“Que cuenten conmigo”
Desde la Jefatura de Gabinete en la Casa Rosada, el funcionario tandilense anticipa tiempos mejores para el país y futuros triunfos del PJ, incluso en Tandil.

"La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEn cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva".
La cita de José Saramago es lo primero que dispara Martín Yañez apenas abre las puertas de su despacho del primer piso de la Casa Rosada, como para descartar cualquier indicio de abatimiento. El Jefe de Gabinete de la Jefatura de Gabinete de Nación -nombre redundante que en la práctica es un espacio clave del poder- no niega la derrota pero advierte que al gobierno le esperan buenos tiempos. Incluidos triunfos electorales en 2023.
-Julio Bárbaro solía decir que el PJ se había convertido en un sello para ganar elecciones. Tras las PASO fue más allá: “El sello ni siquiera alcanza para ganar; ahora pierde”.
-Lo leí. No sé el alcance del “sello” pero viví varias derrotas desde el peronismo y no las dramatizo. No niego la realidad. Es compleja incluso más allá de la pandemia. Pero soy optimista por una razón irrefutable: el peronismo mantiene su conexión emocional con los más vulnerables. Objetivamente esa batalla no la perdió, como queda reflejado en los distritos donde mejor nos fue. Cualquier político lo sabe: ningún futuro es posible sin las esperanzas y los sueños de los más humildes.
-Buena parte de la sociedad tandilense no lo conoce. ¿Podemos presentarlo como peronista del interior de la provincia de Buenos Aires?
-Sí. Soy hasta emocionalmente peronista -como alguna vez dijo Alejandro Dolina de sí- aunque sé que con la emotividad no alcanza, como tampoco alcanza solo con recitar la doctrina ni dedicar 24 horas a la función pública (una condición que es absolutamente necesaria). Evita iba un poco más allá, decía que el peronismo se siente y se comprende, yo creo que ahí el peronismo del interior tiene una mayor cuota de racionalidad porque están tan cerca del conurbano como del campo, que es gran parte de nuestro país y necesita que el peronismo vuelva a ser parte de su representación.
La pandemia desnudó debilidades estructurales en todo el mundo y el desafío es reinventarse. En ese contexto, pese a todo, creo que el peronismo cuenta con ventaja.
-¿Cómo sería reinventarse desde un espacio decisorio en el Ejecutivo?
-En Cancillería me tocó hacer frente a situaciones inéditas, gravísimas, y vimos que ni siquiera la comunidad científica tenía respuestas para enfrentar la pandemia, pero estudió, trabajó y logró la vacuna en tiempo récord. Es un ejemplo: hay que asumir que hay cosas que no sabemos. Hay que estudiar, trabajar, poner el cuerpo, prepararse (aún en medio de las urgencias cotidianas) y potenciar la sensibilidad. El otro día leía un estudio que coordinó Thomas Piketty que decía que las desigualdades aumentaron con la crisis del Covid y que Latinoamérica es de los subcontinentes más desiguales donde el 10 por ciento más rico se lleva el 55 por ciento de la riqueza. No se puede ignorar eso.
Larga vida al peronismo
-Se sabe que tiene amigos peronistas en Tandil.
-Sí, sí, muchos. Y estoy en contacto cotidiano con ellos. También tengo algunos no peronistas. Tal vez hasta se pasan de no peronistas…jeje.
-¿Con esos también habla seguido?; ¿le pasan las quejas?
-Sí. Uf, me dicen de todo. Podría sintetizar sus quejas en: “¡Asuman el siglo XXI! ¡Con las frases del General no vamos a ningún lado!”
-¿Y usted qué les responde?
-Los respeto. Todos estamos obligados a reelaborar pensamientos, diagnósticos, propuestas. Ellos también. Basta observar la ciclotimia electoral que se da en el mundo: el que gana las elecciones hoy en dos meses las pierde y viceversa. Apremiadas, las sociedades se dieron cuenta que con el voto pueden tener más poder que los dirigentes. La política tiene que dar cuenta de eso. Ahora, si ese poder no se canaliza a través de los partidos creo que puede ser energía perdida en estrellas fugaces.
