CUANDO LA TRAGEDIA MERODEÓ EL AIRE DE TANDIL
Aeronaves en peligro
El cierre del certamen 1987 de Turismo Carretera en Tandil, tenía grandes expectativas y aprontes, clausura de un campeonato y el desarrollo de una carrera definitoria. Medios de distintos lugares del país llevaron las alternativas del Premio Coronación de la máxima, en el panorámico reducto de las sierras. Algunas organizaciones dispusieron hasta tres aeronaves para la cobertura de la convocante entrega, nadie quería perder detalle alguno de una definición apasionante.
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El equipo Campeones (Radio El Mundo), dirigido por Carlos Alberto Legnani, utilizaba ese día tres aviones del Aero Club Tandil. Otras máquinas similares cumplían idéntica función para otras entidades periodísticas, surcando el horizonte serrano, para emitir las alternativas y vivencias de la gran carrera que tuvo dos etapas o series, quedando la clasificación final por suma de tiempos.
El parcial inicial se desarrollaba promediando la mañana, las aeronaves viajaban arriba de los punteros, otras sobrevolando la quinta o sexta fila, y en el caso del equipo de Radio El Mundo, tenía un tercer avión, para utilizarlo en la zona de atrás o emprender alguna cobertura donde se producía lucha o alguna eventual urgencia.
Los aviones de punta estaban a cargo del Ingeniero Carlos Echeverry y Miguel Fantini, con los dos relatores desde el aire, Guillermo de la Barrera y Andrés Galasso.
“El Cessna, que tenía a Fantini (piloto Aero Club Tandil) y relator Guillermo de la Barrera, como encargados de sobrevolar la punta, pero en un momento debió retornar para localizar a uno de los autos punteros que se había retrasado entre Montecristo y La Porteña. A su vez, en el Cessna 182, íbamos (Carlos Echeverry) con el relator Andy Galasso, y en ese lapso nos informaron que teníamos que localizar a los autos de avanzada. El plan estaba de esa manera. Ese movimiento casi provoca la tragedia. Cuando vuelve la máquina de punta, nosotros nos dirigimos a localizar a los autos que venían adelante, y en la ruta 74, ubicamos la posición. Hasta allí todo bien, pero la gran sorpresa y asombro fue que en ese momento, apareció y se nos vino encima la otra aeronave que había retornado a la posición original. El susto y tensión fue enorme porque el horizonte estaba poblado de aviones y las dos máquinas (del Aero Club Tandil y Campeones), se encontraron en una posición incómoda y de alto riesgo. Volábamos en la zona de ‘Los Mimbres’. Nos rozamos en vuelo, arrancando con la pala del ‘172’, un trozo alar de nuestro avión. De allí, movimos urgente al Club de Planeadores para aterrizar y el otro Cessna pudo continuar con la carrera. En esa instancia, creí que se había desprendido una de las ruedas y le dije a Andrés (Galasso) que teníamos que salir rápido cuando aterricemos, porque no sabía qué comportamiento podía tener el avión. La sorpresa fue mayúscula cuando bajamos, la máquina pudo carretear y así logramos salir ilesos. Después de algunas horas, nos dimos cuenta que pudo ser muy grave y trágico. Recuerdo que a la tardecita de ese domingo, localizamos un trozo del ala, que aún la conservo”, le comentaba el Ingeniero Carlos Etcheverry a vertigomotorsport.com.
Trance riesgoso
Uno de los periodistas del equipo periodístico Campeones (Radio El Mundo), que cubría las alternativas de aquella Vuelta de Tandil desde uno de los aviones transmisores, reflejó el difícil trance que le tocó vivir en la primera etapa de aquel Gran Premio de 1987. Andrés Galasso, experimentado relator, recuerda esos momentos de tensión y zozobra. “Una vez en el aire de aquella mañana de diciembre, aguardamos cerca de media hora para la partida que se había demorado por una falla en el auto de Oscar Angeletti. Una vez que se largó la carrera, en los primeros kilómetros se pegaba la ‘Oveja’ Mancuso que corría con el Torino de De Arzabe. El avión donde iba Guillermo de la Barrera se quedó con el incidente y nosotros con Carlos Etcheverry (Cessna 182), fuimos a buscar la punta. En la chicana sobre ruta 74, iban Mouras, Castellano y Oyhanart, acto seguido unos gritos, a la derecha estaba la otra aeronave a pocos metros. No hubo tiempo de nada, fue un flash, el avión nos pasó por encima y con la hélice ‘rebanó’ el flap derecho del nuestro, quedando los pedazos de aluminio flameando. Un momento que no olvidaremos nunca. El piloto decidió volver al Club de Planeadores, bajamos algo de costado, pero felizmente pudimos aterrizar. Previamente le avisamos a Carlos (Legnani) que estaba en la cabina (largada), que volvíamos al aeródromo. No entendía nada, creía que se había descompuesto alguien. Cuando supieron el motivo, no lo podían creer. En la hélice del otro Cessna quedó marcada la pintura. Cuando volví a la cabina (central), agarré uno de los autos y con el equipo del avión fui hacer un móvil en la segunda etapa de la carrera”, comentaba “Andy” Galasso, recordando aquel comprometido momento que puso en riesgo a las dos tripulaciones.