Si hay algo importante pero a su vez inservible que uno se puede encontrar en la calle es una llave. Importante para el que la pierde; inservible para quien la encuentra.

La vi (apenas una de sus partes) tirada junto al cordón de la vereda, debajo de unos papeles; brillaba, como todo lo que promete, irresistible. Entusiasmado un poco por ese brillo y engañado por mi corta vista, me agaché con la ilusión de encontrarme vaya a saber con qué tesoro.

La desilusión me duró poco; me ganó la compasión de verla sola, sin llavero, sin una compañera y con los signos inequívocos del paso del tiempo a la intemperie. Pensé en dejarla ahí, en el pilar de la casa más cercana. También pensé en revolearla o en llevarla a Radio Tandil (¿se siguen llevando los objetos extraviados en a la radio?). Deduje que ya nadie habría de buscarla.

Ante la indecisión, me la metí al bolsillo y postergué la resolución para cuando llegara a casa.

Luego de lavarla y lavarme las manos la apoyé en el escritorio, junto a la computadora. Estuve a punto de sacarle una foto y subirla al Face: “encontré esta llave en tal lugar…”. He publicado estupideces en mi muro, pero creo como esa ninguna. No todas las llaves son iguales (obviamente, caso contrario todos podríamos entrar a la casa de todos), sin embargo a la vista lo son, salvo que vengan acompañadas de algo: una cinta, el citado llavero, una muesca en lo que sería la cabeza (?). Desistí. Y ya que estaba en la compu googleé: “qué significa encontrar una llave”.

Me anoticié de lo siguiente: “Encontrar una llave antigua tirada en el piso puede significar la apertura de nuevos caminos en tu vida, y que el destino facilitará todo lo necesario para salir adelante. También significa que una verdad que estaba oculta saldrá a la luz en un periodo de tiempo corto”.

-Vayamos por parte-, me dije en voz alta, habida cuenta de que no tenía mayores cosas en qué pensar antes del clásico entre River y Boca.

Apertura de nuevos caminos: A esta altura de mi vida no sé si eso es bueno o malo. Lo nuevo por sí mismo no me entusiasma demasiado. Es más, si veo que en la esquina de mi casa abren un nuevo camino, no sé si lo transito. No por miedo a saber dónde me lleva, sino convencido de que por el camino habitual llego a los lugares donde quiero ir.

Sigamos.

El destino facilitará todo lo necesario para salir adelante: Bien ahí. Si bien reconozco que estoy medio para atrás, confieso que lo necesario para salir adelante sería poner en un aprieto al destino. ´Mire –diría el destino- lo que tenía para ofrecerle era esto. Pensé que iba a andar bien, pero ahora que lo veo me parece que me estaría quedando corto…´. Obvio que igual hubiera aceptado, pero no podría evitarse una frustración para ambos.

Adelante.

Una verdad que estaba oculta saldrá a la luz en un período de tiempo corto: Insisto en que a mi edad los nuevos caminos y las verdades ocultas hay que tomarlos con pinzas. Qué pasa si esa verdad me deja patas para arriba. Del estilo “el auto que usted cree que es suyo, en realidad es afanado y tiene papeles mellizos”. No sé si quiero enterarme de esas cosas, porque me voy a ver en la obligación de presentarme en la comisaría más cercana o hacerme el otario. Y sé muy bien para qué lado me inclinaría, a costa de sentirme un perseguido cada vez que salga a la calle.

-Esto te pasa por buscar en Google –me recriminé-. La vez que te dolía la rodilla hiciste lo mismo y casi terminás con la pierna cortada.

Así las cosas, agarré la llave y la dejé en una vasijita de cerámica que me regaló una de mis hijas y en las que deposito cosas que no quiero tirar pero que tampoco sirven para nada.

Del asunto ya me estaré olvidando para cuando esta columna esté en la calle. Será, en todo caso, un recuerdo que irá perdiendo sus detalles cada vez que me asome a esa vasijita de objetos inútiles.

A no ser, claro está, que se me empiecen a abrir caminos cada vez que inicie un recorrido o que me tope con lo necesario para salir adelante o que una verdad oculta salga a la luz como salió de entre los papeles y la basura la mismísima llave.

En ese caso, la tomaré de la vasija, caminaré unas cuadras y la dejaré caer como al descuido.

Qué mejor que compartir lo que viene de arriba.

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