En una entrevista con El Eco de Tandil, el empresario Marcelo Alonso, donante de dos de los monumentos que se inaugurarán por el Bicentenario de la ciudad, confió las razones y circunstancias que lo llevaron a colaborar con la propuesta impulsada por el Municipio. El titular de Distribuidora Gamma y Max Continental –firmas del rubro de la salud que desde Tandil operan en varias provincias- aportará el costo total del mástil y la Bandera Argentina que flameará a 42 metros de altura en el Parque Independencia, y del dinosaurio que ya se está instalando en el Parque del Origen.&nbsp;Hijo de un inmigrante español, es oriundo de Udaquiola (partido de Ayacucho), pero hace 32 años que vive en esta ciudad. Confeso enamorado y fanático de Tandil, se definió como apolítico y si bien es fluido su trato con gran parte del arco de la dirigencia local, también es cercana su relación con Miguel Lunghi, a quien conoce hace 25 años, desde la época en que el pediatra se hizo cargo de la Clínica Chacabuco.De profundos sentimientos por los símbolos patrios y defensor de los paseos verdes públicos, contó detalles del proceso que lo condujo a colaborar para que el Intendente pudiera concretar ambas iniciativas. Además, se refirió a la polémica que generó la instalación del mástil en el Parque y deseó que se superen las diferencias para celebrar los 200 años de “la ciudad más linda de la Argentina”.&nbsp;-¿Cómo surgió la idea de donar el mástil y la Bandera para el Bicentenario de la ciudad?-Yo soy hijo de un padre inmigrante. Mi padre llegó de España, a los 17 años, venía de Asturias, y como todos los inmigrantes con ilusiones de progresar, de hacer ‘la América’. Lamentablemente, no lo tengo conmigo, pero al igual que muchísimos inmigrantes, vi su ardua tarea para hacerse un lugar, en su caso en los almacenes de campo donde se inició, en Solanet y&nbsp; Udaquiola, en la zona cercana a Ayacucho.&nbsp;Esa lucha fue la epopeya de todas las colectividades de Tandil. En el Centenario, los italianos donaron la Portada del Parque y los españoles, el Castillo Morisco. Yo sentía que como hijo de un inmigrante español, en gratitud a todo lo que esta ciudad me dio, debía también hacer mi aporte. Hace cien años las colectividades estuvieron muy presentes festejando esa fecha en el Parque Independencia, que es un lugar de fuerte resonancia histórica, sobre todo desde que se erigió la estatua del fundador de la ciudad.&nbsp;En este sentido, fue algo impensado porque una tarde que nos juntamos a tomar unos mates, Miguel Lunghi me dijo que estaba pensando en algo para el Bicentenario que fuera un emblema de tan importante aniversario. Después de esa charla, vinieron otras, muchos intercambios de ideas y análisis desde distintos ángulos, hasta que la idea del emblema del mástil y la Bandera quedó como algo fuerte y sólido.&nbsp;La decisión llegó, pero había que llevarlo a cabo. Yo ya me había comprometido con la donación del gran dinosaurio para el Parque del Origen, que se va a inaugurar también en abril, pero sentía que faltaba algo más, algo más representativo de la fecha, algo más con mi identidad ‘de hijo de español inmigrante’, y algo que representara a Tandil y este importante aniversario.-Más allá del aporte económico, ¿se sintió atraído por el proyecto de instalar una Bandera que se aprecie desde distintos puntos de la ciudad?-Exacto. Yo creo mucho en los símbolos patrios, son muy importantes para un país, y eso se adquiere desde la infancia. Entonces, ahí empezamos a hablar con Miguel del mástil y la Bandera, que es una obra cara y laboriosa, porque lleva bastante proyecto e ingeniería, muchos cálculos y materiales bastante costosos. De modo que la primera razón de la donación fue la gratitud y el recuerdo de nuestros ancestros, a los padres y abuelos inmigrantes del siglo pasado que hicieron esta ciudad y otras, claro.-¿Y la segunda razón?-Si usted entra a la página web de mi empresa, verá el tópico de responsabilidad social empresaria. La política de nuestra empresa es ayudar al mantenimiento y la creación de nuevos espacios verdes y paseos públicos. La donación de los dinosaurios al Parque del Origen, un lugar que antes era un basurero y era un espacio perdido, refleja para mí esa respuesta al concepto. Y me siento feliz de haber contribuido en la recuperación de ese espacio a través de los dinosaurios y la parquización.&nbsp;Destaco especialmente el último dinosaurio, que es realmente una obra muy llamativa, extraordinariamente bien hecha, que doné por medio de mi empresa con total felicidad a la ciudad, trabajando codo a codo con el equipo de herreros y un ingeniero, y es el broche de oro para ese predio.