¿Es la NBA el camino para aprender a jugar al básquetbol?
Por Eduardo Aldasoro
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El descomunal triple lanzado a once metros del aro con que Damian Lillard hizo ganar a Portland la serie ante Oklahoma, en la NBA, se hizo viral y desató un debate: ¿Estuvo bien tomado ese lanzamiento con el partido empatado y diez segundos para elegir otra jugada? ¿El estilo de la NBA puede conspirar contra la enseñanza de los fundamentos del básquetbol a los niños?
Cristian Santander, exentrenador de la selección nacional femenina, escribió en Twitter apenas vio aquel triple: “¿Cómo les explicamos a jugadores de entre 12 y 17 años que es una decisión pésima? He visto en minibásquet como los niños, faltando 20 segundos, tienen la bola en la mano para disfrazarse de Lillard o de otro maldito superhéroe de estos tiempos”.
Los chicos deben disociar lo que pueden aplicar de lo que no. Si tengo a Lillard en mi equipo, en esa situación le doy la pelota y que haga lo que quiera. Los gestos técnicos de los NBA son de excelencia y está bueno tomarlos. Lo que no está bien es hacer de eso un modo constante de juego. Lo importante es que les hagamos entender que, por una cuestión de biotipo, ellos se van a parecer más a Campazzo que a Lillard. Y que nuestros jugadores también tienen cosas buenísimas para imitar.
Emular la destreza, pero no la cultura anárquica pregona Oscar Sánchez, entrenador bahiense con rica experiencia en el básquetbol nacional. Una frase habitual en el básquetbol estadounidense es que en los equipos universitarios manda el entrenador y en la NBA, el jugador. Gregg Popovich es hoy quien manifiesta el espíritu del juego: pasarse el balón y seleccionar el lanzamiento. Hoy todo ha cambiado. Sabemos que las épocas son diferentes y que la filosofía del juego en la NBA ya no parte como antes de que la pelota está en manos del pivote.
Hoy, el dibujo táctico es una formación de handball. Los ataques son poco pacientes, las cortinas directas abundan y el tiro de larga distancia prevalece sobre la penetración hacia el aro. Y el rebote ofensivo brilla por su ausencia.
“Hay que formar como se educa a los hijos”, manifiesta Sergio Hernández, director técnico de la selección nacional. Que los chicos consuman la NBA se lo puede relacionar con la educación de nuestros hijos. Es difícil pretender que no se contaminen de cosas que pueden ver en la televisión o en otros lugares, pero eso no quiere decir que su educación deje de estar en tus manos. Es fundamental que uno haga con sus jugadores jóvenes lo que hace con sus hijos: educarlos, explicarles y ponerlos en contexto. Lo que provoca la NBA es altamente positivo por el lugar en el que pone al básquetbol a nivel deportivo. La NBA va para el lado que cree conveniente. Los entrenadores necesitan más preparación. Aquí entra en juego la Escuela Nacional de Entrenadores de básquetbol de Argentina, que engloba entrenamiento con pedagogía, didáctica y psicología deportiva.