A 35 años de la victoria de Gino Pizzorno, el último intendente peronista de Tandil
El 6 de septiembre de 1987 se celebraron elecciones en Argentina. En Tandil se eligió como intendente municipal a Nicolás “Gino” Pizzorno, quien ostenta el título de ser el último jefe comunal peronista. Cuáles fueron las claves de la victoria del peronismo en aquella elección.

Por Juan Pablo Fossati *
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl desenlace de la guerra por las Islas Malvinas en junio de 1982 significó el final del gobierno militar en la Argentina. A solo semanas después, los partidos políticos iniciaron el proceso de reorganización de sus fuerzas. Durante estos meses la vida política floreció gracias al afán de la ciudanía por participar en el nuevo ciclo democrático.
Luego de la dictadura, el 30 de octubre se llevó a cabo la elección de la reapertura democrática. En esa noche los argentinos hicieron presidente de la nación al candidato radical Raúl Alfonsín, mientras que el justicialista Ítalo Argentino Luder quedó en el segundo lugar. Este resultado también se replicó en la provincia de Buenos Aires y en el distrito de Tandil, cuando Américo Reynoso se impuso ante Pizzorno por apenas 806 votos de diferencia.
La derrota electoral fue inesperada para la gran mayoría de los peronistas, quienes confiaron en la imbatibilidad que gozaban hasta entonces en las urnas. A raíz de este episodio, emergieron severos cuestionamientos a la conducción partidaria nacional y provincial. Esto derivó en una larga crisis protagonizada por el enfrentamiento entre- lo que la literatura reconoce habitualmente como- “ortodoxos” y “renovadores”, los cuales, dibujaron la dinámica partidaria entre 1984 y 1987.
El nacimiento de la Renovación Peronista
En Tandil, las críticas a la cúpula nacional y provincial del Partido Justicialista (PJ) se plasmaron en un documento que circuló semanas después de la derrota de octubre. A partir de mayo de 1984, el sector más crítico hacia la “ortodoxia” peronista se escindió del PJ de Tandil y abrió una nueva sede llamada La Casa Peronista. Y fue este sector formado de numerosos dirigentes, entre ellos Pizzorno como gran protagonista, quienes impulsaron la Renovación Peronista en Tandil y en la Quinta Sección Electoral.
La división en el pago local se manifestaba a través del posicionamiento asumido ante la situación que atravesaba el PJ bonaerense. Los agrupados en La Casa Peronista entendían que el mandato del titular del justicialismo provincial había caducado al año de asumir, por lo tanto, según ellos, carecía de total legalidad. En cambio, la conducción del PJ de Tandil comprendía que la duración del mandato era de dos años, este perfilamiento demostraba la fidelidad de este sector al presidente del PJ bonaerense, Herminio Iglesias.

