Necrológicas
RAÚL JOSÉ ARAUJO
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailRaúl José Araujo nació el 29 de enero de 1934, en la Cantera Albión, y era hijo de José y de Dora Díaz, una uruguaya de padre picapedrero. Junto a su papás y sus tres hermanos, vivieron en el Barrio de la Romería (25 de Mayo y Santamarina), para luego mudarse a Constitución 1372.
Fue a la Escuela 34 y más tarde, con la implementación de la escuela fábrica, hoy Técnica 2, se recibió de técnico, ingresando a trabajar a la Base Aérea como tornero.
A los 21 años, hizo el servicio militar en la Armada y fue soldado marinero del Transporte Bahía Tethis (buque de la Escuela Naval Militar), donde recorrió durante 2 años gran parte de Europa y América.
A su regreso, comenzó a trabajar como maestro de taller en su querida Escuela Técnica 1, llegando a ser Jefe de Taller algunos años después. Con los años, fue docente de dibujo técnico, de física, impartiendo clases también en otra institución educativa que respetó, el Colegio San José.
Fue en su escuela amada mucho más que docente, participando activamente allí donde lo necesitaran. Así, fue impulsor del equipo de tiro de la ENET 1, donde sus alumnos lograron salir campeones. También, técnico de fútbol, y acompañante e hincha del famoso equipo de handball de la institución. Afortunadamente, tuvo su reconocimiento en vida junto a otros maestros con una colocación de una placa a la entrada de los talleres.
Todos sus estudiantes lo recuerdan como un docente recto y terminante, y también como un ser humano empático, que los acompañaba en sus proyectos y dedicaba tiempo extraescolar para que pudiesen concretarlos.
Con una sonrisa, relatan las inolvidables “serenatas” que hacían al finalizar el año en la casa del “Indio” Araujo, en el barrio Terminal. Porque para varias generaciones Raúl, es “el Indio”. Ese sobrenombre que surgió cuando durante una clase le respondió a un alumno usando infinitivos... a lo indio...
Además de la docencia, tuvo otra gran pasión: su quinta, su lugar en el mundo, donde desde el 75, plantó tomates, papas, zapallos y en los 90, el frutillar. Y donde se sentaba hasta hace unos meses, a disfrutar del solcito y renegaba por un yuyo que había aparecido y que señalaba con su bastón, para que lo arranquen.
Fue peronista de Perón y Evita. En 1987, fue precandidato a Intendente, cargo que finalmente ocupara el escribano Nicolás Gino Pizzorno. Luego fue dirigente gremial del Sindicato docente AMET, llegando a ser el secretario general nacional de dicha entidad, y en su representación, presidente de una de las obras sociales más grandes del país.
En el 55, durante su estadía en el Bahía Tethis, sufrió desde el puerto la tristemente célebre Revolución contra Perón, experiencia que siempre lo acongojaba.
A pesar de los años y de su alejamiento de la militancia por razones de salud, se emocionaba cada vez que escuchaba la Marcha Peronista.
Se casó, a los 26 años, con Julia y tuvieron cuatro hijos, Mauricio, Javier, Marcelo y Diego.
Con sus 13 nietos, disfrutó de las tareas de la quinta, de las charlas amorosas, de los festivales folclóricos y de las carreras de autos de los domingos.
Un profesor, un padre, un amigo, un abuelo que dejó huella profunda.
El destino y su voluntad hicieron que sus últimos años los viviera en la casa paterna, rodeado de sus recuerdos y acompañado siempre de Mirta, su mujer.
ÉLIDA CASTRO DE LÓPEZ