Curtidos por las pérdidas, los padres de Magalí Gómez esperan que el caso siente precedente

El dolor es intransferible. Se siente en el cuerpo y después se acurruca en el alma. Ese sentimiento dominaba ayer la casa de la familia Gómez, ubicada en el barrio Procasa 2 de Villa Gaucho. De los nueve hijos que tuvieron Ángela Acosta y Miguel Gómez, cuatro partieron. El último golpe fue el de Magalí, quien tenía 23 años cuando salió a dar una vuelta en moto con un novio al que recién conocía y encontró la muerte en la Ruta 226. El 24 de diciembre de 2020, la joven no sólo dejó a sus padres y a sus cinco hermanos, también a sus cuatro hijos: los mellizos Francesca y Valentino (hoy tienen 7 años), Miguel (6) y Roma (4). 

Mientras “los melli” y Miguelito se preparaban para ir a clases a la Escuela 32, los abuelos relataron los sinsabores que les deparó el camino de la vida. Marcados por los fallecimientos de cuatro hijos, lo de Magalí fue trágico, tan inesperado como dramático. Antes, habían perdido a Ángela e Iván, diagnosticados con el Síndrome de Wolff que porta Miguel, y de Guadalupe, a quien despidieron recién nacida, en el Hospital. 

Tras más de 3 años de lucha por lograr justicia en memoria de Magalí, el papá reconoció que sólo quedó la familia, porque “los amigos son contados. Cada vez que pasa algo, al principio se junta mucha gente y después ya no va nadie. Una sola vez fuimos al juzgado y no cortamos la calle”.