Una abogada tandilense asumió como jueza Nacional de Primera Instancia del Trabajo
La letrada María Romina Becchi, de amplia trayectoria en el fuero, fue elegida por el Consejo de la Magistratura tras un extenso proceso de selección. Encabeza el juzgado Laboral 1, el más antiguo. “Siempre quise ser juez, era un sueño”, sostuvo la flamante magistrada nacida y criada en Tandil. Además del importante cargo, que consiguió con mucho esfuerzo, es madre de dos niños pequeños.
La abogada María Romina Becchi –nacida y criada en Tandil- asumió como jueza Nacional de Primera Instancia del Trabajo, a cargo del Juzgado Laboral 1, radicado en Capital Federal. Con 45 años, cumplió su sueño, ese que comenzó a gestar cuando se fue a estudiar la carrera de Derecho en la Universidad de Buenos Aires. El camino, que le demandó gran esfuerzo y enorme dedicación, lo inició como meritoria, a poco de arrancar las cursadas.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailEn una entrevista con El Eco de Tandil, la flamante magistrada contó que “era un deseo, un objetivo. El plan lo llevé adelante y por suerte, lo pude concretar. Siempre tuve esa idea”, dijo y reflexionó sobre el esfuerzo, la dedicación, las horas de estudio, además del apoyo que recibió de sus padres Virginia y Nacho.
Tras recordar sus pasos iniciales y los objetivos que fue cumpliendo en Buenos Aires, confió que se imagina otra vez viviendo en Tandil –“mi lugar”-, cuando se retire. Hoy, esos planes están lejos, ya que además de jueza, está casada con Juan Manuel Lorenzo y ambos son padres de Julieta de 7 años, y Tomás, de 9.
La ceremonia de asunción tuvo lugar el lunes 26 de septiembre, en la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo que está integrada por diez salas -tribunales colegiados- y 80 juzgados. “Yo fui al 1, que es el juzgado más viejo de todo el fuero”, contó la abogada y citó que fue designada por el Decreto 61.922 del Poder Ejecutivo.
La doctora Becchi atravesó un concurso de antecedentes y oposición que se extendió unos seis años, a través del proceso de selección que realizó el Consejo de la Magistratura. Mientras tanto, el juzgado fue subrogado por distintos magistrados, cada uno con su impronta, lo que impedía que primara un criterio estable tanto para los justiciables como para los empleados. “Eso desestabiliza bastante el trabajo, porque no tienen una guía o pauta para seguir”, explicó y agregó que “ralentiza muchísimo”, ya que “los procesos se terminan más lentos en el tiempo. Si bien los procesos laborales son lentos porque siempre hay mucha producción de prueba y varias instancias, eso ralentiza el servicio de justicia”.
Todo por hacer
A partir del cargo, la flamante magistrada deberá intervenir en conflictos individuales y colectivos de derecho del trabajo, con amplia competencia en conflictos de trabajadores y empleadores del ámbito de la Capital Federal, pero además actúa como alzada en Tribunal Doméstico y del Estatuto del Periodista.
Cabe destacar que el 90 por ciento de las empresas tiene el domicilio oficial constituido en Capital, entonces esa situación atrae la competencia al fuero Nacional del Trabajo. Por otro lado, si el trabajador presta servicios en Capital, más allá de que el domicilio legal de la firma se encuentre en otro distrito, también asume la competencia.
Como ejemplo, indicó que todos los juicios a entidades públicas como Pami, Anses, AFIP, siempre en el marco de una relación laboral de la cual se excluye el empleo público, es competencia del juzgado nacional. “Hoy en trámite en el juzgado, cuando asumí, hay más de 3.500 causas en trámite”, precisó.
En paralelo, resaltó que “por suerte, el equipo de trabajo es bastante joven, pero está todo por hacer y por formar”. Trece personas trabajan en el juzgado a su cargo, un número siempre escaso teniendo en cuenta la cantidad de causas.
