Sociólogo afirmó que la cuarentena pone en evidencia el desafío de la sociedad argentina frente a las normas
El profesor Daniel Míguez consideró que “en muy pocas situaciones se ponen tan en evidencia las consecuencias de que las personas comunes rompan las normas sociales”. Y evaluó que “tal vez la sociedad aprenda un poco de eso, de respetar ciertas formas de orden, ciertas pautas de relación, que es también respetar los derechos de otro y es también generar mejores condiciones de vida para el conjunto”.

“Esta es una situación en la que existen posibilidades de que la sociedad argentina, que es muy reacia a aprender esas lecciones finalmente las aprenda un poquito”, reflexionó el sociólogo Daniel Míguez acerca de la situación de aislamiento obligatorio que se atraviesa en este momento que implica indefectiblemente respetar ciertas normas por el bien del conjunto de la sociedad.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailDaniel Míguez es investigador del Conicet y profesor de la Unicen, y doctor en sociología por la Universidad de Amsterdam.
Sobre los efectos que tendrá la cuarentena en cuanto a los cambios de hábitos de la sociedad a largo plazo, consideró en primer lugar que “todavía es un proceso muy breve para tener un efecto muy profundo en la sociedad. Evidentemente en principio va a afectar los vínculos de sociabilidad, porque la gente puede interactuar menos entre sí, o lo hace a más distancia, o interactúa por otros medios. Hubiera sido un efecto muy distinto 20 años o 30 años atrás, cuando no existían las redes como ahora, lo que permite de todas maneras mantener vínculos a la distancia”.
No obstante, consideró que “todavía es muy breve el lapso de tiempo para que tenga un efecto muy profundo sobre las formas de vinculación que la sociedad tiene”.
En ese sentido, planteó que los cambios de hábito en una sociedad “son cosas que se producen en procesos muy largos, no creo que por un mes o dos implique cambios muy profundos”.
Un contexto de excepcionalidad
En tanto, sostuvo que “podría afectar las formas de sociabilidad, es decir cómo nos relacionamos cotidianamente las personas y particularmente los que tenemos vínculos primarios, es decir en el ámbito familiar o amistades, pero esa forma de vinculación no se modifica en lapsos cortos, sólo en lapsos muy largos, aunque tengan una experiencia medianamente traumática como puede ser esta forma de aislamiento parcial, no creo que se vaya a modificar el sistema de afectos que regula a las familias, o un vínculo de amistad, en ese sentido no creo que esto vaya a tener un efecto muy significativo”.
En ese sentido, planteó que se trata de un contexto de “mucha excepcionalidad, y una vez que ese contexto excepcional desaparece creo que de a poco, no de manera inmediata, vamos a volver a cierta normalidad en los hábito”.
“No creo que esta experiencia vaya a modificar eso de manera muy notable, tal vez inicialmente ni bien se levante la cuarentena la gente tenga cierto temor al contagio y eso pero no creo que genere transformaciones muy significativas en ese aspecto”, sostuvo.
Un desafío
Por otra parte, manifestó que “se abren otras preguntas interesantes para hacerse respecto de los cambios que puede haber en la sociedad después de esta experiencia, que es muy particular en el sentido de que pone en evidencia algo que para la sociedad argentina siempre ha sido un desafío, que es la relación entre la sociedad y las normas”.
Frente a este panorama, sostuvo que en “muy pocas situaciones se ponen tan en evidencia las consecuencias de que las personas comunes rompan las normas sociales”.
“Ahora es muy evidente que si una persona está caminando por la calle está poniendo en peligro a todos los demás y la sociedad argentina está reaccionando frente a eso porque eso se ha hecho muy evidente pero reacciona frente a eso como no lo hace frente a por ejemplo que una persona pase un semáforo en rojo, o ande en motocicleta por la vereda, o tire papeles en la calle, y todas esas formas de transgresión producen un perjuicio para el conjunto de los miembros de la sociedad”, afirmó.
