España definirá si formará un Gobierno progresista o de derecha
A una semana de las elecciones generales de España, el opositor Partido Popular (PP) aparece como el más cercano a obtener la mayoría de los votos para conformar el nuevo Congreso, de 350 miembros.

Sin embargo, no llega a los 176 escaños que le permitirían desplazar a la coalición de Gobierno que lidera el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), por lo que, de no mediar un acuerdo entre ellos, los resultados del izquierdista Sumar y el ultraderechista Vox en su disputa por el tercer lugar pueden ser determinantes para definir si el próximo Ejecutivo quedará en manos de una alianza progresista o de derecha.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl conservador PP llega a estos comicios con el impulso que le dio su victoria en las elecciones autonómicas y municipales del último 28 de mayo, en las que le arrebató a los socialistas alcaldías importantes como las de Sevilla y Valencia, además de revalidar con mayoría absoluta los gobiernos en la ciudad y en la comuna de Madrid.
Pero en esas elecciones también le fue bien a Vox, que lidera Santiago Abascal, quien pretende integrar con peso propio una coalición liderada por el PP, a cambio de marcar una agenda que dé marcha atrás con las conquistas y leyes sociales del actual Gobierno, sobre todo en temas como las políticas de inmigración, el alineamiento internacional y el reconocimiento de los derechos de los colectivos LGTBIQ+, entre otros.
Con este resultado adverso, el presidente del Gobierno español y líder del PSOE, Pedro Sánchez, dio un golpe de timón: disolvió el Congreso y adelantó en seis meses las elecciones generales previstas para fin de año, y ahora la decisión está en manos de los 37,4 millones de ciudadanos en condiciones de votar, lo que incluye a 2,3 millones de residentes en el exterior, según las cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística.
El debate
El debate que protagonizaron el último lunes Sánchez y el conservador Alberto Núñez Feijóo, que será el único de esta campaña, pareció marcar un cambio de táctica del PP, cuando el líder opositor desafió al actual presidente a firmar un acuerdo para que el segundo respalde al partido más votado en los comicios del 23 de julio, con lo que se zanjaría el problema de llegar a la mayoría absoluta en la Cámara para designar al nuevo gobierno.
Sánchez, por su parte, rechazó la propuesta alegando que el PP pide lo que se negó a hacer en otras oportunidades.
Tras el debate, el PP enfocó este tramo final de la campaña en reclamar para sí todos los votos opositores, en detrimento de Vox, su socio en varios gobiernos regionales y municipales.
“Durante las primeras semanas de campaña el PP sufrió mucho desgaste a la hora de hacer acuerdos con Vox”, por lo que ahora “han pasado a la ofensiva para sumar la mayor cantidad de votos propios”, dijo a Télam el politólogo Alejando Solís.
“El PP plantea que es el PSOE el que lo obliga a pactar con Vox”, cargándole la culpa de tener que aceptar sus políticas, apuntó el especialista.
Con esto, tiene la mira puesta en la posibilidad de que se produzca una situación parecida a la de 2016, cuando la imposibilidad de conformar una mayoría derivó en elecciones sucesivas, aunque “la gente no quiere estar votando constantemente, sino que quiere estabilidad” institucional, agregó Solís. (Télam)