"La universidad era un sueño": el testimonio de la secretaria de Osvaldo Zarini
En una entrevista durante el programa "Tandil Despierta", Lucía Colombo de Paz descorrió el velo de los recuerdos para relatar la gesta fundacional de lo que hoy es la Universidad Nacional del Centro. Como secretaria ad honorem del Dr. Osvaldo Zarini, Colombo de Paz fue una testigo y protagonista privilegiada de los años de utopía, esfuerzo y convicción que cimentaron la educación superior en la ciudad.
"La universidad era un sueño, era la jerarquía, era que las personas, los chicos o quien fuera, tuvieran a través de la enseñanza, de la educación, de la formación, su salida en la vida", afirmó Lucía, resumiendo la visión del hombre que lideró el proyecto, Osvaldo Zarini.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailSu vínculo con Zarini comenzó siendo ella una joven estudiante de magisterio. "Un día Osvaldo me llama fuera de la clase en el recreo para ver qué hacía en el resto de mis días", contó. Esa invitación la llevó a la Unión Tandilense de Educadores Nacionales, donde, sin saber escribir a máquina, aceptó el desafío. "Él me dijo: 'Yo le voy a dictar dentro de dos meses una carta y usted la va a tener que escribir a máquina'. Nunca me tomó el examen, pero yo aprendí", recordó entre risas.
Un equipo de visionarios y el motor de la comunidad
Lucía Colombo de Paz hizo especial hincapié en que Sarini no estaba solo. Mencionó a figuras clave como Marta Argúas, a quien describió como "un pilar de aquel momento" y "el motor" que impulsaba al grupo en los momentos de mayor dificultad. "Cuando nada aparecía, porque todo era utopía, entonces ella era el motor", subrayó, destacando la personalidad avasallante de Argúas para evitar "bajar la persiana" ante los desafíos.
El proyecto no solo se nutrió de la pasión de sus impulsores, sino también del apoyo de la comunidad. "Salíamos casa por casa y quienes más ayudaban era la gente humilde también. Eso es importante", destacó Colombo de Paz, pintando un cuadro de un esfuerzo colectivo que trascendía los despachos.
La cocina de la historia: anécdotas de un sueño en construcción
El relato de Lucía estuvo plagado de detalles que humanizaron la historia. Desde los muebles de la familia Vasolo que vistieron la primera sede alquilada en Rodríguez 1228, hasta los sillones de su propia casa que terminaron en la rectoría. "En mi casa habían comprado para el living esos silloncitos que se usaban de punta de plástico … fueron a rectoría", confesó.
La figura de Zarini se agigantó en sus palabras: un líder meticuloso que dejaba notas de trabajo diarias con un pensamiento inspirador. Frases como "Larga, Sancho, señal que cabalgamos", eran su respuesta a las críticas y a los obstáculos.
Uno de los momentos más tensos fue el viaje a Buenos Aires para inscribir al Instituto como universidad privada. El 7 de marzo de 1968 era la fecha límite. Colombo de Paz, junto a Toti Otero, llevó personalmente la documentación en un colectivo. El plan de Zarini era a prueba de todo: "Si se rompe el colectivo, hacer dedo y llegar … Si el ministerio llegara a estar cerrado, contactar un escribano y hacer un acta con todo el material". Afortunadamente, la misión se completó con éxito.
"Él tenía una visión social importante", reflexionó Lucía, recordando no solo la universidad, sino también el impulso de Sarini a proyectos como la centralita telefónica y su defensa de la ubicación de la terminal de ómnibus para el desarrollo de la ciudad.
El testimonio de Lucía Colombo de Paz, compartido entre sorbos de café y alfajores, no solo evoca la figura de Osvaldo Zarini, sino que rinde homenaje a todo un grupo de hombres y mujeres que, de manera desinteresada y con una profunda convicción en el poder transformador de la educación, sentaron las bases de una de las instituciones más importantes de Tandil y la región.