OPINIÓN
Un partido fuera de catálogo
La Selección Argentina ha ganado un partido inolvidable: jamás volverá a enfrentar a Marruecos bajo el incesante remolino de Tánger y habrá que ver cuántos de estos jugadores serán parte del plantel que irá a la Copa América y cuántos llegarán al Mundial de Qatar.
En ese contexto singular, único, irrepetible, en el show de la patada y con un árbitro a tono con un espectáculo espantoso, el gol de Ángel Correa representó lo único digno de encomio.
Desde la perspectiva del mero valor de un resultado, desde luego, un alimento necesario en general e indispensable en particular para Lionel Scaloni.
De ahí que lo haya celebrado como lo celebró el joven entrenador cuya presencia se corresponde con una de las páginas más insólitas de la historia del fútbol argentino.
¿Hasta dónde ha sido fecunda esta doble jornada de amistosos?
“Actitud, ganas, compromiso”, destacó Scaloni no bien dejó de rodar la pelota en Tánger y tras cartón responsabilizó al periodismo de estar demasiado pendiente del “esquema”.
Si se trata de un equipo de fútbol y de la Selección Argentina, ¿de qué cabría hablar si Scaloni es remiso a hablar de sistemas, esquemas, estilos, ideas?
¿De la actitud, de las ganas y del compromiso?
¡Pues eso mismo podría hacer un director técnico de Primera D!
¿De qué cabría hablar?
¿De qué convocó a un solo mediocampista de contención, Iván Marcone, para dispensarle un par de minutos protocolares?
¿De qué acumula una interminable selección de personal de arqueros que con Esteban Andrada y Juan Musso ya son ocho?
¿De qué el equipo no presiona ni muy allá ni muy acá, ni ataca de forma abierta, ni es rocoso, ni contraatacador, ni…?
¿De qué no hay puntas más o menos serias para deducir qué Selección pretende Scaloni y con cuáles intérpretes?
De eso podemos hablar o intentar hablar, habida cuenta de que hoy por hoy y hasta nuevo aviso todo, pero todo en la Selección es un intento, brumoso, confuso, pálido, disparatado y, en buena medida, penoso. (Télam)