Por Fernando Izquierdo, de esta Redacciónfernandoizquierdo@hotmail.com&nbsp;A punto de cumplir 24 años, a mediados de 1978, Mario Alberto Kempes transitó el episodio consagratorio de su carrera futbolística, ése que marcó un antes y un después en su trayectoria.El cordobés de Bell Ville lideró a la selección argentina a su primera conquista mundial, erigiéndose en goleador y figura del conjunto dirigido por César Luis Menotti que hace 47 años les brindaba a los argentinos un paliativo en medio de un convulsionado contexto socio-político.Kempes, en ese entonces futbolista del Valencia español, se despachó con seis goles, siendo el máximo anotador de la undécima cita ecuménica, incluidos los dos en la final ante Holanda del 25 de junio en el Monumental.A casi medio siglo del episodio que marcó para siempre su vida -deportiva y personal-, Kempes dice mantener inalterables algunos recuerdos vinculados al camino a la consagración. Y lo acredita, desde Estados Unidos, en una extensa charla con Último Bondi (Tandil FM y Eco TV):-¿Cuál es la sensación diaria, a través de estos 47 años, de ser campeón del mundo?-No es que me levante cada día pensando en eso. Comienzo mi día pensando en mis hijos, en mi familia, no en la Copa del Mundo ni mucho menos. Eso fue una cosa muy hermosa, que quizá no entraba en los planes que uno podía tener cuando optó por dedicarse a esta profesión. Tuve la suerte de levantar la Copa en un momento muy especial de Argentina. Se había intentado y no se había logrado, nos tocó ser los primeros.-¿Cuán presentes tiene los detalles del camino a la consagración?-Me acuerdo de todo. Gracias a Dios, todavía la memoria me acompaña, a pesar de que me queda muy poquito para cumplir los 71 años. Recuerdo perfectamente casi todo, desde los lugares de concentración, hasta el acompañamiento de la gente cuando salíamos desde José C. Paz en ese colectivo viejo en el que íbamos hasta la cancha de River. Fue todo muy lindo y especial, vivir eso fue un lujo y pudimos sacarlo adelante.-Una consagración que lo encontró en una edad ideal, con la fortaleza de la juventud y, al mismo tiempo, con cierto rodaje en el fútbol profesional.-Sí, porque hacía dos años que estaba en Europa, jugando en Valencia. Quizá eso me ayudó. Yo no era un jugador muy hábil, pero tenía ciertas condiciones técnicas como sudamericano y pude combinarlas con la preparación física que me brindaban en Europa, necesaria para un evento como un Mundial.&nbsp;<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2025/06/kempes_4.jpg" alt="Kempes"></figure>Junto a Leopoldo Luque, en la final ante Holanda, el 25/6/78.&nbsp;-Ciertamente, fue el logro más relevante de su carrera. ¿También el torneo en el que mejor jugó?-Sí, lejos. Mi actuación fue un sorpresa para la gente y el periodismo, ni sabían dónde estaba jugando, en esa época no existía la información que hay actualmente. Y yo no había tenido una carrera tan larga, era joven. Se preguntaban por qué me ponían, para qué me habían traído, pero gracias a Dios salió todo bien. Mi llegada sumó más de lo que restó.-¿Qué lugar tenía en un grupo conformado por jugadores de jerarquía y personalidad como Fillol, Passarella, Gallego…?-Era un plantel con jugadores de altísimo nivel, pero ninguno había tenido mayor roce internacional. Sólo en torneos como la Copa Libertadores o la Copa América, pero no Copas del Mundo. El “Pato” (Fillol) había ido al Mundial ’74, igual que el “Loco” Housemann…sólo ellos, el resto eran jugadores “locales”.El trabajo del “Flaco” Menotti fue organizar, al servicio del equipo, a todos esos grandes jugadores que estaban pasando por un muy buen momento.