Murió Peter Rufai, leyenda del arco nigeriano y rival de Maradona en su último Mundial
El exarquero de la selección de Nigeria falleció a los 61 años. Fue campeón continental, enfrentó a Maradona en su último Mundial y renunció a un trono por amor al fútbol.

Nigeria está de luto. Peter Rufai, histórico arquero de la selección nacional y campeón de la Copa Africana de Naciones en 1994, falleció este martes a los 61 años debido a un paro cardíaco mientras descansaba en su hogar. Su figura marcó una época dorada del fútbol africano y fue protagonista en uno de los partidos más recordados por los argentinos: la despedida de Diego Maradona de los Mundiales, en Estados Unidos 1994.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailApodado “Dodo Mayana”, Rufai fue capitán de las Súper Águilas en aquel encuentro del Grupo D, en el que Argentina venció 2-1 con dos goles de Claudio Caniggia. Fue también el partido en el que Maradona se retiró del torneo tras dar positivo en un control antidopaje, escoltado por una enfermera en una imagen que quedó grabada en la historia del fútbol.
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La Federación Nigeriana de Fútbol despidió a su ídolo con un emotivo comunicado:
“Peter Rufai no sólo fue un extraordinario deportista, sino también un líder y un símbolo de compromiso con nuestro país. Su legado permanecerá en la historia del fútbol nigeriano”.
Por su parte, la cuenta oficial de la selección expresó:
“Para siempre en nuestros corazones, Dodo Mayana. Lamentamos el fallecimiento del legendario arquero de las Súper Águilas, un gigante del fútbol nigeriano y campeón continental. Tu legado vive entre los tres palos y el más allá. Descansa en paz, Peter Rufai”.
De Nigeria a Europa, con escala en la realeza
Rufai inició su carrera en el Stationery Stores de Lagos, luego pasó por el AS Dragons de Benín y desde 1988 jugó en clubes europeos como Lokeren y Beveren (Bélgica), Go Ahead Eagles (Países Bajos), Farense y Gil Vicente (Portugal), Hércules y Deportivo La Coruña (España). Su experiencia internacional fue vital para consolidar a Nigeria como una potencia emergente en los años noventa.
Más allá del fútbol, Rufai tenía un destino escrito en la historia de su pueblo: era hijo del rey de Idimu, lo que lo convertía en heredero al trono. Sin embargo, decidió abdicar para dedicarse de lleno al fútbol, donde construyó un legado que lo convirtió en una leyenda nacional.