¡Ta-Ta, gol!: volvió a pedido del nono e hizo un doblete
Tras retirarse, Hugo Silva revió su decisión y volvió con dos goles. Su homónimo padre jugó en Gimnasia de Tandil y conduce los destinos del Maronese neuquino.

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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLa decisión era irreversible. A los 35 años y tras 17 temporadas, Hugo Silva (hijo) consideraba que era momento de colgar los botines. Se había quedado sin motivación pero más que nada entendía que había llegado el momento de darles lugar a los pibes en un Maronese que este año apuesta al recambio. Nada menos que el club que fundó, preside y dirige su padre. Ni siquiera el hombre fuerte del Dino, el que junto a su madre lo trajo a este mundo, lograba convencerlo de estirar su carrera a quien a la vez es empleado del BPN. Pero apareció su “vieja debilidad” a hacerle un pedido tan especial como conmovedor y no le pudo decir que no. “Tenés que jugar un año más”, le pidió su amado abuelo.
“Es que ya tengo 85 años y es el último Silva que voy a ver jugar, porque mi bisnieto es chiquito. Jugué yo al fútbol, jugó mi hijo Hugo, otro hijo Alejandro que lamentablemente falleció, ahora mi nieto. Era una pena que largara”, cuenta Don Oscar, con lágrimas en sus ojos, a LM Neuquén. ¿Cómo decirle que no después de semejante ruego? Por ello, y por lo que significa su nono para él, se produjo la impensada marcha atrás del delantero.
“Es un ejemplo de vida, de trabajo, de esfuerzo. Lo más preciado que tengo. Desde chiquito me guía y sin dudas él y mi abuela Juana son mi gran amor”, explica también emocionado Huguito.
Y lo que torna más atrapante esta historia es que el debut en el torneo local tras regresar alentado por su abuelo fue de película: hizo los dos goles del triunfo ante San Lorenzo (sí, justo el equipo homónimo del que ambos son fanáticos en primera división si bien esa es otra historia).
Y si no fue todo redondo se debió únicamente a la prohibición del ingreso del público a los estadios como medida preventiva por el coronavirus que afecta al país y al mundo.
“Me hubiera encantado verlo pero esta vez no pude por esa razón. Yo siempre me ubico en el mismo lugar, detrás del arco, del otro lado del alambrado, esperando sus goles. Miro el partido pero los ojos se me van solos para donde está Huguito. Lo mismo me pasa con mi otro nieto, Jair Silva, que dirige las inferiores”, explica el hombre que en sus mejores años, cuentan, fue un arquerazo.
“Es un personaje mi abuelo. Siempre me hace alguna crítica después de los partidos pero tengo en claro que es por jodón, a modo de broma. Y con los asados familiares, que hago yo generalmente, me vuelve loco. Me pone brasa, me saca, me dice ‘está muy alto eso’ jajaja”, revela entre risas el atacante, que se mantiene vigente a pesar del paso del tiempo.
Oscar fue letrista, pintor, albañil. Muy querido y reconocido en la zona, solía dejar impecables las instalaciones de Independiente, entre otros clubes. Y él también tiene una anécdota para compartir de su nieto.
“Tenía cinco años y un día vino a casa su padre, que jugaba en Cinco Saltos, con el técnico Comelles. Cuando se iban, Huguito le dijo: ‘Comelles, hay que pegarle así a la pelota…”. Y el tipo se sorprendió y le preguntó, ¿quién te enseñó eso? ‘Mi abuelo, el que más sabe”, le respondió el atorrante.
Se hicieron inseparables hace décadas en Tandil, donde vivía Oscar. A Huguito le encantaba visitarlo en los veranos. “Yo era re inquieto y travieso, pero él se reía, me bancaba en todas las travesuras, un grande en todo sentido”.
En el nombre del abuelo. ¡Ta-ta goool de los Silva!
Texto y fotos: Diario La Mañana de Neuquén