El Papa pidió “hechos y no palabras” ante los naufragios en el Mediterráneo
Francisco pidió que haya “hechos y no palabras” frente a lo que denominó como la “tragedia de los naufragios” en el Mar Mediterráneo, al recordar en Marsella a las personas “que no sobrevivieron” en su búsqueda de llegar a Europa por vía marítima.

Al iniciar una visita de dos días centrada en echar luz sobre la situación migratoria en Europa, el Papa calificó además como un “gesto de odio” que se impida a las ONGs salvar a las personas en altamar, ya que consideró que socorrer a los náufragos es “un deber de civilización”.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu email“Ante nosotros está el mar, fuente de vida, pero este lugar evoca la tragedia de los naufragios, que provocan muerte”, planteó el pontífice al homenajear a los migrantes muertos junto a líderes de otras religiones en un monumento emplazado al pie de la Basílica de Marsella.
“Estamos reunidos en memoria de aquellos que no sobrevivieron, que no fueron salvados”, desarrolló luego Jorge Bergoglio.
“No nos acostumbremos a considerar los naufragios como noticias y a los muertos como cifras; no, son nombres y apellidos, son rostros e historias, son vidas rotas y sueños destrozados”, convocó el Papa, en un marco en el que en diversos países europeos han aumentado las tensiones por la acogida de las personas que llegan a los puertos del sur del continente.
En ese marco, el pontífice recordó a “los numerosos hermanos y hermanas ahogados en el miedo, junto con las esperanzas que llevaban en el corazón”. “Frente a semejante drama no sirven las palabras, sino los hechos. Pero antes, hace falta humanidad: silencio, llanto, compasión y oración”, reclamó Bergoglio, que con 86 años realiza su viaje 44 como Papa fuera de Italia desde su elección en 2013.
Esperanza
Con un aumento sostenido de las personas llegadas al continente desde el norte de África y Medio Oriente, el tema migratorio se ha convertido en uno de los ejes centrales del pontificado de Francisco, que en 2013 hizo su primer viaje como Papa fuera de Roma a la isla italiana de Lampedusa, convertida ya entonces en un símbolo mundial de las migraciones.
De hecho, en diálogo con los periodistas a bordo del avión papal, entre ellos un enviado de Télam, el Papa planteó que espera que el viaje de este fin de semana tenga el mismo éxito que el de hace una década.
“Así este espléndido mar se ha convertido en un enorme cementerio, donde muchos hermanos y hermanas se ven privados incluso del derecho de tener una sepultura, pero la única a ser sepultada es la dignidad humana”, denunció el Papa.
“No podemos resignarnos a ver seres humanos tratados como mercancía de cambio, aprisionados y torturados de manera atroz; no podemos seguir presenciando los dramas de los naufragios, provocados por contrabandos repugnantes y por el fanatismo de la indiferencia”, reclamó Francisco, que otras veces ya había denunciado la existencia de “campos de concentración” en algunos países de origen de los migrantes, como Libia.
Para el Papa, en definitiva, “deben ser socorridas las personas que, al ser abandonadas sobre las olas, corren el riesgo de ahogarse”. (Télam)