Desde que mi hijo es chiquito, cuando comemos papafritas de tanto en tanto cantamos ´qué ricas son las papas, con un poco poco poco de tomate…”. Para él ya forma parte de su repertorio de canciones infantiles. Repertorio que ya hace un tiempo dejó atrás, para darle lugar al trap y todas estas cosas modernas, algunas de las cuales no me privo de escuchar y otras prefiero declararme en estado de sordera.

No obstante, de tanto en tanto, la volvemos a entonar el “qué lindas son las papas, con un poco poco poco de picante…”

-¿Quién era que cantaba esto, pa?

-Rita Pavone.

-Ah. ¿Quién la conoce?

-Cómo quién la conoce, nene. La conozco yo y …

-Los tipos como vos. Los viejos.

Y sí. No se lo reconozco abiertamente, pero sí.

Alguna vez le voy a confesar que Rita Pavone, fue parte –pequeña, pero parte al fin-, de las canciones que sonaban en la radio cuando yo era chico.

Su hit, “El baile del ladrillo” (Il ballo del mattone) fue una sensación. "No te pongas celoso sin otro bailo el twist…", gritaba Pavone. "No te pongas furioso si con otro bailo el rock…", aclaraba. Un twist a la italiana que daban ganas de bailarlo ahí donde uno estuviera. Hasta tuvo su versión argenta con Violeta Rivas y sus estridencias. Una genialidad.

-Cómo no voy a tener la onda que tengo si aprendí a caminar y bailar con esta canción…, me digo, mientras ensayo unos pasos.

Me hubiera gustado saber si mis viejos la bailaban. Nunca pude preguntárselos, sobre todo a mi papá, para ponerlo en un aprieto, dado que era un patadura sin remedio.

-Che, viejo, decime que vos bailaste "El baile del ladrillo" con mamá y me muero. Te juro, confesámelo.

-Avisá… -me hubiera respondido, casi seguro-. Estás loco. Eso lo bailaban los pitucos del centro, los cabeza fresca que usaban los pantalones ajustados, cortos y con medias blancas. Yo no hubiera podido entrar al barrio vestido así. Con tu vieja bailábamos tango, alguna milonga y de tanto en tanto, un paso doble.

-No te imagino. Ni con el Baile del ladrillo ni con una milonga.

-Pobre de vos. Preguntale a tu vieja, vas a ver.

-No, pa. A mamá ya no le puedo preguntar. En realidad a vos tampoco, pero es como si estuviera imaginando tu respuesta.

-Tenés razón. Imaginátelo nomás, entonces…

Acá estoy. Entonces. Imaginando a Rita Pavone cantando, a mis viejos bailando el twist y a mí, con la oreja prendida a la radio llevando el ritmo con el pie.

Cosa de viejos, que algún día le confesaré a mi hijo, así no se queda con las dudas.

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