Los hijos de los fundadores de la Unicen y sus recuerdos de la "cocina" de un sueño que cambió a Tandil
María Marta Serrano, hija de "Paco" Serrano, y Alejandro Arhex, hijo de Elsa "Joyi" Zubillaga, compartieron en Tandil Despierta anécdotas íntimas de los años fundacionales de la Universidad, una época marcada por el idealismo, el sacrificio personal y el liderazgo visionario de Osvaldo Zarini.
La historia de la Universidad Nacional del Centro es, en gran medida, la historia de un grupo de soñadores que, con más voluntad que recursos, sentaron las bases de una institución que transformaría para siempre a Tandil. Este viernes, dos testigos privilegiados de esa gesta, María Marta Serrano, hija del recordado Profesor Francisco "Paco" Serrano, y Alejandro Arhex, hijo de la profesora Elsa "Joyi" Zubillaga de Arhex, compartieron sus recuerdos más entrañables en el desayuno del programa Tandil Despierta, emitido por Eco TV y Tandil FM 104.1.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailAmbos, hijos de figuras centrales de la Comisión Fundadora Pro-Estudios Universitarios, ofrecieron una mirada íntima a la "cocina" de aquellos primeros años, un tiempo donde la pasión por la educación se imponía a cualquier obstáculo.
“Mi papá hacía dos horas que estaba encerrado en un aula, llorando”
"Tuve el privilegio de acompañar a mi papá de chica", comenzó María Marta, transportando a la audiencia a la primera sede de la Facultad de Veterinaria en una casona de la calle Pinto. Con la inocencia de sus cinco años, recorría las aulas donde los estudiantes, con guardapolvos blancos, trabajaban con conejos y ratones enjaulados.
Puede interesarte
Más tarde, el emblemático Palace Hotel se convirtió en su segundo hogar. "Yo iba a hacer los deberes ahí", recordó, describiendo un edificio que se habilitaba por partes, a medida que los escasos fondos lo permitían. Fue testigo de las discusiones familiares, como cuando su madre le recriminaba a "Paco" por el esfuerzo económico que significaba el proyecto. "Mi mamá le decía: 'Paco, trabajás, das clase a la mañana, a la tarde, a la noche, y después ponés plata ahí'", relató.
El motor de todo era el liderazgo y la visión de Osvaldo Zarini. "Lo hacemos porque Osvaldo es lo que nos pide", era la respuesta de su padre. Zarini, recordado como un "líder impresionante", llegó a hipotecar su propia casa para sostener el sueño. Su fallecimiento fue un golpe devastador. "Cuando falleció Osvaldo, que era el mejor amigo de mi papá, la llaman a mi mamá porque mi papá hacía dos horas que estaba encerrado en un aula, llorando, bajo llave. Yo creo que eso impulsó mucho más a ese grupo fundacional a seguir", confesó María Marta.
“Mi mamá daba clases ad honorem”
Alejandro Arhex, por su parte, evocó el epicentro de aquel grupo de visionarios: la Escuela Normal. "Era todo esa convivencia con la misma gente. Yo era el hijo de Joyi", contó, reflejando el fuerte sentido de comunidad que existía entre los profesores como Elsa Marelli, Marta Argúas y su propia madre, quien además de poner dinero, dedicaba su tiempo como ayudante de cátedra ad honorem.
El objetivo principal de estos pioneros era claro: crear una universidad de calidad para que "los chicos de Tandil no se fueran". Querían evitar la fuga de talentos a La Plata o Buenos Aires y, a su vez, generar un polo de desarrollo que ofreciera oportunidades a quienes no podían costearse estudios en otra ciudad.
Arhex también recordó la compra del campus, cuando era "un pedazo de campo con la casa vieja", y la increíble visión de futuro que tuvo aquel grupo al imaginar el desarrollo que hoy es una realidad integrada a la ciudad.
La nacionalización y el rol del Dr. Cruz
Ambos coincidieron en que el proyecto original de una universidad privada era insostenible. El fallecimiento de Zarini aceleró la necesidad de un cambio. Fue entonces cuando surgió la figura del Dr. Carlos Cruz, a quien fueron a buscar a Buenos Aires para que liderara la institución. "Cruz compra este desafío y se viene a vivir solo acá. Con su capacidad y sus relaciones, creo que de eso surge la nacionalización", relató Arhex, destacando el papel crucial de Cruz en la consolidación definitiva de la Unicen.
"Paco" Serrano, según su hija, trabajó en la universidad hasta los 80 años. Para él, fue su vida. La única época en que sufrió profundamente fue durante la dictadura militar, cuando fue apartado de la institución. "Para él fue terrible. Gracias a Juan Carlos Pugliese padre, él se reintegra en democracia", recordó María Marta, subrayando un gesto de grandeza política por encima de las diferencias partidarias.
El desayuno se convirtió así en un emotivo homenaje a una generación que, con sacrificio y un idealismo inquebrantable, no solo fundó una universidad, sino que moldeó el futuro de toda una región. Un legado que, como bien señalaron los invitados, quizás no todos los tandilenses conocen en profundidad, pero que vive en cada rincón del campus y en cada profesional que egresa de sus aulas.