¿Sabés lo que pasa con esta selección? Te quita un poco la pasión futbolera, eso pasa. Ya no es lo mismo.

Esperá, antes de empezar a insultarme y a recordarme el campeonato del mundo en Qatar y el ´muchachos…´ dejame que te explique.

¿Sabés cuántas selecciones vi yo en mi vida? Bueno, yo no sé; tendría que sacar la cuenta. Pero son muchas y en todas, te lo juro, en todas me quejé. Incluso con las dos que también ganaron el Mundial. Y mirá que en una estaba Menotti, un tipo al que banco a morir, y en la otra estaba el Diego, que es dios. Bueno, siempre encontraba algo para quejarme. Cuando no era por Olguín que no podía jugar de 4, era por los perros que le ponía alrededor el Narigón a Maradona. O el Chocolate Baley, que no atajaba nada y era suplente de Fillol.

Pero con esta te juro que no puedo. ¿A quién voy a discutir? A nadie. Ni al técnico ni a nadie. Entonces eso es como que te quita un poco la pasión. Jamás me saldría decirle a Otamendi ´dale, loco, pasate a nafta…´ o a Enzo que ponga un poco más de garra en la marca. ¡Ni a Enzo, que es de River! No puedo decirle nada.

¿Qué hago entonces frente al televisor una hora y media? Porque tampoco da para estar los noventa minutos diciendo qué fenómeno este o qué jugadorazo aquel. Eso no es fútbol. Digo, así no se mira fútbol. Para eso pongo golf.

El fútbol que yo sentí toda mi vida era gritarle cosas a los rivales, pero de tanto en tanto, a los nuestros también. O al técnico: ´Dale, Scaloni, ponelo al Araña, ponelo (bueno, al Araña no, a Garnacho). Pero qué le voy a decir a Scaloni. Gracias, loco, gracias por todo, hacé lo que quieras, ponelo al Mago Garré si te parece…

Anoche me fui a verlo a la casa de un amigo. Tres éramos. Y a los tres más o menos nos pasaba lo mismo. Nos sentamos frente al televisor a comer unas empandas y hablábamos de la cancha, del relator, de lo cara que están las entradas. Pero cero comentario futbolero. Cero. De vez en cuando algún insulto a un ecuatoriano. Pero ni tampoco; porque cuando se te va el fervor, no da ni para agarrártela con los contrarios.

¿Sabés lo que es, tres tipos en un sillón, mirando callados un partido? Por ahí decíamos ´mirá qué bien le pegó…´o ´este Cuti te corta las patas…´. Nada más.

Y por ahí arranqué yo, porque parecíamos tres momias del museo de La Plata. Arranqué:

-Che, este De Paul no anda más con la chica esta que canta, ¿no?

-No, hace rato.

-Tini.

-Esa, Tini.

-Yo una vez la vi a Tini en persona: no vas a poder creer lo flaca que es. Un palito la piba…

-Y la exmujer está en el bailando…

-Sí, la que ahora sale con uno de Estudiantes.

-Sosa.

-¿El Principito?

-Sí. Lindo muchacho, también. Fachero. ¿Camila Homps se llama?

-No, Homs, sin pe. Los Homps son los de acá: Bernardo, Gonzalo, el otro…

-Ah, sí, tenés razón.

-Esa que hace campo de juego es la que en el Mundial casi hace emocionar a Messi en el reportaje.

-Claaaaro. Cómo es… Sofía. Sí, Sofi Martínez.

-Sí. Cómo me hizo llorar esa vez. Bueno, en esos días yo lloraba por todo. Qué locura esos días. Pasaba de la depresión a la euforia en dos minutos. Si no me morí ahí no me muero más.

-Lástima que ahora sale con el Leuco chico. Te juro que para mí era compañera esa piba…

-Y capaz. Viste que ahora Leucocito no hace más política. Estaba muy bandeado el chico, como el padre.

-¿No te da la sensación de que Messi la mira con onda?

-No. Andá pa´llá… Messi es todo lo que está bien. Además, con Antonela.

-Sí, ¿pero te da como cosa hablar de Antonela? Es la mujer de Lío… No da. Es la mujer del capitán.

-Mirá, gol de Messi. Golazo.

-Uf… Y sí, cuando acomodó la pelota ya sabías que era medio gol.

-Golazo. Qué manera de hacer goles de tiro libre este muchacho.

-Ojalá llegue al Mundial, ojalá.

-Sí, va a jugar vas a ver. Che, me voy yendo…

-Pero pará que no terminó.

-Ya está: 1 a 0 clavado. Arrancamos bien.

-Yo también, aprovecho para irme. ¿Me acercás hasta casa?

-¿Nos juntamos para verlo contra Bolivia?

-Estaría bueno, sí… Nos llamamos.

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