Nueve años después de la tragedia de Chapecoense: Ruschel contó cómo fue su regreso
El sobreviviente de Chapecoense habló de su recuperación física, el impacto emocional y su vuelta al fútbol profesional.
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Hace casi una década, el 29 de noviembre de 2016, Alan Ruschel vivió un episodio que marcó para siempre su vida y su carrera: la tragedia aérea de Chapecoense. De los 77 ocupantes del vuelo que viajaba a Medellín para disputar la final de la Copa Sudamericana, solo seis sobrevivieron. Ruschel fue uno de ellos. Hoy, capitán del Juventude de Brasil, reconstruye los momentos que cambiaron su destino.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEn una entrevista con Marca, el defensor recordó los segundos previos al accidente: “El piloto avisó que íbamos a aterrizar, hicimos una vuelta, otra vuelta, y nada… no aterrizábamos. De repente, se apagaron todas las luces del avión, quedó todo en silencio. Nadie gritó, no hubo pánico, solo esa sensación de ‘¿qué está pasando?’”. Tras la fuerte turbulencia y la alarma dentro del avión, su memoria se pierde: “Ahí ya no me acuerdo de más nada. Supongo que fue el momento del impacto”.
Ruschel detalló que su ubicación en el avión fue clave para su supervivencia. Una variación mínima en el asiento hizo que terminara junto a su amigo Follmann, también sobreviviente. “Sabía que sería un trayecto largo y elegí una fila detrás para acostarme. Un periodista tomó mi lugar y justo entonces Follmann me llamó. Cambié de sitio, viajamos juntos y ahí permanecí hasta el accidente”.
Tras el impacto, los rescatistas le transmitieron que entregó sus documentos y pidió que contactaran a su padre, mientras repetía que sentía frío y fuertes dolores en la espalda y el brazo. El diagnóstico inicial fue devastador: el médico consideró que no volvería a caminar. Sin embargo, en menos de diez días ya estaba de pie. “Por lo general, lesiones de ese tipo tardan 50 ó 60 días en permitir movimiento. Yo, en una semana, diez días, ya estaba de pie”, relató.
El aspecto emocional fue otro desafío. Al despertar del coma desconocía la magnitud de la tragedia y solo con la ayuda de un psicólogo pudo asimilar la pérdida de sus compañeros. El reencuentro con Follmann y Neto evidenció la profundidad del vínculo entre los sobrevivientes.
Ruschel también recordó cómo la casualidad jugó a su favor: un extravío momentáneo de su pasaporte lo dejó fuera de la semifinal y cambió los planes previos al viaje a Medellín. “Mi esposa expresó una ‘sensación extraña’, interpretada entonces como un vaticinio positivo para la final, ajenos ambos a lo que ocurriría después”, explicó.
La rehabilitación física fue un proceso gradual, pasando de volver a caminar, a correr y finalmente a jugar al fútbol. El retorno al alto nivel incluyó partidos amistosos con Chapecoense ante el Barcelona y la Roma, donde vivió experiencias inolvidables junto a figuras como Lionel Messi. “El fútbol me permitió aprovechar esa oportunidad de competir de nuevo. Después vino el partido contra la Roma, marqué un gol y esos partidos me prepararon bastante para el regreso oficial”, destacó.
A pesar de las dificultades, Ruschel asumió la capitanía en Chapecoense y colaboró en logros importantes, como la obtención del campeonato de Santa Catarina y el ascenso a la Serie B. Sin embargo, considera que su historia de superación no recibe el reconocimiento que merece: “Sobreviví, volví a caminar, regresé al deporte profesional y siento que la gente normaliza demasiado mi historia. Me gustaría que se apreciara más porque puede inspirar a otros”.
De cara al futuro, el defensor no descarta cerrar su ciclo profesional en Juventude, aunque mantiene un vínculo afectivo con Chapecoense. “Aquí en Juventude empezó todo para mí. Conseguí grandes logros como un ascenso y la permanencia en Primera División. Seguimos creciendo y estoy plenamente identificado con este equipo”, concluyó.