&nbsp;Es algo que hago para la comunidad. Ese es uno de los fundamentos que yo les he transmitido a mis hijos. Creo profundamente en el sentido, la utilidad y los beneficios de los espacios y paseos públicos, de las plazas y los parques, como lugares de esparcimiento, vida sana, de encuentro y verdadera integración social, porque para mí eso también es la vida.&nbsp;La gente a veces dice que habiendo otras necesidades cómo se puede dedicar un dinero a estas cosas. Pues bien, con ese concepto, si ponemos por delante sólo a las necesidades básicas, que existen y deben ser resueltas, si pensamos sólo así, no habría orquestas filarmónicas en el mundo, no habría arte, no habría óperas ni museos, no habría literatura, no habría parques ni monumentos. Porque a nada de todo eso la especie humana se lo come o lo bebe, o es indispensable para vivir, pero sí son cosas muy importantes para vivir mejor, contribuir al bienestar y la felicidad, y cultivar el espíritu.&nbsp;Para realizar estas cosas, yo creo mucho en la interacción entre el Estado y la actividad privada; para poder hacer cosas que a veces el Estado no tiene, o no puede distraer el dinero para hacerlas, ya que tiene otras urgencias. En este caso, por ejemplo, Lunghi quería realizar el emblema de la Bandera, pero no podía hacerla con el presupuesto municipal. En algunos casos el Estado no puede hacer algún determinado proyecto, pero se puede articular con la actividad privada, y en conjunto, se puede hacer.-Es decir que primero vino el proyecto del dinosaurio gigante y después surgió la idea de la Bandera…-Sí, correcto. El dinosaurio era para completar el Parque del Origen, que antes era un predio que se inundaba y un depósito de basura, y ahora es un lugar de disfrute y de fotos.&nbsp;Antes, hablaba de los símbolos y de lo poco acostumbrados que estamos a verlos y usarlos. Como dije antes, soy un convencido de que a la Argentina le hace falta el culto a los símbolos patrios. Nosotros cantamos el Himno y compramos banderas para los&nbsp;mundiales, pero como sociedad... creo que necesitamos más Himno, más Aurora, más Marcha de San Lorenzo, más banderas y más escarapelas. Tenemos que recuperar el nacionalismo.&nbsp;Haga este ejercicio: mire una película norteamericana, japonesa, australiana, canadiense, verá que están la bandera y los símbolos del país presentes, a flor de piel. Por mi trabajo he viajado mucho y siempre hay una bandera del país que me recibe, en capitales grandes, en ciudades más chicas. Nosotros no cantamos nuestro Himno con la convicción y frecuencia que se merece, ni usamos escarapela, ni miramos nuestra Bandera. Por eso creo que como símbolo del Bicentenario, el mástil y la Bandera serán algo maravilloso.&nbsp;Cuando surgió la idea, llegó la pregunta sobre dónde colocarlo. Yo no puedo hablar de eso porque no lo sé, no conozco del tema, sólo le aseguré a Lunghi que mi empresa iba a donar la obra, cuando ya había hecho mi contribución importante con el dinosaurio. La búsqueda del lugar les llevó -a los equipos del Municipio- bastante tiempo, debate y análisis. Dejando de lado este tema del lugar, con el emblema en sí, sentí que lo quería hacer porque adoro Tandil. Soy un fanático de esta ciudad. Y si Dios me dio la posibilidad de recrear el legado de compromiso de nuestros inmigrantes, hasta sentía casi el deber moral de donar la Bandera y el mástil, pues para mí es un honor en memoria de mi padre y de todos los inmigrantes, y por algo en este momento histórico estoy aquí y puedo llevarlo a cabo.. ¡El destino me puso acá! Es mi forma de entender el sentido de responsabilidad social empresaria y el amor por nuestra ciudad. Es un orgullo para mí.El debate-¿Qué opina de las voces disidentes y los cuestionamientos respecto al lugar elegido para colocar el mástil?-Me da pena el debate que se ha generado por el tema del lugar. Yo entiendo que puede haber miradas diversas, es lógico y comprensible; seguramente hay cientos de opiniones, y muchas, aún distintas entre sí; seguramente tendrán cada una su grado de razón. Pero le voy a decir algo: casi siempre, los lugares donde se emplazan estos monumentos traen tensiones y una discusión, que es lógica y entendible.&nbsp;Conozco mucho de la historia del arquitecto Eduardo Catalano, un argentino genial que donó la escultura de la flor que está en La Plaza de las Naciones Unidas, en CABA. Es una escultura de una belleza extraordinaria, la Floralis Genérica, de acero y aluminio, considerada una obra ambiental que está dedicada a todas las flores del mundo. Catalano es un profesional que vive en Estados Unidos, al que le fue muy bien profesionalmente, y es un arquitecto de renombre mundial. Él quería donar algo a la Ciudad de Buenos Aires y se le ocurrió diseñar la flor que se abre y se cierra, es preciosa, además única en su tipo en el mundo, una obra de arte con todas las letras.