La escultora Mariana Debaz asumió el desafío de restaurar las obras mutiladas del Jardín de la Paz
La artista presentó un proyecto que tuvo eco en la Subsecretaría de Cultura y Educación del Municipio. En su taller, trabaja en cuatro piezas de la hermosa plaza ubicada al pie del Parque Independencia. Uno de los principales desafíos es la falta de documentación sobre las esculturas que datarían de 1940. El complejo proceso en palabras de la artista.
“Tinta” ingresó enérgica al taller, inquieta, como si su misión fuera custodiar las esculturas de cemento, aún mutiladas, pero en proceso de restauración. Tras un par de ladridos amistosos, regresó al patio. En la última dependencia de su casa emplazada sobre la avenida de Los Tilos trabaja la escultora Mariana Debaz, ataviada con su delantal verde musgo y guantes de látex. Con delicadeza y sapiencia, está dedicada a la puesta en valor de las primeras cuatro piezas del Jardín de la Paz.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl diagnóstico es atroz. A todas las esculturas les falta, al menos, un brazo; otras no tienen la cabeza y en el fragor de las batallas libradas en el espacio público, una de las más grandes perdió el ave que sostenía en su mano elevada. Las ruinosas imágenes imprimen un halo de melancolía en el ambiente que enseguida barre la mano precisa, de movimientos quirúrgicos, que ofrece la artista. Hay esperanza de volver a ver a las alegorías de pie, en todo su esplendor, en ese reducto recoleto e intimista donado por las colectividades en ocasión del centenario de Tandil.