En zona de boxes, minutos después de confirmarse su consagración, Leonel Pernía dialogó con la transmisión oficial de la categoría.

“Me imaginaba llegar a mi segundo título de TC 2000 porque veníamos teniendo un año excelente. La “frutilla del postre” es disfrutarlo en el Cabalén junto a todo el equipo. Acá es donde empezó todo, donde hice las ‘pruebas de fuego’. En el Cabalén comencé junto a Marcelo (Ambrogio), cuando él también arrancaba en este equipo, en la estructura de Víctor Rosso. No puedo olvidarme de todo lo que me enseñó ‘Leo’ Monti, a quien seguro se le escapa una sonrisa en el cielo. Le agradezco a todo el equipo que trabaja cada día en Carlos Paz con mucho sacrificio y dedicación. Están en cada detalle en la búsqueda de ser campeones, cuando sucede es algo muy especial, difícil de describir con palabras”, comenzó expresando el flamante campeón de TC 2000.

“Si hay algo que tenemos los Pernía es el sacrificio y la dedicación, algo que heredamos del viejo (Vicente). Quizá, no somos los más talentosos, pero muchas veces la perseverancia le gana al talento. Tenerla es algo que te ayuda en todo nivel y contagia al equipo. Marcelo ha ganado mucho y es el primero en llegar al taller y el último en irse. Compartimos valores y vemos parecido el automovilismo. No hablamos mucho, pero con mirarnos ya nos entendemos. Ganar un campeonato de esta forma y a mi edad es muy lindo, como también saber que pongo feliz a mi viejo y a todos aquéllos que me permiten estar arriba de un auto de carrera”.

Por último, Pernía consideró que “es normal que la juventud venga creciendo. Pero yo veía a mi viejo sacrificarse y lo tomé como ejemplo para estar como estoy a esta edad. Mis hijos lo ven en mí hoy, ven que me levanto cada día y entreno en doble turno, me acuesto temprano cuando tengo carreras y trato de estar permanentemente en cada detalle. Es la forma de agradecer la posibilidad que tengo de vivir de lo que me gusta y de que este equipo me brinde un auto para representarlo”.