&nbsp;Al donarla, Catalano sólo sugirió algunos lugares donde emplazarla, para que el gobierno de la Ciudad buscara el lugar apropiado de acuerdo a su criterio. Le dijo al gobierno que él lógicamente no podía decir dónde colocar la escultura, pero sí les indicó algunas áreas donde la flor mejor maridaría con el paisaje. Y cuando el gobierno decidió instalarla en esa plaza en el barrio de Recoleta, hubo varios políticos y algunas agrupaciones de vecinos que no estuvieron de acuerdo, porque como el lugar es plano y verde, opinaban que esa obra metálica iba a obstaculizar la visión, cambiaba la fisonomía del paisaje, o producía contaminación visual. Se desató un debate fuerte, con miradas distintas y todas atendibles.&nbsp;Finalmente, la escultura se instaló y vista a la distancia del tiempo, quedó muy bien en el lugar donde está, y no hay quien pase por allí y no se haga una foto con la escultura de Catalano. Gente de todo el mundo, en especial la que admira el arte en los espacios verdes, va a apreciar la Floralis Genérica, una obra espectacular que aportó belleza a la ya&nbsp;belleza natural del lugar.&nbsp;Entiendo, entonces, que haya personas que no les guste que el mástil y la Bandera vayan a estar en el Parque; pero humildemente, aunque con mucha convicción, tengo la impresión y la esperanza de que aquí va a pasar lo mismo que con la flor de Catalano. El sentido de la Bandera será tan fuerte que tengo la esperanza y el profundo deseo de que deje las diferencias en un segundo plano. La Bandera se verá, sobre todo, desde la distancia, desde la lejanía del Parque, ya que en el lugar&nbsp;hay que levantar muchísimo la vista para que te corte la visión, pues estará a 42 metros altura, que son 12 pisos de alto. En suma, la obra me parece muy representativa del Bicentenario, con un sentir nacional, y me encantaría que todos los políticos, las instituciones y los vecinos estén el 4 de abril en el Parque o mirando a la distancia, para compartir con un abrazo la emoción de nuestra Bandera flameando en el mirador de la ciudad. Ojalá nos unamos todos ese día. ¡Es el aniversario de Tandil! Son los 200 años. Lo festejamos en democracia, en la ciudad intermedia más linda de Argentina,&nbsp;¡es muy fuerte!777777secundaria//////“Nos recibimos de amigos&nbsp;después de 15 años”En otro tramo de la charla, Marcelo Alonso definió su relación con el intendente Lunghi y dio algunos detalles más de las obras donadas para conmemorar el Bicentenario de Tandil.&nbsp;-¿Donó la totalidad del monto estipulado para el dinosaurio&nbsp;y la Bandera?&nbsp;-Sí, mi empresa donó la totalidad de ambas cosas, en lo concerniente al monumento u objeto completo. Debo mencionar también que otra empresa y algunas personas contribuyeron con la base y el emplazamiento, y que la logística estuvo a cargo del Municipio.-¿Qué tiene que ver el dinosaurio gigante con el Bicentenario?-La verdad es que el dinosaurio tiene que ver con el Parque del Origen, no con el Bicentenario. Hemos aportado a este parque varios de los dinosaurios en distintas etapas y este nuevo ‘integrante’ me parece muy bueno, será una atracción más y corona la belleza de este paseo, totalmente recuperado. La inauguración y conclusión de dicha obra justo coincide con el Bicentenario. No está pensado por el Bicentenario.-¿Usted es amigo del intendente Lunghi?-Conozco a Miguel Lunghi hace unos 25 años, y he tenido muchísimo trato a lo largo del tiempo, que cada vez fue más y más frecuente con el tiempo. Nos tratamos muchos años de ‘usted’, y hace unos 10 años que somos amigos, fue cuando empezamos a tutearnos, diríamos que ‘nos recibimos’ de amigos después de 15 años de mucho trato y trabajo compartido. Cultivamos lo que terminó siendo una gran amistad, a lo largo de 25 años. Los amigos se cultivan a lo largo del tiempo. Descreo de las amistades rápidas.-En varias ocasiones mencionó el legado de su padre, ¿qué pensaría él de todo esto?-Creo que sentiría el mismo orgullo que yo y esto es algo que sólo lo puede entender un hijo de inmigrante. Ser inmigrante es algo muy fuerte, que marca la vida del protagonista, de&nbsp;toda su familia, y en muchos casos, de sus generaciones futuras. En mi caso, este aporte al patrimonio de la ciudad es devolverle un poquito de lo que uno hizo a la tierra que me cobijó y me dio un lugar y una nueva noción de patria para vivir.

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“Como hijo de un inmigrante español quise devolver un poco de lo que Tandil me dio”