La niña en un cuerpo de mujer, corrompida en una sórdida historia de abusos

Ella habla con sus limitaciones a cuestas, con las que nació por una patología congénita. Es hipoacúsica,  lo que la llevó también a tener dificultades cognitivas. No obstante lo cual, su esfuerzo y el acompañamiento de su entorno, en especial su familia y la infranqueable contención de su madre, la hicieron superar las barreras propias de la vida en sociedad y superarse, escolarizándose y hasta forjando lazos de amistad y de amor. Precisamente ese primer amor fue quien perturbó y casi trunca si vida en comunidad. Aquel primer novio presentado en familia, la corrompería a las más aberrantes vejaciones. Forzándola a tener sexo ya no solo con él, sino con otros, a cambio de dinero.

Hoy ella y los suyos intentan sobrellevar aquellos días de aberraciones. Tras contención psicológica logró ir superando los miedos paralizantes con lo que había quedado hundida por aquel horror e incluso hoy volvió a tener pareja, con alguien de su misma condición física e intelectual. Pero antes, ella y los suyos quieren la reparación por aquello padecido. De eso ahora procura encargarse la justicia. Más precisamente en el TOC 1, donde se empezó a ventilar el caso presentado para determinar la responsabilidad penal de los tres imputados por lo que esa “niña en un cuerpo de mujer” denunció sufrir en manos de quien era su novio y resultó ser su  abusador, extorsionador y proxeneta.

Bajo ese espíritu se cierne la hipótesis del fiscal Marcos Eguzquiza y la particular damnificada, Florencia Alaniz, quienes una vez ratificado las líneas de la acusación insistieron en que el delito a debatir en la sala de audiencia tenía que ver con “Promoción o facilitación de la prostitución de mayores de edad agravada por llevarse a cabo mediante violencia, amenazas y aprovechando la situación de vulnerabilidad de la víctima”.