Siendo un niño tuvo su primer contacto con la institución acercándose a practicar pelota paleta. Con el tiempo, encontró en el fútbol la disciplina en la que terminaría forjando una extensa carrera que perdura hasta hoy.Pese a la “espina” clavada de no haber podido consagrarse en primera división como jugador del equipo de la Estación, encontró revancha en uno de sus pasos como entrenador, en 1995.También, como futbolista, integró la selección de Tandil, con la que fue subcampeón argentino en 1973 en Río Cuarto, dirigido por Enrique Torres, luego de obtener el título provincial.La Vidriera convocó a Arozarena para repasar minuciosamente un largo trayecto deportivo que incluye también su faceta de organizador de certámenes de fútbol infantil.“Desde muy chico, viví en Colón, al lado de donde hoy está el polideportivo del club Ferro. Cuando tenía 6 años, me iba al palco a escuchar los discursos de Juan Antonio Salceda, un presidente inigualable. Mi padre falleció cuando yo era muy chico, con mi madre nos fuimos a vivir a la casa de la familia Cimino, muy ligada a Ferro. Mis ídolos eran ‘Coco’ Sarasola y Pedro Forgue, jugadores del club. ‘Coco’ venía anunciando que se iba a ir a Santamarina, y mi madre le pidió que no lo mencione más porque yo me ponía a llorar. En la cantina del club, se juntaban 90 ó 100 ferroviarios, ahí se discutía mucho sobre política. El club, por el ferrocarril, tenía mucho de peronismo y de socialismo”, revive Arozarena acerca de las primeras sensaciones de su vida vinculadas al tricolor.-¿Cómo fueron sus inicios como deportista de Ferro?-Empiezo a jugar a la pelota paleta, cuando tenía 8 ó 9 años. Después, arranqué básquet con Emilio Salerno. Mi madre no quería que haga fútbol porque, jugando, uno de mis tíos había tenido un accidente grande en un ojo. Ella lo consideraba un deporte violento. De chico tenía un principio de asma, con lo cual me hacían practicar mucho deporte, también vóley. Pero al fútbol jugaba bien, en la escuela Normal era el “capo” de mi grado, también jugaba en el llamado “Potrero Artero”, en 11 de Septiembre y Machado.-¿A qué edad llegó al club como futbolista?-A los 12 años. Al poco tiempo, falleció mi mamá y me quedé con mis dos tías. Ellas vivían sólo para mí, eran solteras. Un día, se me interpuso una final de básquet con un partido importante de fútbol, contra Excursionistas en quinta. En el club, optaron porque juegue el de básquet. Con el tiempo, cuando tuve que elegir yo, me incliné por el fútbol.-¿En qué posición comenzó?-Mediocampista por izquierda, con más marca que juego. No era zurdo, pero por la derecha había un fenómeno como el “Negro” Zabala. Por la izquierda, de lateral atrás mío, jugaba “Pichín” Díaz. Ferro, en cuarta, fue campeón durante muchos años consecutivos. Marino Terni decía que ésa era la edad adecuada para pegar el salto.Cuando empecé a destacarme en cuarta, me empezaron a poner en algunos partidos de tercera, que era el preliminar de primera. Era un “niño mimado” de Dámaso Latasa, quien me decía “Dientito”.<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2021/10/diente(1).jpg" alt="alberto12"></figure>-¿Qué recuerda del debut en primera?-El que me puso fue “Coco” Sarasola. Fue una tarde soleada en Cerro Leones, perdimos 4-3 con Figueroa, jugamos con diez un buen rato. Uno de nuestros delanteros se golpeó la cabeza, lo llevaron al Hospital a coserlo y volvió al partido. En esa época, no había cambios. Anduve bien y ya no salí del equipo. Mi primer partido en la cancha de Ferro fue contra Gimnasia, le ganamos 4-3. En el final, en el apuro, fui a patear un córner pese a que no tenía una gran pegada. Cabeceó “Pato” Pisani y anotó el gol de la victoria. Con “Pato” y Carlos Pagano formamos un mediocampo tradicional en Ferro, como lo tenían otros clubes. En Santamarina, estaban Allende, “Paco” Sánchez y Mario Rodríguez. Y, en Racing de Gardey, Gerardo y Aldo Villar con “Cacheta” Roldán.-¿Cuáles eran sus características?