Y afirmó que “una persona que cruza un semáforo en rojo amenaza la vida de otro, una persona que tira papeles en la calle perjudica las condiciones de vida de los demás. Una persona que anda en moto por la vereda, que en Tandil es bastante frecuente, pone en riesgo la vida de los otros, incluso de maneras más flagrantes que cuando una persona hoy por hoy sale a la calle y va a caminar”.
Sin embargo, consideró que “frente a esas cosas no reaccionamos de la misma manera que la sociedad reacciona hoy frente a alguien que no hace la cuarentena, lo tomo más en serio la sociedad porque se hizo más evidente el peligro que implica esa transgresión”.
Reacia a respetar el orden
Frente a este escenario, evaluó que “tal vez la sociedad aprenda un poco de eso, de respetar ciertas formas de orden, ciertas pautas de relación, que es también respetar los derechos de otro y es también generar mejores condiciones de vida para el conjunto”.
“Ésta es una situación en la que existen posibilidades de que la sociedad argentina que es muy reacia a aprender esas lecciones finalmente las aprenda un poquito. Siendo optimista tal vez esta experiencia sirva para que la sociedad argentina cambie en ese sentido, yo creo que ahí podría haber un cambio muy profundo en las formas en las que nos vinculamos si aprendemos las ventajas de respetar cierto tipo de normas y ciertas formas de orden”, argumentó.
Y sostuvo que “la sociedad argentina en general es reacia a respetar un mínimo nivel de orden. En el tránsito es algo muy evidente, tenemos tasas de accidentes de tránsito altísimas, entre las más altas del mundo, justamente porque no reconocemos que el orden en el tránsito generó un beneficio para todos, preferimos la pequeña ventaja, coyuntural o situacional de pasar rápido una esquina, o pasar un semáforo en rojo, o doblar donde no debemos, a respetar una forma básica de orden”.
“Eso que permite obtener una ventaja de corto plazo genera un perjuicio de mediano plazo, es decir todos corremos más riesgos, nuestros hijos, nuestros padres, de tener un accidente porque manejamos de esa manera. Ahora se da una situación donde el perjuicio de no respetar esas formas básicas de orden se vuelve muy evidente”, manifestó.
Consideró en esa línea que “tal vez a partir de esa experiencia algo aprendamos al respecto y eso podría ser un cambio en la sociedad, aunque no lo sé, es muy difícil aventurar qué va a pasar, las sociedades son bastante impredecibles en sus transformaciones pero tal vez esa podría ser una forma de transformación”.
Una reacción estigmatizante
En cuanto a la cuarentena, observó que “en Tandil se cumple bastante, pero también que en otras partes del país se cumple. Es sorprendente que la sociedad haya reaccionado de una forma relativamente positiva frente a esta restricción, yo creo que la aceptación de la norma, del aislamiento es bastante extendida y generalizada”.
“Eso me llama la atención, y ocurre en Tandil y creo que en casi todo el país. Habría que ver que pasa en lugares donde las condiciones de vida son más precarias, pienso en el conurbano, o los barrios mas carenciados que rodean a Córdoba o Rosario, no sé cómo funcionará allí el aislamiento porque las condiciones para lograrlo son mucho más precaria”, indicó.
Y agregó que “lo que veo es que en Tandil se está acatando bastante, la gente es bastante respetuosa de la pauta de mantener distancia de los demás, eso es bastante claro, tengo amigos en otras partes de la Argentina y me da la sensación de que allí también se está respetando bastante”.
Por otra parte, manifestó que le llamó mucho la atención que en Tandil “hubo una cierta reacción por el caso de una o dos personas contagiadas en la ciudad bastante estigmatizante, de marcar a aquel que se contagió y la persona se pudo haber contagiado de una forma totalmente casual, no es su responsabilidad haberse contagiado”.