A 24 años de uno de los atracos más brutales de la ciudad
Una peligrosa banda fue juzgada y condenada. Los juicios
:format(webp):quality(40)/https://cdn.eleco.com.ar/media/2020/07/b2a291d9-custodios-1.jpg)
El 25 de julio de 2000, la ciudad se veía sacudida por la conmoción de un suceso delictivo sin precedentes. Una banda de peligrosos delincuentes, en su mayoría foráneos, cometería el feroz y letal atraco que la historia criminal serrana recuerda como uno de los más tremendos.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailEn pleno mediodía, cinco sujetos con armas de grueso calibre acribillaban a dos custodios de la empresa de caudales Juncadella, en un cajero de la estación de servicio Don Rodolfo, de Perón y Monseñor de Andrea, delante de una veintena de vecinos que a la postre serían los testigos presenciales –y fundamentales para la posterior pesquisa- de una balacera descomunal que terminó con la vida de José Luis Mastronardi y Héctor Montenegro, cuyo deceso dejó a dos familias destruidas y una comunidad atónita frente a semejante episodio delictivo.
Todo se desarrolló extremadamente rápido –uno de los testigos calculó no más de veinte segundos-, y no hubo ninguna voz de aviso previo tendiente a lograr, solo por intimidación, que los custodios se quedasen quietos, sino que, por el contrario, la primer acción fue disparar sobre ellos. Esto lleva a pensar, ineludiblemente, que su suerte estaba decidida de antemano por los maleantes y que, desde un comienzo, no se plantearon más opciones que la muerte de Montenegro y Mastronardi como forma de neutralizarlos y encontrar facilitada así el modo para la sustracción del dinero, máxime cuando las víctimas se encontraban armadas.
