El crimen de Di Menna, más de cinco meses de impunidad y poco optimismo de esclarecimiento
Se cumplieron ya poco más de cinco meses del homicidio que a la fecha sigue atrapado en un misterio que parece a pocos importarle. Más testimonios se sumaron a una causa que gana en fojas como en frustraciones. Nada se descarta y poco se sabe sobre quién y por qué mataron al jubilado. Un nuevo crimen impune que se resiste al olvido.
Algunos investigadores sostienen que cada día que pasa sin avances en una pesquisa redunda en la improbabilidad de esclarecer un hecho. Otros, algo más pacientemente optimistas con ejemplos en mano, resisten a dicha máxima y defienden la posibilidad que con el paso del tiempo y el relajo del o los sospechosos, se puede llegar a la verdad.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailPor lo pronto en este caso, en este crimen tandilense, también impera un acertijo que incumbe a la propia sociedad. Acerca del olvido sobre el hecho como un mecanismo de autodefensa o simple y cruel apatía. No hubo marchas, ni reclamos de justicia. Apenas algunas declaraciones mediáticas de los familiares de la víctima que, al decir del expediente, sus dichos o sospechas no se condicen con lo que luego responden a los judiciales y los policías que quedaron a cargo de una pesquisa que, desde conocido el trágico suceso se anticipó sobre su complejidad a la hora de dar con el autor del asesinato.
Un policía de la DDI exclusivamente dedicado al caso, mirando y volver a mirar el registro fílmico de las cámaras de monitoreo como privadas en pos de divisar algo de lo que hasta aquí, a cinco meses, no se advirtió.
Algún nuevo vecino que se apersonó como testigo porque estuvo ese día a la vuelta de la escena del crimen en una fiesta y observó una persona merodeando, sin más. Ninguna seña en particular, una descripción más o menos posible sobre dicho sujeto. Nada, como todo lo hasta aquí recolectado y acumulado a las cientos de fojas judiciales se topa a un callejón sin salida, la impotencia hecha expediente.
A poco más de cinco meses de que ultimaron a Guillermo Lorenzo Di Menna (64), la instrucción penal preparatoria parece más una novela negra de ficción, con protagonistas enredados como indescifrables, con una sociedad que pasó a otro tema y apenas algunos uniformados y actores judiciales interesados en desafiar el destino que parecía escrito en esta cruenta historia criminal.
La única testigo presencial del homicidio, quien era la mujer de la víctima, aportó poco y nada. Cada vez que fue convocada para ampliar su declaración los investigadores se toparon con más frustraciones. Pasa el tiempo, pasan las declaraciones, y cada vez se acuerda menos e incluso se desdice de lo que dijo. Por eso se optó por grabar su declaración y no especular en una nueva convocatoria. Ya su edad y su desmemoria juegan en contra del interés de los investigadores.
Como oportunamente se informó, lo poco que se cuenta en la pesquisa es que hay una testigo presencial del suceso fatal, empero, su aporte ha sido escueto a la hora de relatar lo visto u oído aquella noche de sábado.