La educación especial, un puente para simplificar la vida diaria de las personas con discapacidades
En el Día Nacional de la Educación Especial desde el espacio terapéutico El Andamio contaron que prefieren hablar de personas con “desafíos”, en vez de “discapacidades”. Los años de experiencia han llevado a sus profesionales a pararse en una perspectiva que les permite ver lo que son capaces de hacer quienes asisten al lugar y no en las limitaciones que presentan.
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“La realidad es que cuando los observás desde sus posibilidades, uno se vuelve más optimista y más positivo”, contó Dina Bos. Ella es directora de los tres servicios que brinda el espacio y gestadora del proyecto que se puso en funcionamiento hace cuatro años y medio, aunque según dijo la idea surgió en su cabeza hace más de diez. Sus conocimientos se fueron nutriendo desde diferentes especialidades, siempre relacionadas con la infancia, pero especialmente se enfocó en aquellos niños y jóvenes que presentaban desafíos en su desarrollo.
Luego de años de trabajo en consultorio, en algún momento se le presentó la necesidad de armar equipo y pensar en algo diferente. Así nació El Andamio, institución terapéutico educativa creada para personas con discapacidad y o diversidad funcional, con Dictamen de Categorización “A” por parte del Servicio Nacional de Rehabilitación del Ministerio de Salud de la Nación.
Contó que al principio era ella quien se encargaba de todo, con muy pocos chicos en cada uno de los servicios, sin embargo el crecimiento ha sido tal que ya son más de 45 los profesionales que la acompañan y alrededor de 200 los niños, jóvenes y adultos con discapacidad que asisten, y otros más en lista de espera.
Al principio no podían trabajar con obras sociales, pero era un objetivo primordial a alcanzar. Hoy en día es lo que hacen, trabajan con las prestadoras para que las familias no tengan que pagar.
Además, reveló que la intención siempre en poder trabajar en concordia con las escuelas especiales, tratando de coordinar los horarios y rutinas para facilitar el ritmo de vida de los chicos y sus familias, contribuyendo a su desarrollo.
Servicios funcionales
El centro de día es uno de los tres servicios y funciona de mañana para personas de 14 años en adelante. Cuenta con talleres para jóvenes y adultos, algunos con orientación pedagógica porque a muchos de ellos les sigue interesando alfabetizarse. “Todo lo que hacemos es funcional, que les sirva para la vida”, explicó, esto quiere decir que puedan hacer un mandado solo, las compras, o leer los carteles, entre otras cosas que les brinde autonomía y aporten al desenvolvimiento en su vida. Allí pueden elegir diferentes tipos de talleres, como de cocina, arte, artesanía, huerta y jardinería, de cerámica, música y murga, educación física, teatro, entre más variables. Además, los viernes hacen feria donde exponen y venden lo que fueron haciendo en los talleres. Lo recaudado es utilizado por ellos en el marco de “Salida con amigos”, un espacio disponible para los mayores de 18 años donde elijen un programa para asistir todos juntos, ya sea cine, cenar, teatro. De esta manera pueden hacer salidas grupales sin tener que pedir plata a sus familias.
También contó que aquellos que tienen más dificultades participan de salidas de otras características, con más asistencia por parte de la institución, ya que en todos los casos salen con acompañamiento de profesionales. “Realmente tratamos de lograr la vida lo más independientemente posible por parte de ellos”, aseguró Bos.
Por otro lado está el centro educativo terapéutico, que funciona en el mismo lugar de 13 a 17 y es para aquellos niños que están en edad escolar, y si bien se dan contenidos que tienen que ver con lo escolar, los métodos y estrategias que se utilizan son de índole más terapéutica. De hecho, la directora contó que en este dispositivo hay un equipo de profesionales permanentemente, con mucha cantidad de adultos por niño.
Por último, después de las 17 se pone a disposición el centro de estimulación temprana, que consiste en espacios de terapias individuales con los diferentes profesionales. Los niños son evaluados y en equipo se decide el tipo de terapia que necesitan. “La idea es que continúen después en el centro educativo terapéutico”, sostuvo.
Discapacidad social
“Aquellos que no logran una verdadera inclusión, es porque la sociedad no está pudiendo incluirlo, ni a nivel escolar ni social”, advirtió Dina Bos. En este sentido, se refirió a la falta de herramientas que se percibe a nivel país y local.
Si bien en muchos ámbitos se han vencido varias barreras y ha habido avances, dijo que la verdadera inclusión todavía está lejos de suceder. “Se habla mucho, pero nos falta un amplio camino por recorrer. Sobre todo a nosotros como personas, que somos los que ponemos la primer barrera para aceptarnos, porque todos somos diferentes”, enfatizó.
Puntualmente en el caso de Tandil, aseguró que hay gente con buenas voluntades y ganas de encontrar soluciones, está lejos de ser una ciudad realmente inclusiva para que las personas con discapacidad puedan manejarse como se merecen. “Falta que nos unamos más quienes estamos en esto y queremos ver un cambio”, concluyó.
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