Por Juan Roque Castelnuovo (del archivo de El Eco de Tandil)

Nacido en San Juan el 11 de septiembre de 1852, Jacinto Saldívar, cuando contaba quince años de edad, ingresó como voluntario en el Batallón militar de esa provincia el 27 de septiembre de 1867, circunstancia en la que uno de sus jefes, el Teniente General Enrique Godoy, designado para formar y conducir la escolta de Domingo Faustino Sarmiento, presidente de la Nación (1868-1874), lo convocó para revistar en la guardia del gran sanjuanino.

En el transcurso de la prestación de ese servicio, entre otras actuaciones marchó a Buenos Aires, a fines de diciembre de 1869, para formar, el 1 de enero de 1870, en la parada con la que el Presidente de la República despidió a los batallones de Guardias Nacionales del interior del país que regresaban de la guerra con el Paraguay.

Hijo de Jacinto Saldivar y de María Jesús Barbosa, fue designado después -marzo de 1870- para revistar como Alférez del Regimiento 11 de Caballería "General Lavalle", destacado en la frontera Costa Sud, en el Fuerte General Belgrano, (Pillahuincó Grande), hoy partido de Coronel Pringles, donde se desempeñó en la protección del lugar ante las avanzadas de los indígenas liderados por Calfucurá, quien lanzó, entre otros, el histórico malón del 14 de junio de 1870 en el pueblo de Tres Arroyos, saqueando las haciendas de ese lugar.

Saldívar salió con el coronel Julio Campos a su encuentro en las proximidades de "Fortín Libertad", hacia donde se dirigió la indiada con el ganado, logrando repeler la agresión y rescatar alrededor de 8.000 animales, tomando además algunos prisioneros.

Durante su actuación en el Fuerte General Belgrano estuvo al frente, además, de 25 Guardias Nacionales, armados con carabinas, en el Fortín Pillahuincó Chico. Y parte de 1870 y todo 1871, continuó destinado en el Fortín Libertad, avanzando y poblando el Sauce Corto en el Fuerte General San Martín (hoy Coronel Suárez), donde permaneció hasta comienzos de 1874 y donde participó de las distintas acciones desarrolladas con motivo de los malones llevados a cabo por los indígenas a las fronteras del sud, Costa sud y Bahía Blanca, copando las márgenes del Sauce Chico.

Luego de la muerte de Calfucurá, Namuncurá continuó con los ataques asolando la zona del Fuerte General San Martín y Pillahuincó, en los que peleó Saldívar junto a otros fortineros que tenían como jefe de la frontera al Coronel Julián Murga, interviniendo también en el avance del General Rivas hacia el famoso reducto indígena de Salinas Grandes.

En mayo de 1874 se trasladó, junto a las fuerzas que integraba, a Blanca Grande, en la frontera sud, donde alcanzado el grado de Ayudante Mayor Primero, pidió la baja del servicio activo, al cabo del cual acreditó doce años de servicios militares, ocho meses y dos días, algunos de ellos considerados dobles.

En ese ámbito de lucha contra los indígenas, Saldívar había conocido a otro fortinero, Pedro Duffau, con quien se trasladó a Tandil, donde realizaron varias actividades; entre ellas, una activa militancia política, incorporados a las filas del mitrismo, a través de la Unión Cívica. Esto le posibilitó a ambos acceder al gobierno municipal. Elegido Duffau intendente -el primero desde que entró en vigencia la Ley Orgánica de las Municipalidades- entre 1886 y 1889, Saldívar ocupó el cargo de presidente del Concejo Deliberante.

Ocho años antes, el 16 de mayo de 1878, el excustodio de Sarmiento había contraído enlace aquí -en la Parroquia del Santísimo Sacramento- con Clementina Melo, de 18 años de edad, hija de Norberto Melo y Rosa Alvarado, con la que tuvo tres hijos: Clementina Natividad, Leonor Nicolasa y Emilio Evangelista.

Y cuando culminó el mandato Duffau, él le sucedió en el cargo de Intendente de Tandil por el término de dos años: 1889-1890, completando una importante gestión a favor del progreso de la ciudad. Culminada su tarea al frente del Departamento Ejecutivo comunal, Saldívar se dedicó a las tareas agropecuarias en la estancia "Los Laureles". Y cuando falleció su esposa en 1900, contrajo nuevas nupcias con Rosario de la Cuesta, oriunda de Benito Juárez, con la que tuvo nueve hijos. Se radicó luego en La Plata, ingresando a la policía, en la que llegó al grado de Comisario Inspector, falleciendo en febrero de 1928, cuando contaba casi 83 años de edad.

Integrante de la escolta presidencial, soldado de los fortines, presidente del primer Concejo Deliberante y segundo intendente de esta ciudad, culminó su gestión entregando el mandato a Donato Duffau, primer jefe comunal nacido en Tandil.

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