Alertan sobre el aumento de miopía infantil por el uso excesivo de pantallas
La oftalmóloga infantil Constanza Fabregat brindó pautas claras sobre el uso responsable de la tecnología y destacó la importancia de los controles oftalmológicos tempranos para prevenir patologías severas como el glaucoma, cataratas congénitas o el retinoblastoma.
En una era donde los dispositivos electrónicos se han convertido en el "chupete electrónico" para muchos niños, es crucial entender los riesgos y establecer límites claros. Así lo advirtió la doctora María Constanza Fabregat, oftalmóloga especializada en pediatría, durante su participación en el desayuno del programa Tandil Despierta, que se emite por Eco TV y Tandil FM 104.1.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLa especialista fue contundente con su primera recomendación: "De cero a dos años, los niños no tienen que usar dispositivos electrónicos. Cero dispositivos". A partir de esa edad, la exposición debe ser gradual y controlada: 20 minutos diarios a los 3 años, una hora entre los 4 y 5, y un máximo de dos horas a partir de los 6, siempre de forma espaciada.
"Los errores de hacer un mal uso de los dispositivos es que el chico se vuelve caprichoso, muchas veces agresivo, y tienen problemas de rendimiento escolar porque quedan hiperestimulados y no duermen bien", explicó la doctora.
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La importancia de la luz natural y los controles tempranos
Una de las revelaciones más importantes de la charla fue el rol del sol en la salud visual. "Se recomienda que los chicos hagan dos horas de actividad al aire libre. Eso ayuda a descomprimir y previene la miopía", afirmó Fabregat. Explicó que los rayos de sol, incluso en invierno, son fundamentales. "Está demostrado que un empleado que trabaja en una oficina que da a la ventana tiene menor riesgo de tener miopía que el que está adentro, sin sol", ejemplificó.
Más allá de las pantallas, la oftalmóloga hizo hincapié en la necesidad de cumplir con un cronograma de controles oftalmológicos desde el nacimiento, una práctica que, admitió, no es tan frecuente como las visitas al pediatra. Los controles recomendados son: al nacer, a los 6 meses, a los 18 meses, a los 3 y 5 años, y luego cada dos años.
"Estos controles son importantes porque hay patologías que se diagnostican de forma temprana, como un glaucoma o un retinoblastoma, que es un tumor maligno de la retina que, diagnosticado a tiempo, tiene excelente respuesta al tratamiento", subrayó.
Fabregat ofreció dos señales de alerta clave para los padres. "Si ven en las fotos que le sacan a los chicos un reflejo blanco en el ojo en vez de un reflejo rojo, consulten de forma urgente, porque lo más probable es que sea un retinoblastoma", advirtió. La otra señal es si notan que al niño "se le va el ojo para afuera de forma permanente".
El "ojo vago" y los nuevos tratamientos para la miopía
La doctora explicó que la falta de un diagnóstico a tiempo de problemas como el astigmatismo, el estrabismo o cataratas congénitas puede derivar en un "ojo vago" (ambliopía), una condición en la que el cerebro no aprende a ver correctamente con uno o ambos ojos y que, si no se trata en la infancia, es muy difícil de corregir en la adultez.
Respecto a la miopía, que se detecta cada vez a edades más tempranas, Fabregat trajo buenas noticias. "Lo que queremos prevenir son las complicaciones que tiene la miopía alta del adulto, como el glaucoma o el desprendimiento de retina", señaló. Para ello, existen tratamientos efectivos para detener su progresión en niños, como lentes de contacto especiales que se usan de noche, gotas de atropina muy diluidas o anteojos con tecnología de dispersión periférica.
Finalmente, la especialista recordó que síntomas como dolores de cabeza, timidez excesiva o dificultades de aprendizaje pueden estar vinculados a problemas visuales. "Dándole el anteojito, se solucionan todos sus problemas", concluyó, instando a los padres a no sentirse culpables si el diagnóstico llega un poco tarde, pero sí a tomar conciencia de la importancia de una consulta a tiempo.