Sin embargo, a pesar de los alineamientos de los actores locales con los sectores provinciales, notamos que en La Casa Peronista existió una mayor simpatía hacia el pluralismo democrático y a la participación activa de los afiliados justicialistas. Además, observamos que los dirigentes allí agrupados reclamaban como generación que les había llegado su turno para ejercer la conducción, ocupada desde hace largo tiempo por José Francisco Vistalli como jefe del justicialismo local.
Volviendo al plano nacional y provincial, las tensiones que se fueron edificando durante 1984 eclosionaron a fin de año en el conflictivo Congreso Nacional realizado en el Teatro Odeón de la ciudad de Buenos Aires. Allí, varios sectores justicialistas se retiraron y dos meses más tarde se autoconvocaron en la provincia de Santiago del Estero para elegir una nueva conducción. Sin embargo, los disidentes no fueron un grupo heterogéneo y compacto, más bien se conformó entre diversos dirigentes nacionales y provinciales guiados por circunstancia e intereses muy diferentes. En Tandil el sector de La Casa Peronista adhirió a la retirada del teatro Odeón y participó en el congreso de Santiago del Estero.
Los opositores en la provincia de Buenos Aires y en Tandil proponían elegir una nueva conducción partidaria. Además, insistían en que no solo se debía hacer un cambio de nombres sino también de métodos y estilos. Esto se traducía, entre otras cosas, en el reclamo de elecciones directas para elegir autoridades y cargos electivos en todos los niveles.
No obstante, las elecciones internas que reclamaban los dirigentes asociados en la Casa Peronista y otros actores del justicialismo de la provincia de Buenos Aires no se llevaron a cabo a pesar de haberse puesto en marcha el proceso electoral. De este modo, la negativa de las internas provocó la presentación de dos ofertas justicialistas para las elecciones legislativas de 1985 en la provincia de Buenos Aires. Por un lado, los renovadores se coaligaron en el Frente Renovador para la Justicia, Democracia y la Participación (FREJUDEPA) junto a la Democracia Cristiana y otros partidos menores. Por el otro lado, el PJ confluyó en el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI) junto al Movimiento de Integración y Desarrollo entre otros partidos.
Nuevamente el radicalismo obtuvo la mayoría de los votos, en tanto el FREJUDEPA logró el segundo puesto, mientras que el FREJULI quedó en el cuarto lugar detrás del Partido Intransigente. En Tandil la victoria fue para los renovadores, quienes obtuvieron 22.584 votos, contra 18.710 de los radicales y 2.640 de sus pares peronistas sobre el total de 54.063 tandilenses que votaron. En aquella elección, Pizzorno encabezó la lista como primer concejal del Frente Renovador acompañado de cinco dirigentes-4 justicialistas y 1 democratacristiano- que lograron obtener una banca en el Concejo Deliberante.
¡Ya es tiempo de Gino!
Este triunfo se debió en cierta parte al trabajo político desplegado por los renovadores alrededor de La Casa Peronista, desde dónde se movilizaban y articulaban los actores que formaron parte de dinámica partidaria: Las Organizaciones Sindicales, La Rama Femenina, La Juventud Peronista, el Bloque de Concejales, El Centro de Estudios Regionales y una decena de Unidades Básicas y Ateneos ubicados en distintos barrios de Tandil, como también en las localidades de María Ignacia Vela y Gardey. Además, los renovadores contaban desde finales de 1983 con un medio de comunicación dirigido por Pizzorno de distribución semanal denominado La Palabra, el cual, les permitió no solo difundir sus actividades sino también construir un mensaje en torno a la interna peronista y al contexto local, provincial y nacional.

Pasadas las elecciones de 1985 recién en noviembre de 1986 y abril de 1987 se llevaron a cabo las elecciones internas en el PJ bonaerense, la primera para elegir autoridades y la segunda para elegir cargos electivos. En ambas ocasiones, los renovadores convocaron a los afiliados a participar de los comicios bajo la consigna “para volver a ganar”. Allí superaron con creces a sus oponentes, logrando en 1986 elegir a la fórmula Macaya-Pizzorno como presidente y vicepresidente del partido y en 1987 a este último como candidato a intendente.
La propuesta de los renovadores para las elecciones de intendente de 1987 rondó en tres grandes ejes: autonomía municipal, la participación y el municipio junto a los vecinos. A su vez, la plataforma había sido elaborada durante este lapso a través del Centro de Estudios Regionales, y contemplaba medidas para las áreas de Recursos Municipales; Industria; Asuntos agropecuarios; Turismo; Cultura; Educación; Salud; Obras y Servicios Públicos y Parques y Paseos. Sin embargo, el foco central de la propuesta y del mensaje de campaña estaba puesto en revalorizar la cultura del trabajo contra la cultura de la especulación.

El 6 de septiembre los tandilenses eligieron a Pizzorno con 25.037 votos contra los 22.097 obtenido por el candidato radical Ramón Grasso, sobre el total de 56.953 votantes. Podríamos poner el énfasis en la difícil situación económica vivida en Argentina en esos años durante la gestión radical como un factor explicativo del resultado, o en el posible efecto arrastre de la victoria en la provincia de Antonio Cafiero y Luís María Macaya. Aunque sin desestimar del todo los dos factores anteriores u otros que podríamos incluir, también creemos que en gran parte se explica desde la práctica política desarrollada por los dirigentes renovadores, que luego del traspié de 1983 lograron construir una amplia alternativa no solo para el justicialismo sino para todos los tandilenses. Además, vale señalar que contaron con un dirigente que despertaba gran adhesión y popularidad como Pizzorno, quien era un escribano reconocido, miembro de una familia con historia en el peronismo y un activo partícipe de la vida asociativa de distintas entidades de la comunidad, como, por ejemplo, en el Club Independiente. En varias oportunidades la prensa de la época se encargó de definirlo como “un hijo de Tandil que trabaja incasablemente para la comunidad”, quizá allí, también residió una de las claves de aquella última elección en la que el justicialismo alcanzó la intendencia.
Los datos nombrados aquí fueron extraídos de los diarios El Eco de Tandil y Nueva Era.
* El autor es Profesor de Historia UNCPBA