y comparten muchas cosas con los adultos mayores. Se encariñan y los tratan como si fueran sus propios familiares. Y ese afecto es mutuo. Las personas “institucionalizadas” en este aspecto se sienten contenidas.
-¿Tiene alguna postura frente a las restricciones, a cualquier aspecto de esta cuarentena que se ha implementado? Porque al parecer -y me hago cargo de lo que digo- el encierro no parece dar buenos resultados.
-Como dije al principio cuando mencioné la depresión como consecuencia de la cuarentena prolongada, es cierto que el encierro tan prolongado sin duda produjo “efectos colaterales” en los adultos mayores. Creo que pensar en establecer una flexibilización de la cuarentena pese al “encierro” que supone y permitir algún tipo de “salidas” de los adultos mayores, tendría consecuencias negativas por el siempre latente riesgo de contagio.
-Respecto de los hogares, de los geriátricos ¿abandono o comodidad por parte de la familia? ¿Es la mejor elección?
-Existe un momento en el que los padres ya no pueden cuidarse por sí mismos y pasan a depender de los hijos y este hecho resulta crítico. Es doloroso y difícil para ambos.
En muchos casos, la institucionalización puede ser la mejor opción para el adulto mayor y para los familiares, pues ciertas patologías (enfermedades) requieren de cuidados especiales que no pueden brindarse en la casa. Por otra parte, quienes asisten por años a estas personas pueden verse dañados en su salud física y mental, sucumbir ante la sobrecarga y deteriorarse junto a su familiar.
Una mirada esperanzadora
-¿Qué son los trastornos cognitivos?
-El deterioro que se ha dado en llamar cognitivo es el envejecimiento (algo natural y normal con el paso de los años y que no significa enfermedad) pero sin embargo en algunas personas conlleva el mal funcionamiento de la memoria, tiene un efecto perjudicial porque hace que el paciente se “aísle” y que no quiera relacionarse con los demás entonces por ello se autoexcluye y aleja de todos y ello deriva en un círculo vicioso que lo lleva a sentirse aún más solo (cuando es el mismo adulto el que se aísla) y los perjudica notablemente.
-Qué tipo de actividad física es aconsejable para esta segmento etario?
-La actividad física aeróbica que es aquella donde el cuerpo se desplaza como caminar, correr, andar en bicicleta, bailar, etc. Y también aconsejamos los ejercicios donde se trabaja la fuerza, o el entrenamiento de la fuerza para combatir una enfermedad que antes no se conocía o se conocía poco y además no se la jerarquizaba como lo es la sarcopenia.
-¿Nos la explica?
-Es la debilidad muscular y la pérdida de fuerza. En nuestra ciudad existen excelentes gimnasios con profesores altamente capacitados para enseñar a practicar ese “entrenamiento de la fuerza” que redundará en muchos beneficios, mejoran la autoconfianza y la autoestima de estas personas. Además los hace más aptos para encarar la vida.
-¿Cerramos la nota?
-Con una frase que me parece motivadora de Juan Bautista Segonds: “sólo cambié mi actitud y todo cambió”. Es una mirada positiva para transitar esta etapa de la vida.