-Tenía mucha marca y un gran despliegue. Perdía muchos kilos cada partido. Para compensar un mediocampo en el que también estaban Pisani y Pagano, necesitaba jugar así. Pisani era un volante posicional, pero más destacado por la calidad que por la marca. Pagano era un futbolista tremendo, pero sin demasiada contención. En esa época, todos los equipos jugaban con un sistema 4-3-3. Arriba, teníamos un delantero que en el fútbol de hoy valdría millones de euros: Aldo Varales. Complementado con la habilidad de Carlos Frascaroli.-No se les dio el título.-No pudimos. En el 1976, se nos escapó por muy poco en un desempate con Racing de Gardey y Santamarina. Cargábamos la mochila de que el club no lo lograba desde 1958, casi veinte años atrás. Cuando Ferro cortó la racha, en 1977, yo lo festejé siendo gerente del club. A esa altura, yo ya había formado la escuela de fútbol en Ferro y había tenido mi paso como jugador en Talleres de Remedios de Escalada.-¿Por qué deja de ser jugador de Ferro?-Cuando asumió la presidencia, “Toto” Barrionuevo me dijo que era incompatible mi función de gerente-jugador, que para Aldo Villar (el entrenador) era incómodo tenerme en el plantel. Y tenía razón. Entonces, seguí cumpliendo el rol de gerente en Ferro y me fui a jugar a Racing de Olavarría. En 1977, se cortó la sequía y Ferro salió campeón después de 19 años. Lo disfruté, pero no como jugador. A pesar de que yo entrenaba en el plantel y era amigo de los futbolistas. Cuando necesitaban algo, me lo pedían a mí que era el gerente.-¿Cómo fue el ciclo en Racing?-Hermoso. Me brindé al máximo y la gente me lo reconoció ofreciéndome todo su cariño. En esa época, se ganaba muy bien con el fútbol, con mi etapa en Racing pude comprarme mi primer auto.Tuve que ir ahí porque no podía jugar en otro equipo de Tandil, y tampoco Ferro me lo hubiera permitido.Después, me fui a Independencia de Gonzales Chaves, donde también me desempeñé como director técnico años después. Y tuve un paso por Sierra Chica.-¿Y el regreso?-En 1980, cuando tenía 27 años. En el club estaban al frente Domingo Santoro, “Pancho” Scarnato, Italo Silenzi, y Carlos Groppo, quienes me pidieron que, además de jugar, dirija al equipo. Me dijeron que las inferiores andaban muy bien y yo debía subir a los pibes, además de que no pagarían a alguien para que lo haga. Tuve que dirigir al gran capitán del equipo campeón del ’77 y el ’78: Atilio Beneitez. Como refuerzo me trajeron sólo a Hugo Silva, quien terminó siendo mi gran amigo. En ese equipo se consolidó Boggio, se estableció Pedro Tripiana como gran conductor, bancamos a Turchi…subimos un montón de jugadores. En 1982, perdimos el campeonato por un punto. Nunca peleamos el descenso y el club se estabilizó. En el ’83 me fui a Jorge Newbery y ascendimos ganando el campeonato de la B. También estuve muy cerca de dirigir a Gimnasia.-¿Por qué no se dio?-Fue en 1985. Yo me había puesto de acuerdo con Jorge Ibáñez, un gran dirigente, y con José Lunghi, que era el vicepresidente. Pero me llamó, desde Ferro, “Pancho” Scarnato diciéndome que me necesitaban, que estaban muy mal. Tuve que pedir disculpas en Gimnasia y explicarles la situación, ellos me entendieron. Volví a Ferro y dirigí en el ’85 y ’86. Después, el club formó un equipo fenomenal, con Trezeguet como director técnico y salió campeón invicto. A mí me costaba mucho, cuando había muchos recursos, yo no estaba. Siempre tuve que jugar con jóvenes.<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2021/10/a_l_b_e_r_t_o_a_r_o_z_a_r_e_n_a.jpg" alt="alberto1"></figure>-Pero el título como entrenador termina dándosele.-Sí, en el ’95. Fue en la histórica final contra Santamarina, la primera vez que esos clubes se enfrentaron mano a mano por el título. En el plantel teníamos jugadores como Sergio Toth, Juan Aranda, Gustavo Botella, Gustavo Vela, “Checho” Elizari, Bonanna, “Hormiga” González, “Amarillo” López…-¿Fue el momento más significativo en su ligazón con Ferro?-El día más especial fue el 14 de junio de 1980. Con ocho instituciones, organicé en el club la Liga de Fútbol Infantil Provincia de Buenos Aires.-¿Se disfruta más como jugador o como entrenador?