&nbsp;<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2025/06/kempes_3.jpg" alt="Kempes"></figure>La formación argentina en la final de hace 47 años. Passarella, Bertoni, Olguín, Tarantini, Kempes y Fillol. Gallego, Ardiles, Luque, Ortiz y Galván.&nbsp;-¿Qué siente como protagonista de aquel logro cuando se ponen en tela de juicio los méritos del mismo?-Y…somos argentinos. Todavía estamos poniendo en duda si ha sido mejor Maradona o Messi. El argentino nunca está conforme, siempre le anda buscando la quinta pata al gato. Siempre quiere hacer un poco de ruido. Lo que lográbamos en ese entonces era darles a los argentinos cinco o seis segundos de alegría, en un momento como el que estaban pasando. Cuando estuve en España, no sabía qué sucedía en el país, la prensa estaba en silencio, “muteada” (sic). Nadie estaba al tanto de nada, sólo las familias que sufrían con lo que pasaba. Logramos que en esos segundos en los que se preguntaba cómo había salido Argentina se instale cierta alegría. Después, volvía el sufrimiento.-¿En qué momento del Mundial sintió que a Argentina no se le iba a escapar?-Cuando Bertoni hizo el tercer gol en la final. Recién ahí llegó el delirio, porque a una selección como la de Holanda no había que despreciarla ni mucho menos. Es de las mejores, sin tener la suerte de salir campeona, le tocó en Sudáfrica una España muy fuerte en la final, y también quedó cerca contra Alemania en 1974 y, al Mundial siguiente, contra nosotros. No pudieron conseguir el título pero sí sentaron un precedente sobre la forma de jugar desde lo colectivo y de encarar los partidos de una manera diferente.-Siendo, aquel Holanda del ’74, acaso el equipo más prestigioso de la historia del fútbol mundial entre aquéllos que no lograron coronar.-Y, sí. Tenían a Johan Cruyff. El flaco era un fenómeno. Tuve la suerte de enfrentarlo cuando estuve en Valencia y él jugaba para Barcelona. Fui un privilegiado por verlo al lado mío haciendo las cosas que hacía.-¿Cómo era César Menotti?-Uno de esos entrenadores muy pensantes. En ese momento, supo elegir bien. No sé si estuvieron todos los mejores, pero a los que citó supo sacarles el máximo. Consiguió que cada uno haga lo que hacía en su equipo. Y, está claro, le agregó lo que él pretendía para la selección argentina. Así, se unió el mérito que hizo el jugador para ser convocado con la astucia de Menotti para incorporar sus intenciones a lo que los jugadores teníamos como capacidad.-Usted termina siendo el goleador del torneo, sin que Menotti lo haya utilizado como un jugador decididamente plantado en el área.-Es que yo no era de área. No era 9, era 10. Me movía con la libertad que él me daba, pero me gustaba colaborar con el equipo. No era el jugador que se quedaba fijo arriba aprovechando sus buenos movimientos en el área. Yo era ése que hace de enlace entre la defensa y los delanteros.-¿Cuáles eran los otros rivales a vencer, además de Holanda?-En ese entonces, el televisor que teníamos era de 25 x 25, como una regla de colegio. No teníamos la posibilidad de contar con uno grande para analizar bien los partidos. Lo que más nos interesaba era la charla de César (Menotti), no mirábamos videos de otros partidos. Sólo nos enfocábamos en qué teníamos que hacer nosotros, era lo más importante. Entiendo que era útil saber cómo se movía el “enemigo” que íbamos a tener enfrente, pero la prioridad pasaba por lo nuestro.&nbsp;-La final termina resolviéndose con relativa comodidad, pero la derrota estuvo cerca en el tiempo regular, con ese tiro en el palo de Rob Rensenbrink.-¿Comodidad? Nos quedamos atragantados con ese tiro en el palo. No fue fácil ni mucho menos, ellos nos podrían haber ganado tranquilamente. En los primeros minutos, nos bombardearon desde todos lados, el “Pato” (Fillol) sacó todo lo que tenía que sacar. A medida que fueron pasando los minutos, supimos igualar el partido en la tenencia, en saber atacar, pudimos hacerles daño y marcamos la diferencia, pero recién en la prórroga.