-De Tandil pasó al más alto nivel nacional. ¿Se anima a decirle a Ángela Merkel qué es el peronismo?
-Bueno, cuentan que la fórmula de su éxito de 20 años en el poder fue “no ganes discusiones, resuelve problemas”. ¿Será peronista Merkel? (Risas). Desde dentro del poder veo que el peronismo no elude la batalla doctrinaria pero sabe bien que cuando un funcionario cae en caprichos dialécticos es porque no puede resolver los problemas. Hay una visión nostálgica del peronismo que no comparto, el mejor peronismo, tanto en los ‘50 como en los 2000, es el que supo interpretar sus tiempos mirando hacia el futuro, no sólo al pasado. Cuando Perón pensó el gasoducto de Comodoro Rivadavia para traer gas natural o la industria automotriz, no estaba interpretando el pasado sino un futuro posible.
El gobierno va a resolver los problemas. Y el peronismo va a ganar en 2023.
-¿Incluye a Tandil?
-También. El peronismo ha hecho mucho por Tandil en los últimos 20 años desde Nación, Provincia y desde su trabajo local.
-¿Se ve protagonista en Tandil?
-La veo como mi lugar de pertenencia, es mi ciudad, pero la pienso más allá de lo partidario. A lo largo de un día de trabajo acá todo el tiempo me sobrevuela la inquietud: ¿en qué puedo colaborar con Tandil? Ese es mi protagonismo: todo lo que esté a mi alcance para aportar algo, lo voy a hacer. Como todos los tandilenses yo considero a Tandil mi casa y eso no va a cambiar.
Esté quien esté al frente de la ciudad, que cuente conmigo.
-Eso es una cosa, pero de ahí a tener la certeza de que el PJ va a ganar en 2023…
-¿Le cuesta creerlo? No se olvide lo que mencionábamos de Saramago: “la victoria tiene algo negativo: nunca es definitiva”. Los peronistas creíamos que siempre iba a estar de nuestro lado y no fue así. A todos unos días se les va.

Despedidas que abren puertas más grandes
Junto a Felipe Solá y sin aviso previo, Martín Yañez salió eyectado del Ministerio de Relaciones Exteriores la noche del 17 de septiembre pasado. Ese viernes, casi sobre el filo del sábado, el entonces jefe administrativo de Cancillería se enteró por un llamado telefónico que había dejado de serlo.
La noticia fue tan sorprendente como un hecho inédito que se vio luego en el exclusivo Palacio San Martín, tradicionalmente no muy afecto a lo sentimental: el lunes siguiente, personal que había entablado trato cotidiano con el tandilense -que supo ganarse su afecto a partir del trabajo 24 x 7 por repatriar miles de varados a lo largo de 2020- resolvió hacerle un homenaje a título despedida.
Y al momento de los discursos una empleada de largo recorrido en Cancillería confesó que la primera impresión que tuvo cuando le presentaron a Yañez fue la “sencillez” propia de un político de otros tiempos. Sin embargo “a los pocos días -continuó- cuando la pandemia nos desquició a todos, me encontré con la habilidad de un peronista, un peronista de los que se arremangan y se ponen al frente de los problemas”.
Algunos aventuran que esa descripción llegó más lejos que de lo que podría parecer. Y fue la que pocos días más tarde catapultó a Yañez a la Jefatura de Gabinete de Juan Manzur. Otros señalan que por sí mismo ya tenía a su favor dos atributos que le garantizaron su continuidad en la función pública: capacidad de trabajo reflejada en las extenuantes jornadas de pandemia y una voluntad de responder a todo aquel que se lo solicite.
Hoy, instalado en el corazón de las decisiones políticas del oficialismo, desde su entorno aseguran que la deferencia que tuvo con cuanto tandilense acudió a él por aquel entonces tendrá la misma recepción, esta vez desde un marco institucional, insisten, donde habrá posibilidades de canalizar progresos para Tandil, “una vez más sin distinciones partidarias”, prometen. Habrá que esperar y ver.