-Son distintas sensaciones. Como jugador disfruté mucho, pero padecí un sufrimiento grande por no haber podido salir campeón con Ferro. Como técnico, disfruté mucho, pero cuando salí campeón en el ’95 ni siquiera di la vuelta olímpica. Me fui solo a fumar un cigarrillo al vestuario. En medio de todo el festejo, vino a saludarme Juan Urruti. Y cuando me iba para el vestuario, la “Negra” Díaz vino a darme un beso. Fueron los únicos que se dieron cuenta de lo especial que era ese momento para mí.-¿Qué pasó en su intempestiva salida de 2003?-Nunca supimos. Supuestamente, venía Pernía. Me enteré por la televisión de que yo no seguía. Lo llamé a Dardo (Meclazcke), que era mi amigo, y me dijo que habían tomado esa decisión.&nbsp;-¿Le molestó enterarse de esa manera?-Más que molestarme…me partió en veinte mil pedazos. ¿Sabés quién me recuperó? El club Maronese, enseguida me fui a Neuquén. Estaba destruido, en Ferro mi hijo era jugador, mi señora la secretaria en la Comisión Directiva. El equipo estaba jugando muy bien, algún motivo habrán tenido.-Así y todo, volvió a dirigir a Ferro.-Sí, dejé en el olvido lo de 2003. Cuando el club se normalizó, en medio de la Asamblea Dardo Meclazcke me dio un abrazo, y para mí fue tema cerrado, no guardo ningún rencor. Asumí a fines de 2008, de cara a la temporada 2009. Algunos me criticaron que llegue habiendo un interventor (Alejandro Díaz Esteve) en el club, pero mi idea era salvar el fútbol de Ferro. Era un momento complicado. Los pibes de décima no querían ficharse si no les daban el contrapase, los jugadores de primera no querían seguir en el club y, en el medio, un desbarajuste absoluto. Aclaré que no iba a hacer política interna en el club. Deportivamente, nos fue muy bien. Hicimos una gran campaña en 2009, al año siguiente me desgasté.-Un ciclo continuado por “Amarillo” López.-Claro, con esa base y sus retoques, Ferro fue campeón dos veces seguidas. En mi carrera como técnico, tengo pocos títulos pero muchas cosas hechas. He hecho debutar en primera a 300 jugadores. En Maronese, tuve la suerte de ser el primer entrenador campeón.-¿Cómo es dirigir a su hijo Gustavo?-Muy fácil. “Muela” es un jugador muy dócil. En Unión, es el quien maneja todo en el fútbol, el coordinador general. En el club, está arriba mío. En el plantel de primera, yo estoy por encima suyo.-¿Lo ha aconsejado?-No. Pero él me ha escuchado mucho, le ha dado importancia a mis conceptos. También para él han sido importantes “Tato” Blanco, a quien lo tuvo de profe cuando era chico; y el “Negro” Perandones, que era mi ayudante de campo y me marcó a Gustavo como un jugador de mucho futuro cuando yo creía que era mediocre. Después, también acertó “Pato” Gárate, dándole un lugar en el equipo de primera relegando a jugadores de gran relieve para poner a un chico de 17 años.-¿Qué lo movilizó para ser hoy el entrenador de Unión y Progreso?-Noté a Gustavo muy cansado y creí que no le iba a ir bien si no metía un golpe fuerte tanto abajo como arriba. Con el primer equipo afrontamos esta participación en el regional, y en las divisiones inferiores pusimos un coordinador. También lo hice como un acto de amor, mi familia está en un momento difícil, vinculado a un tema en particular, muy triste. Confío en que, con la ayuda de Dios, vamos a sacarlo adelante. Trabajar en Unión con mi hijo es una forma de respaldarnos, también mi señora Araceli contribuye con el club trabajando desde casa. Por otra parte, es devolverle un poco a “Muela” todo aquello que le quité cuando era chico, algo que hice para hacer felices a muchos niños, con la organización de mis torneos de fútbol infantil, en los que llegué a alegrar a 160 mil chicos. Mi actividad me ha hecho dejar de lado a mi familia en determinados momentos. Y, en ocasiones, he resignado la posibilidad de ganar mucho dinero. En la organización de torneos, siempre he buscado brindar buena infraestructura, cuando podría haber puesto canchas en mal estado, pelotas de mala calidad o arbitrajes baratos. Apuntamos a darles lo mejor a los pibes, aun contando con un respaldo muy pequeño.&nbsp;

Últimas Noticias

Arozarena: “Fue muy doloroso no haber sido campeón como jugador en Ferro”

Alberto Arozarena es uno de los referentes históricos más significativos del club Ferrocarril Sud.