La historia de resiliencia de un exSantamarina, hoy goleador de Primera Nacional
La emotiva historia de un delantero que superó una larga sequía con ayuda psicológica para reencontrarse con su mejor versión en Agropecuario.

Alejandro "el Tano" Gagliardi, hoy máximo goleador de la Primera Nacional con 16 tantos, vivió una dura sequía goleadora de dos años que puso en jaque su carrera y lo contó en una entrevista para TyC Sports. El delantero de 36 años, actualmente en su mejor momento, se reencontró con el gol y con el club que lo vio atravesar la crisis: Agropecuario de Carlos Casares. Un círculo que se cierra de la forma más dulce.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLa crisis de un 9 sin goles
Entre 2019 y 2021, la vida de Gagliardi, un 9 que vive del gol, se convirtió en una lucha diaria. "Se hizo duro. Trabajé con un psicólogo porque en los entrenamientos hacía goles pero en los partidos no", recuerda el jugador, que en su primer ciclo en Agropecuario, en 27 encuentros, se topó con un arco impenetrable.
El quiebre de esa racha llegó el 4 de septiembre de 2021, con la camiseta de Villa Dálmine, cuando marcó un doblete ante San Telmo. "No podía, estaba abajo del arco y la pelota no quería entrar", confiesa Gagliardi, que decidió abrirse a la ayuda profesional. "Yo era muy cerrado, pero en el club había un psicólogo, lo hablé con mi pareja y fui. Por suerte se me abrieron muchos caminos y mejoraron las cosas". En ese proceso, el delantero agradece el apoyo de su director técnico, Felipe de la Riva, quien le dio una mano fundamental al llevarlo a Dálmine.
Tras su paso por Gimnasia de Jujuy, Santamarina de Tandil y Flandria, donde volvió a convertir, Gagliardi recibió el llamado que lo trajo de regreso a Carlos Casares. En enero de 2024, el presidente de Agropecuario, Bernardo Grobocopatel, le ofreció cerrar la historia inconclusa. Hoy, en el mismo lugar donde se le había bloqueado el arco, el Tano volvió a vivir gracias a los goles.
De volante a un goleador letal
La historia de Gagliardi va más allá de su etapa en la Primera Nacional. En sus inicios, era un volante por derecha que pisaba el área, pero no fue hasta 2015, con 26 años y en Primera División con Nueva Chicago, que su destino cambió. El técnico Rubén Forestello decidió probarlo como delantero, y el Tano respondió con diez goles en los últimos diez partidos del campeonato. En esa racha se destaca una tarde memorable en la que le marcó cuatro goles a Newell's Old Boys.
Fue ese el momento en que Gagliardi se consolidó como 9. "Desde ahí quedé como delantero y me gustó, pero no conocía el puesto", explica sobre su reconversión. Su carrera es un testimonio de persistencia, una cualidad que forjó desde muy joven, en su natal Los Surgentes, Córdoba, y en la pensión de Instituto, donde llegó con 16 años y se sacrificó para mantenerse.
"Mi familia no podía hacer el esfuerzo de pagarme los viáticos", recuerda el delantero, que incluso tuvo que trabajar mientras jugaba en la pensión, repartiendo folletos de una heladería. Con el apoyo de sus padres, a quienes agradece por enseñarle a "luchar hasta el final", Gagliardi se convirtió en un ejemplo de resiliencia. Y hoy, ese trabajo y sacrificio se ven reflejados en cada grito de gol.