Cortázar y sus retornos

Hoy se cumplen cuarenta años de la muerte de Julio Cortázar, ocurrida en París. Tenía 69 años.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailPertenezco a una generación –y quizás también a un sector social, político e ideológico- que creció leyendo a Cortázar. Y como de tantas otras elecciones culturales y artísticas, me siento orgulloso. Leer a determinados autores, escuchar cierta música, elegir la obra de algunos directores en mis años de juventud me han hecho esto que soy. Y en tal sentido, estoy bastante conforme con el resultado.
Me pasa a veces que en determinados “círculos que saben” de literatura, lo tiran un poco abajo al bueno de Cortázar. Dicen que es un “escritor de iniciación”, como si eso fuese una crítica. En mi caso funcionó perfecto. No soy el único, saludablemente: millones de adolescentes de aquel entonces (y de los entonces que le sucedieron a ese entonces) se fascinaron con Rayuela, una obra que “nos voló la cabeza” y que sin embargo hoy nos parece una vieja galería comercial semiabandonada y a la que, por consiguiente, ya no retornamos. En lo personal, me gustan (mucho) más Las armas secretas o Bestiario; a sus cuentos, vuelvo sí de tanto en tanto.