Intolerancias

Cuando el celular se transformó en esto que es ahora, es decir, un aparato con el que salvo cebar mate se puede hacer casi todo, pensé que había encontrado una solución a mi intolerancia a la espera en consultorios, laboratorios de análisis y otras dependencias de la sanidad.

Me duró poco:  hoy ya no me entretiene un celular. Ni un libro ni contar las filas de baldosas o azulejos de las paredes.

-Señorita, tenía turno a las 14.45 con el doctor. Son las tres y acá estamos. ¿Usted sabría decirme si va a tardar mucho, si está operando, si lo están operando, si abandonó la práctica profesional, si me equivoqué de día, de horario, de ciudad o si debo sacar el revólver que tengo en el bolsillo de atrás y empezar a tomar rehenes?