&nbsp;<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2025/06/kempes_1.jpg" alt="Kempes"></figure>Haan no llega al cruce y Kempes derrota a Jongbloed para abrir la cuenta en la final del Mundial ‘78.&nbsp;-¿Qué cambió en su carrera con la obtención de ese Mundial?-Atravesamos más de treinta días de concentración y, después de ese torneo, no fui el mismo. Cambié totalmente y las cosas no me salían cómo las planeaba. Me costó encontrar nuevamente a ese Mario Kempes de antes del Mundial.-¿Se puso cierta presión que no pudo manejar?-No. Un Mundial requiere de una concentración extrema, a algunos les afecta más que a otros. A mí me afectó demasiado, pese a que seguí haciendo goles y siendo figura en algunos partidos. Las cosas no se me dieron de la misma manera que antes del Mundial.-¿Qué contacto mantienen los integrantes de aquel plantel campeón?-Es muy difícil vernos porque cada uno vive en un lugar diferente. Tenemos un grupo de WhatsApp, a través del cual nos mantenemos en contacto. Ya estamos “mayorcitos”, nos cuidamos entre nosotros.-¿El juego de Kempes es más emparentable al de Maradona o al de Messi?-Diego era más habilidoso que yo, y Messi también lo es. Ambos, más bajos que yo, y con más movilidad. Quizá, yo tenía más fuerza. Las comparaciones son odiosas, rescato que los tres pudimos ganar la Copa del Mundo.&nbsp;El “porrazo” de España&nbsp;-¿A qué atribuye que en el Mundial ’82, la selección no pudo volver a destacarse?-Quizá tuvimos mejores jugadores pero el grupo no fue el mismo. Y nos equivocamos demasiado en instalarnos al lado del Mediterráneo, ese espacio azul que se veía desde la concentración. En ese entonces, teníamos a nuestras familias con nosotros y estábamos cerca de los chiringuitos (puestos de bebidas en España), que tenían sus “cositas”…no fue la misma concentración que habíamos tenido en el Mundial anterior.&nbsp;<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2025/06/kempes_2.jpg" alt="Kempes"></figure>Maradona y Kempes en España ’82, donde a Argentina no le fue cómo esperaba.&nbsp;La selección actual&nbsp;-¿Qué le parece el seleccionado argentino?-Me da una envidia sana. Está haciendo un papel espectacular, con jugadores que siguen teniendo hambre, el equipo sabe a qué juega, tiene un gran entrenador que prueba muchas variantes con futbolistas nuevos. Veremos cómo le va en el próximo Mundial, una cosa es hacer buenos partidos en la preparación, después lo tenés que ratificar en un torneo que es totalmente diferente.&nbsp;<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2025/06/kempes.jpg" alt="Kempes"></figure>Kempes recordó el Mundial ’78 junto a El Eco de Tandil.&nbsp;-¿Confió desde el primer día en Lionel Scaloni o compartió cierto escepticismo que invadió a los argentinos ante su designación?-Nadie confiaba en él porque no lo conocíamos. Él estaba en Valencia, en una competición de selecciones juveniles y se abrió la vacante para dirigir a la mayor. Causó tal revolución que cambió todo, sólo conservó a Messi, Otamendi y Di María, “rajó” a todos los demás. Quizá lo hizo sin saber qué podía llegar a pasar, me parece que hizo muy bien en el sentido que revolucionó todo. Trajo caras nuevas y le fue fenomenal.-¿Qué le sugiere el regreso de Ángel Di María a Rosario Central?-Soy un convencido de que “Fideo” podría haber jugado dos o tres años más en Europa. No es fácil el fútbol argentino, ha cambiado muchísimo. Quien está acostumbrado a jugar en Europa, llega con una mentalidad diferente. Ojalá que le vaya todo lo bien que espera. Central lo va a recibir con los brazos abiertos. Veremos cómo funciona.

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