Francia: el expresidente Sarkozy ingresó a prisión por causa de corrupción
Es la primera vez en la historia reciente que un exmandatario de Francia es encarcelado. El fallo lo condena a cinco años por asociación ilícita y fondos no declarados en su campaña de 2007.
:format(webp):quality(40)/https://cdn.eleco.com.ar/media/2025/10/sarkozy.avif)
Este martes, Francia vivió un hecho sin precedentes en su historia reciente: el expresidente Nicolas Sarkozy ingresó en la prisión de La Santé, en París, para comenzar a cumplir una condena de cinco años de prisión por asociación ilícita y financiación ilegal de campaña electoral.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailA las primeras horas de la mañana, el exmandatario abandonó su residencia en la capital acompañado por su esposa, Carla Bruni, y su equipo legal. El breve trayecto hasta el penal fue seguido por un fuerte operativo de seguridad, mientras simpatizantes coreaban su nombre y entonaban el himno nacional desde las inmediaciones del penal.
La condena, ratificada por la Justicia francesa, señala a Sarkozy como partícipe de una estructura ilegal de financiamiento que habría canalizado fondos no declarados desde el régimen libio de Muamar Gadafi hacia su campaña presidencial de 2007. Aunque el tribunal no logró probar que Sarkozy personalmente recibió el dinero, consideró que fue parte de una “estructura deliberada” para violar la normativa electoral francesa.
“No soy un criminal, soy un hombre inocente”
A través de un comunicado difundido por sus abogados, Sarkozy se defendió enérgicamente: “No es un expresidente quien está siendo encarcelado esta mañana, sino un hombre inocente”. Calificó el caso como un “escándalo judicial” y denunció ser víctima de una “venganza que ha llevado el odio a un nivel sin precedentes”.
El exjefe de Estado ya había sido condenado anteriormente a un año de prisión por corrupción en otra causa, pena que cumplió con brazalete electrónico. En esta nueva etapa, su defensa solicitó libertad provisional mientras se analiza una posible apelación. La resolución podría definirse en el plazo de un mes.
Mientras tanto, Sarkozy permanece recluido en una unidad de aislamiento diseñada para figuras de alto perfil. Las condiciones incluyen celda individual, ducha privada, y acceso restringido a medios de comunicación.
Repercusiones políticas: apoyo, críticas y silencio oficial
La noticia generó reacciones inmediatas en todo el espectro político francés. Mientras dirigentes conservadores y miembros de su antiguo partido expresaron solidaridad, sectores de izquierda celebraron la medida como una señal de que la ley comienza a aplicarse sin distinción jerárquica.
“La Justicia está tomando el poder, y eso no es bueno para Francia”, expresó una de las manifestantes frente a la prisión de La Santé.
El presidente Emmanuel Macron evitó pronunciarse públicamente, aunque se supo que mantuvo una reunión privada con Sarkozy días antes de su encarcelamiento. Por su parte, el ministro de Justicia, Gérald Darmanin, anunció que planea visitarlo en la prisión y defendió su rol institucional como supervisor del sistema penitenciario. Esto generó críticas de la oposición, que advirtió sobre posibles interferencias entre poderes.
Una carrera meteórica con final judicial
Último presidente conservador de Francia (2007–2012), Nicolas Sarkozy llegó al poder tras derrotar a Ségolène Royal con una campaña que prometía reformas estructurales y seguridad. Durante su mandato impulsó cambios en el sistema laboral y jubilatorio, aunque su gestión fue también marcada por un estilo confrontativo y cercanías con posturas de derecha dura.
Su figura perdió centralidad tras la derrota en las primarias de 2016 y el avance de múltiples causas judiciales que empañaron su legado político. Nacido en 1955, abogado de formación y diplomado en ciencias políticas, Sarkozy había sido una figura ascendente desde su juventud: a los 28 años fue alcalde de Neuilly-sur-Seine, y antes de los 40 ya ocupaba cargos ministeriales.
Casado con la exmodelo y cantante Carla Bruni, es padre de cuatro hijos. Hoy, desde una celda, enfrenta no solo las consecuencias legales de sus actos pasados, sino también la redefinición histórica de su figura en la política francesa.