A 28 años de la última acelerada semipermanente
El 8 de marzo de 1992 se corrió por última vez en el legendario trazado tandilense

Por Luis Orlando Sánchez; sancheztandil@yahoo.com.ar
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Han transcurrido casi tres décadas de la última fiesta grande en las sierras, cuando el TC bajó el telón del Nürburgring argentino, el emblemático trazado de 32,200 kms. El 8 de marzo de 1992, se corría por el última vez es un escenario alucinante, con todas las alternativas y bellezas.
Un día inolvidable, aquel domingo de Marzo cuando el Turismo Carretera celebraba la 34° Vuelta de Tandil, el capítulo final de una etapa histórica para la ciudad serrana, luego de más de veinte citas en ese espacio fascinante.
Un lugar difícil de olvidar para los apasionados de la velocidad y para la familia que vivía cada encuentro con solaz, disfrutando el folklore cautivante de los carreteros. Épocas de peñas y de taller, de mate y asado. Lugares inolvidables que hoy siguen vivos pero ya son recuerdos, desde la intrincada “viborita” pasando Don Bosco, la curva de El Gallo, el extenso tendido de la ruta provincial 74 de casi nueve kilómetros, Scarminacci (ruta 30 y 74), el curvón de la Granja, la variante de Montecristo, los ascensos y “bajadas” hasta el mítico descenso de Belén, en el ingreso al complejo El Centinela, la curva de Marchini (La Pulpería), la variante del Banco Provincia, la curva del dique viejo antes de la quinta San Gabriel, la rotonda del dique, y los 4,5 kms por la hoy Avenida Don Bosco, hasta el sector de largada. Todos lugares que hoy existen, pueden ser recorridos y que en aquel momento, hace 28 años, fueron claves en las emblemáticas carreras del TC rutero. Eran 32,200 kilómetros de una vuelta extensa. Las carreras eran fuertes desafíos, no todos los pilotos se sentían a gusto con las curvas, bajadas y largas rectas al filo de los 270 kilómetros de velocidad pura.
Aquel 8 de Marzo, fue la culminación de una época, Juan Manuel Landa fue dominador excluyente escoltado por el “Chueco” Romero y los tandilenses Fabián Acuña y “Pepino” Malisia corriendo juntos todo el evento.
Una jornada irrepetible, con una convocatoria multitudinaria despidiendo el magnetismo de un lugar único. El marplatense Juan Manuel Landa, acompañado por Carlos Aberasturi, con el auto preparado por los hermanos Bozzone, asistido por Juan Carlos Papovich, ganaba en casi una hora y media de carrera, con dos “vecinos” detrás, el “Chueco” Romero a 9 segundos, y Fabián Acuña a 11. Cuarto “Pepino” Malisia, luego Luis Minervino, “Tito” Urretavizcaya, Jorge Oyhanart, el “Vasco” Zabaleta, Osvaldo Lynn y Eduardo Nicieza completaron los primeros diez sin saber que era la despedida de uno de los escenarios más cautivantes que transitó el automovilismo argentino.
Se iba Tandil, un eslabón histórico del TC en ruta. Roberto Mouras ha sido el máximo ganador en sus 21 ediciones con cuatro conquistas (17 de Tandil y 4 especiales), seguido por “Pincho” Castellano y Juan María Traverso quienes ganaron tres veces cada uno.
“Para el que no vivió esa época del TC es difícil comprender lo que generaban estas carreras. En Tandil, se paraba la ciudad. En la Bajada de Belén se juntaba una multitud de espectadores. Era el asado, los amigos, la familia y esos locos que volaban con sus autos. Las carreras son un mundo maravilloso y apasionante, pero también son peligrosísimas. Esa era la combinación que ofrecía Tandil. Era un circuito espectacular, pero también infernal”, comentaba Juan María Traverso.
Treinta y dos kilómetros memorables, con batallas apasionantes y explosivas, el desafío de grandes actores, sus bellezas, curvones y rectas, los momentos aciagos, las consagraciones y sus emocionantes definiciones.
28 años de la última acelerada. Tandil es historia de aquella magia del TC en ruta. Un recuerdo único y perdurable.