Uno de los homicidas contó cómo mataron a Bustamante e intentó atenuar su responsabilidad
Ayer se reinició el juicio contra los dos acusados de asesinar salvajemente a Jorge Bustamante en octubre de 2018. Se trató de otra jornada cargada de dramatismo y tensión, a partir del relato en primera persona de uno de los homicidas, Ángel Tami, quien describió la travesía criminal, exposición que hizo delante de la familia de la víctima, visiblemente consternada por escuchar pormenores de semejante violencia letal. Se dijo arrepentido e insistió en que nunca buscó semejante desenlace, que sólo le iban a dar un susto para robarle droga. Estupefacientes que nunca se hallaron, mientras que lo único que se llevaron del atraco fatal fue un par de zapatillas.

“Yo fui sólo a robarle, no pensé nunca que iba a reaccionar así. Es el día de hoy que no entiendo qué pasó”, alegó en un pasaje del relato crudo, doloroso, con tintes tenebrosos, al decir de su propia descripción de los sangrientos hechos. Ángel Tami pidió hablar en el juicio que lo tiene como acusado junto a Nahuel Morales y confesó el cruento asesinato de Jorge Bustamante, aquella noche de octubre de 2018.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailYa lo había hecho frente al fiscal Gustavo Morey en plena investigación. Declaración que se volcó al expediente y este Diario supo replicar por aquellos días. Empero aquí y ahora, las circunstancias eran otras. Ratificar sus dichos frente al Tribunal que lo juzga y, en especial, con la familia Bustamante observándolo impiadosa. No les cabe piedad ante semejante salvajismo a la hora de deshacerse de una vida.
Hablar delante de esa madre quebrada, que no halla consuelo y que lo único que vela es que el nombre de su hijo muerto no se mancille. De ese padre cuyo duelo sigue cargando en estoico silencio y a quien de tanto en tanto se le escapan lágrimas pesadas que surcan un rosto sencillamente triste. También delante de los hermanos de Jorge, que mastican bronca e impotencia, e incluso hacen presagiar que no habrá justicia terrenal, o más bien la que reza en el Código Penal, que les alcance para saciar la sensación que sopesa para con esos dos desangelados que hoy aguardan por una suerte procesal que ya está echada.