Lunghi, una aplanadora electoral inoxidable

Otra interna, otra elección, que protagoniza Miguel Lunghi que no conoce derrotas del 2003 a la fecha. Un fenómeno electoral serrano que al decir del apoyo vecinal, no ha sufrido desgaste después de estar al frente de la comuna por dos décadas y a quien evidentemente le vale aquel cancionero tanguero que reza que 20 años no es nada.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailMás bien lo contrario, si bien los pronósticos que el propio lunghismo se encargó de hacer trascender daban cuenta de una eventual paridad interna, reconociendo que estaban frente al desafío electoral más difícil desde aquel 2003 frente al peronismo, las urnas echaron por tierra la tesis, por la fortaleza inmaculada de una gestión que mantiene el 70 por ciento de aceptación entre la vecindad, lo que trasladado a votos (las matemáticas no siempre son fiables con los humores políticos) hubiera sido una catástrofe de darse dicha paridad ensayada.
Las urnas, otra vez y de manera consecutiva, volvieron a respaldar cual plebiscito de la gestión, a un liderazgo que no sabe de alternancias, que se cimienta en un pragmatismo dogmático difícil de discernir pero muy efectivo al entender el paladar tandilense sobre lo que quiere al frente de una administración municipal.
Otra victoria
Eran las 23 cuando Miguel Lunghi salía de su bunker en el Hotel Libertador donde fue recibiendo los primeros guarismos de sus fiscales y, desde allí, tras las declaraciones a la prensa presente, cruzó hacia el Comité y cumplió con el ritual, esa postal repetida en la que Lunghi se abrazó a su más cercano delfín, Juan Pablo Frolik y su infaltable chalina blanca, se subieron al estrado con el escudo radical de telón de fondo, para dirigirse a los militantes radicales, a quienes ya se les hizo costumbre celebrar victorias, y de allí radique la tibia euforia de los correligionarios que, además, escucharon al propio líder decir que la pelea continuaba, que habían ganado el pase a la final, a disputarse en octubre.
Pero por más prudencia que imponga el jefe comunal en sus palabras y gestos, lo cierto es que los porcentajes y el contundente triunfo en las Primarias parecen irreversibles en el escenario de octubre, ante la notable distancia que lo separa del resto de los adversarios que siguen en carrera.
A tal punto llega el fenómeno Lunghi, que no sólo cosechó adhesiones de los candidatos provinciales y nacionales de su espacio. También sumó votos de otras ofertas, principalmente de la sorpresa Javier Milei a nivel nacional que, en la ciudad, no sólo catapultó al candidato propio Gonzalo Santamarina, también hubo un corte hacia la figura del Intendente, el hombre que volvió a imponerse entre los suyos primero para ser candidato cuando otros ya se lanzaban como las caras de la sucesión. Ahora, enfrentando a aquellos que se propusieron como la alternancia y renovación desde el mismo espacio. Más luego, en octubre, será el desafío final, con amplias chances de seguir gobernando la ciudad por otros cuatro años, un fenómeno inoxidable que sigue haciendo historia en la ciudad de las sierras y más allá también.
El fenómeno Milei
Hablando de fenómenos electorales, como en el país en Tandil también los dirigentes se vieron sorprendidos por la adhesión que supo cosechar Javiel Milei, esa figura irreverente antisistema y con escaso aparato que supo imponerse como el candidato más votado en el país.
La irrupción del economista que irrumpió en la escena cual rockstar y parece canalizar el voto desencantado, bronca, de ciudadanos frustrados, enojados, con la dirigencia convencional, también fue canalizada por el candidato vecinalista Gonzalo Santamarina, quien anoche, con líneas de fiebre que hicieron presagiar con su ausencia entre los suyos en el bunker, terminó ubicándose como una tercera fuerza con amplias chances de pelear en el escenario de octubre como protagonista, asegurándose como piso dos bancas y con pretensiones de una tercera.
La opaca elección kirchnerista
Respecto al justicialismo enrolado en desde hace dos décadas en el kirchnerismo, el escenario volvió a ser adverso, conformándose con, esta vez, superar al candidato nacional que llevaban en la lista, pero no al de gobernador.
Rogelio Iparraguirre volvió a sufrir un duro revés en las urnas, como lo padecieron los antecesores candidatos del espacio justicialista. En estas Primarias ni siquiera se quedó con el consuelo del 2019, cuando se proclamó como el candidato más votado, lo que le permitió encarar una campaña hacia octubre con cierta expectativa ante la militancia.
Este 2023, la situación resulta mucho más compleja, con candidatos de arriba que no suman demasiado en el ideario tandilense, por lo que dependerá sólo de él y sus acciones, arribar a las generales con chances de ser competitivo y no quedarse en el intento, con la amenaza incluso de ser superado por el vendaval de Milei y Santamarina.