Nos dejó César Lissarrague
Por Eduardo Aldasoro
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Tras una cruel enfermedad, a los 69 años, nos dejó César “Chechu” Lissarrague, que desde su niñez gozaba de una capacidad muy favorable para la práctica de los deportes.
Poseía un físico que le permitía superar los escollos de la altura, ya que su talla mediana la compensaba con su gran poder de salto y había demostrado en la edad escolar un cuerpo elástico para ser un excelente gimnasta, lo que lo ayudó para desequilibrar en las acciones individuales.
En 1960, el club Independiente contaba con casi cien niños de “escuelita”, quienes hacían cola para practicar en su cancha abierta, en la que se habían colocado dos tableros suplementarios para brindar mayor capacidad de actividad. Llegaron nombres como Torterolo, Roberto Fernández, Alvariñas, Cabrera, A. Lapera, Zarini, Lissarrague, Cervini, Rinaldi, Corres, J. Ramírez, Málaga, Vila, Salerno, S. Ramírez, Lluna, Massó, Revillo y M. Jáuregui, entre otros. Se fueron incorporando a las divisiones mayores hasta que varios de ellos hicieron banco en la categoría superior.
En esos años, el básquetbol de la ciudad se debatía entre serios problemas de conducción. Muchas veces, los clubes debían hacer torneos internos para paliar la carencia de certámenes oficiales. En ese aspecto, los rojinegros lograban competir con mayor nivel porque sus dirigentes apoyaban la competencia en la zona, para contar con mayores oportunidades.
En las divisiones inferiores, los rojinegros sabían mantener un privilegio a través del crecimiento de sus niños, que iban pasando de categoría a categoría y logrando un desarrollo, logrando destacarse César Lissarrague.
Perteneciendo a la categoría cadetes, ocupaba el banco de la primera, mostrando sus habilidades. Sus pases de faja o de pique generalmente terminaban en conversiones. Al mismo tiempo, Lissarrague jugaba al rugby en el club Los 50, donde su padre era un prestigioso dirigente. Además, “Chechu” contaba con amigos que hacían todo lo posible para que se vuelque hacia el deporte de la ovalada.
En aquellos años, el deporte intercolegial contaba con un muy buen nivel y Tandil logró armar una buena selección de básquetbol y clasificarse para el Provincia de Bahía Blanca.
No obstante, nadie tenía a los tandilenses en cuenta para ocupar los primeros lugares. El equipo era integrado por Galotto, Polich, Domínguez, Basualdo, Laplace, Lissarrague, Ortega, Torterolo, Zeballos y Sánchez.
El torneo se dividió en cuatro zonas y Tandil jugó en Punta Alta. Ganó invicto su zona, derrotando a Mar del Plata, uno de los candidatos. La clasificación despertó sorpresa y los tandilenses finalizaron subcampeones, detrás de Junín y por encima de Bahía Blanca (tercero) y Pergamino (cuarto).
César Lissarrague jugó un par de años más al básquetbol, al rugby se volcó con sus amigos para terminar siendo dirigente del club de sus amores: Los 50. Nos dejó el imborrable recuerdo de su capacidad deportiva y el ejemplo de su vida. Jesús misericordioso, dadle el descanso eterno.