Sinner y Alcaraz, una final con clase: elogios, sonrisas y respeto en Roma
En una final vibrante y cargada de emociones, Carlos Alcaraz y Jannik Sinner se elogiaron mutuamente con gestos y palabras que dieron la vuelta al mundo. Más allá del resultado, los dos jóvenes demostraron que la grandeza también se mide en respeto
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La final del Masters 1000 de Roma dejó mucho más que un título: dejó una muestra ejemplar de deportividad entre dos de las mayores figuras del tenis actual. Carlos Alcaraz, flamante campeón, y Jannik Sinner, subcampeón y figura local, protagonizaron un encuentro tan vibrante como respetuoso, dentro y fuera de la cancha. “Habla en italiano. Lo entiendo perfectamente”, respondió Alcaraz cuando Sinner le preguntó si prefería el inglés o el español para dirigirse a él durante la ceremonia. Un gesto simple pero cargado de respeto, que provocó la ovación del público romano.
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Después del partido, ambos tenistas se dedicaron elogios sinceros que conmovieron a fanáticos, colegas y medios especializados. El italiano, que volvía a la competición tras tres meses de sanción, agradeció poder llegar tan lejos en su tierra natal y felicitó a su rival con palabras elogiosas: “Carlos, ¡bien hecho! Sin duda eres el rival a batir en París. En este momento, eres el jugador más fuerte en tierra batida”.
Alcaraz, por su parte, no se quedó atrás: “Nunca me cansaré de decirte que eres una persona y un deportista extraordinario. Has estado fuera del circuito y volviste de forma increíble. Felicitaciones a ti, a tu familia y a tu equipo”.
Más que rivales, referentes de una nueva generación
Lo que podría haber sido una final más en el circuito ATP, se transformó en una postal inolvidable de respeto y camaradería. Sin arrogancia ni resentimientos, ambos jugadores demostraron que también se puede competir al más alto nivel con nobleza, humildad y calidez.
El circuito no se detiene, y los dos volverán a encontrarse probablemente en Roland Garros, donde ya se perfilan como candidatos. Pero lo ocurrido en Roma deja una certeza: gane quien gane, el tenis está en buenas manos.