El consumo de carne porcina se multiplicó por tres en 15 años
El Eco Podcast sumó una nueva propuesta vinculada al sector agropecuario e inició un ciclo de cuatro ediciones en la que se analizará toda la cadena de la producción porcina, íntimamente ligada a los emblemáticos chacinados, sinónimo de Tandil.

El primer capítulo tiene como eje el crecimiento y el presente de la producción.
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El médico veterinario Federico Juana, integrante de la Asociación de Productores Porcinos Tandil (Apportan), planteó que “Tandil es referente en la producción de cerdos de la provincia. con un continuo crecimiento” y que desde la entidad se observan no solo nuevos criadores sino también que los existentes siguen creciendo.
Tal desarrollo se observó incluso en momentos en los que en otros lugares del país debían cerrarse criaderos.

Al analizar las causas de ese crecimiento, Juana mencionó por un lado al aumento del consumo de carne porcina, ya que ha bajado el consumo de carne vacuna a favor de las dos carnes alternativas, como son el pollo y el cerdo.
“El cambio es impresionante. Hace 15 años se consumían de 6 a 7 kilos de carne porcina por persona por año y hoy debemos estar entre 17 y 18. Y para el 2025 se estima llegar a 25 kilos”, dijo el profesional, agregando que para lograr un aumento de consumo de un kilo significa 20 mil madres más, lo que implicarían unas 150 mil madres más en todo el país.
Por lo tanto “el techo de crecimiento de producción en general es muy amplio”.
Por otra parte, “en Tandil tenemos la gran suerte de contar con una industria chacinera muy importante. El 70 por ciento de la carne de cerdo hoy va a chacinados a nivel país. Y en Tandil, un poco más”.
La tendencia
Históricamente, la gran mayoría de los que criaban cerdos en la zona eran lechoneros, es decir que “trabajaban para las fiestas con un diferencial importante y en el invierno se los pagaban dos pesos con 50”.
Hoy, la posibilidad de asociación con el Cluster Porcino y el consumo de carne fresca hace que se vaya a la producción de capón, que si bien tiene un ciclo un poco más largo y requiere una inversión más importante que el lechón, es más rentable.
Además, esa ganancia de kilos de los animales significa también valor agregado.
Otro factor no menor es el cambio registrado en la carne de cerdo, ya que se la consideraba como con bastante grasa, y se asociaba a la de vaca como pastoril y con poca grasa.
“A medida que los sistemas de engorde de carne vacuna apuntó más a integrarlo con el maíz y los feedlots, la carne de vaca empezó a tener un poco más de grasa. Y el cerdo, con la genética y el trabajo con alimentos balanceados (proteínas, núcleos minerales) comenzó a ser más magro y se comenzó a acercar con la vacuna. Eso cambio el sabor y demás de las dos carnes”.
En la carnicería
Por otro lado, actualmente hay un trabajo continuo sobre la integración de la media res. “Se trabajan los mismos cortes que la carne vacuna: en el cerdo existe la bola de lomo o la cuadrada para hacer milanesas… no solamente es la bondiola y el pechito de cerdo”.
Es que “hoy uno va a una carnicería de barrio o a un supermercado chino, que normalmente tiene un carnicero argentino, y te ofrece absolutamente todos los cortes, lo que facilita el consumo”.
Juana analizó que “la apuesta al consumo interno siempre se verá limitado al valor relativo que tenga la carne de cerdo con la de vaca. Cuando más se acerca el precio del cerdo a la vaca, somos carniceros de vaca. creo que lo tenemos en los genes”.
Sobre el mercado de exportación, indicó que existe una necesidad de proteína animal, sin dejar de lado que su sostenimiento depende del acompañamiento de los comodities, como el maíz y la soja, que nos impactan de forma automática”.
Próximos episodios
- Genética.
- Producción de embutidos.
- El cerdo en las góndolas.
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