En este momento, el equipo combina el trabajo presencial y remoto. “Lo vamos manejando y por suerte, por ahora, lo puede manejar cada juzgado porque al adoptar la virtualidad durante la pandemia, lo que pasó fue que saltó a la vista que hay falta de equipamiento, no hay internet en todos los despachos ni en todas las máquinas, por lo tanto todas las audiencias y lo que se tiene que hacer por Zoom, a veces es más fácil para los empleados hacerlo desde la casa, trabajar remoto, para no paralizar los juicios, antes que hacerlo presencial”, describió.
En cuanto a las tecnologías, consideró que desde la pandemia se avanzó en la digitalización, pero el equipamiento resulta antiguo y no permite cargar programas e incluso, conectarse a internet.
En tanto, destacó que “durante la pandemia, aunque la Justicia no esté bien vista, hubo mucha buena voluntad de trabajar con lo que había, porque no están las herramientas necesarias, ni los ambientes, ni los espacios, para trabajar”.
Sólida formación, desde estas sierras
María Romina Becchi estudió en el colegio Sagrada Familia Tandil y egresó en 1995, con el título de bachiller, en la agrupación Detrakada’s. Con 18 años, se radicó en Buenos Aires para cursar Derecho. Luego, siguió la especialización en Derecho Laboral en la UBA, la diplomatura en la Universidad Austral y el doctorado en la UMSA (Universidad de Museo Social Argentina).
En paralelo, en 1996 ingresó al Poder Judicial a trabajar como meritoria, mientras estudiaba los primeros años de la carrera de grado. Hizo toda su experiencia en el fuero laboral. “Entré ahí y me fue atrapando”, relató.
Desde chica fue una estudiante aplicada, muy responsable y de excelente diálogo. “Siempre me gustó la carrera judicial, siempre quise ser juez, era como un objetivo, tenía un sueño. Ahora, que fuera dentro del marco laboral, me fue atrapando la situación de trabajar ahí y cuando uno se va especializando, se va cerrando a otras cosas, y se sigue especializando en un rumbo”, expresó durante la entrevista.
Pasión por las leyes
“En el fuero laboral hay una sensibilidad especial que hay que manejar, sobre todo porque es una cuestión de dignidad del trabajador, el respeto al trabajador, la protección que se le tiene que dar al trabajador que siempre se encuentra en una situación de hiposuficiencia con respecto al empleador. Ese deber de protección y de velar por la dignidad del trabajador es fundamental, y la sensibilidad es escuchar al trabajador y que no termine siendo un expediente más”, consideró sobre el ámbito donde cumple funciones.
Y explicó que “el principio primordial, el más específico del derecho del trabajo, es el protectorio. Lo diferencia de todas las otras ramas; no está ni en civil, ni en comercial, en penal, en nada. El principio protectorio es el que diferencia el derecho laboral de todas las otras ramas del derecho”.
La magistrada señaló que la fuerza laboral es el capital del trabajador, pero además el trabajo dignifica y atrás hay una familia. “El salario tiene un carácter alimentario y es fundamental. Si lo suspenden, o lo despiden, se corta de un día para otro el salario, la obra social y un montón de cosas que afectan la vida diaria”, remarcó.
Visión amplia
La doctora Becchi asumió en el marco de una renovación generacional y hoy es una de las magistradas más jóvenes del fuero. “Es un desafío inmenso. Creo que hay todo para mejorar. Por suerte, como estuve tantos años, tengo una visión multifacética”, dijo y repasó que estuvo en la Cámara, también había hecho experiencia en primera instancia y en el Ministerio Público.
Esa trayectoria de más de 25 años, “me dio una visión amplia y diferente, desde distintas perspectivas. Siento que tengo un montón para aportar desde las distintas miradas y llegué como un juez definitivo, que se va a quedar, con un criterio y eso no sólo es bueno para el personal, el equipo de trabajo y la gente que me acompaña, sino también para los trabajadores y las empresas”.